Se ha celebrado, hace algunos
días, el Debate de investidura del presidente de España. Y
como era de esperar, cosa que conocíamos todos, se ha tenido
que ir a una segunda vuelta para que, Zapatero, sea nombrado
presidente de todos los españoles durante cuatro años.
La verdad es que no vi todo el debate porque, eso no hay un
dios que lo aguante, a no ser los interesados en el mismo y,
a veces, dependiendo quién o quiénes suban a la tribuna de
oradores. Hay algunos oradores, con perdón, que son
auténticos muermos repitiendo, una y otra vez, lo mismo como
si de un martillo pilón se tratase para, la final, decirle a
Zapatero,: ”aquí estamos para cuanto guste mandar,
presidente”. Que digo yo, si es qué puedo decir algo, que
para ese viaje no se necesitan alforjas y se evita, al
personal, tener que escuchar durante diez minutos el cuento
del alfajor.
Trate de conseguir, haciendo zapin los momentos más
importantes del mismo, entre ellos el inicio del presidente
en funciones, la intervención del líder de a oposición Rajoy
y, sobre todo, escuchar al hombre que me parece un gran
político, Duran LLeida.
A veces mientras escuchaba las intervenciones de Zapatero y
Rajoy, tenia la sensación de haberla escuchados antes.
Ahora, eso sí, tengo que destacarlo sus intervenciones
fueron como más descafeinadas, tomando como referente los
debates televisivos llevados a cabo, en campaña, por ambos
dos.
Y el ganador fue el mismo que en aquellos debates
televisivos, Zapatero. Rajoy pudo atacar, todos creían que
iba a hacerlo, pero el gozo de todos los que esperaban un
ataque del líder de la oposición, se quedo en un pozo. Rajoy,
desde mí particular punto de vista, en sus intervenciones,
le puso la replica, a Zapatero, como decían que les ponían
las carambolas al rey aquel o como vulgarmente se dice, se
las ponía a…. Lo cual fue aprovechando magistralmente por
Zapatero, y hasta se permitió el lujo de ironizar con Arias
Cañete, que no paraba de gesticulas desde su escaño, que no
imaginaba que él también quisiera liderar el Partido
Popular.
Sin embargo, en algunos momentos de la intervención de
Zapatero, creí verlo desconfiado, dubitativo, como no
estando muy seguro de si mismo, sobre todo en su
intervención frente a Duran LLeida. Quizás porque le
presidente consideró al portavoz de CIU el más peligroso de
los contendientes con los que tenía que enfrentarse. Ambos,
aunque CIU avisó de que no le votaría en la investidura, no
pararon de echarse flores mostrando, de esa forma, su
predisposición al entendimiento.
Viendo la actuación del representen de CIU no cabe, la menor
duda, que el entendimiento entre socialistas y CIU se
producirá, tanto en cuanto, Zapatero, se avenga a las
demandas de los catalanes. Cosa que, con toda sinceridad,
creemos se producirá porque el apoyo de CIU es de gran
importancia para los socialistas, que preferirán conseguir
el apoyo catalán aates que el apoyo que les pueda prestar el
PNV.
Los que desde luego los que tiene menos porvenir que un mono
con vértigo son los de ERC. El Carod y compañía han cogido
la cuesta bajo sin freno, y no cuenta para nada.
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