No estamos teniendo un año
demasiado favorable, por cuanto a lo largo de los últimos
dos meses hemos perdido a varios amigos, buenos amigos, que
nos hacen recordar aquello de que aquí estamos de paso.
Hace un mes, el día que me iba de vacaciones de Semana Santa
hacia mi tierra, diez minutos antes de coger el coche para
irme hacia el barco, me daban la peor de las noticias que me
podían dar en aquel momento, y que yo no hubiera querido
recibir jamás:”Ha muerto Guillermo, el marido de Nani”. Me
pareció algo inverosímil. No hacía ni dos días que me había
encontrado con él y aunque habíamos estado hablando poco
rato, yo lo había encontrado como siempre, con las bromas
que cada día me daba de :” a ver cuando recuperamos la Rato”
y “ ya debes ir aprendiendo a preparar todos los cables para
el equipo de retransmisión”.
Y qué razón tenía el bueno de Guillermo, porque en los cinco
años que estuve llevando el deporte en aquella “cadena”, no
hubo ni una semana que yo no tuviera que recurrir a
Guillermo para que me preparara unos cables a tono con lo
que iba a necesitar para el lugar desde donde yo iba a
retransmitir el partido del Ceuta, bien fuera en Algeciras,
en el antiguo Mirador, en Manacor metido entre el público,
en el campo del Alcoyano, donde entonces jugaba y muy bien,
Barrios ... etc.
Y como Guillermo sabía, ya por experiencia, que mis
conocimientos técnicos eran y siguen siendo nulos, lo
primero que hacía al principio de semana, cada lunes, para
que no hubiera luego que andar deprisa, era preguntarme:”
¿Dónde radias el domingo?”. A partir de ahí ya no tenía que
preocuparme yo de nada más que de coger el equipo el viernes
por la tarde:”Todo lo tienes preparado”. Eran siempre sus
palabras.
Quienes trabajaban entonces en la Cadena Rato, desde su
director Pepe Ríos, hasta José Manuel Domínguez, Mari Paz,
Higinio Molina, la propia Nani y yo, por supuesto, sabemos
el tipo de persona que era, sabemos el interés que se tomaba
por las cosas y sabemos que nunca miraba intereses
personales y particulares. Era, entonces, un jovencito de
esos que miran con ilusión hacia el futuro, que se entrega a
los demás y que él estaba contento si los demás podíamos
trabajar sin dificultades. Era un representante de la
juventud de verdad.
Y con el paso del tiempo no cambió en ese sentido. Jamás
hizo algo que pudiera molestar a los demás, jamás anticipó
nada en beneficio propio. Él era como era y yo siempre le
voy a recordar como un hombre de bien y como un amigo de
verdad. Yo le estoy y le estaré siempre agradecido. Todavía
conservo varios de los conectores que él me preparó y que
para que no se perdieran siempre me recomendaba tener un par
de ellos de reserva en un lugar al que sólo yo tuviera
acceso. Hasta de eso se preocupaba.
Desde el propio puerto, ya hace un mes, llamé a Nani para
darle el pésame y a lo largo del viaje en muchas ocasiones
me iba acordando de las muchas cosas que había compartido
con Guillermo. No recordé nada desagradable, y es normal,
porque con él no había circunstancias que pudieran molestar.
Desde aquí, e intencionadamente habiendo dejado pasar este
tiempo, tengo que decirle a mi buena amiga Nani que ella
sabe que siempre vamos a recordar a Guillermo, como era,
como una gran persona y como un modelo de compañero en
cualquier profesión.
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