Dos dados restallan contra la mesa verde oliva, como de
colegial, y regalan sendas cifras que suman el número siete.
Este resultado hace continuar la historia. “Viernes por la
mañana. Se iza la persiana en la agencia de detectives y
aparecen en escena los sabuesos Warren, los hermanos Robert
y John, además de August. Corren los años 20 en Londres”.
Así comienza la narración de Cristina, una de los tres
‘master’ (narrador de rol) con los que cuenta el colectivo
ceutí ‘Alter Ego’, que organiza lo largo de tres fines de
semana, entre el pasado 11 de abril y hasta el 27 de este
mes, las ‘V Jornadas de Rol’ en la Casa de la Juventud.
Cristina guía a cuatro de los participantes, que crearán con
imaginación una historia basada en el libro ‘Mitos de
Cthulhu’, del escritor de cuentos de terror Howard Phillips
Lovecraft. Pero al fin y al cabo, “aunque la historia
comience en un punto concreto, marcada por un libro, son los
propios jugadores los que deciden por dónde irán sus
aventuras”, apuntó esta joven narradora.
El rol es una nutritiva alternativa de ocio en un mundo cada
vez más audiovisual, un juego de interpretación de papeles
con mayor libre creativa e interactividad que el teatro, que
nació en Estados Unidos durante los años 60 y con el que se
pretende “improvisar una historia, cuyo comienzo se conoce,
pero que no se sabe cómo termina”. Rafael Carabante, otro de
los narradores, advirtió de que “si todavía hay alguien que
no sepa qué es el rol, ha de pensar que todos hemos jugado
alguna vez, aún sin saberlo”. Y es que quién no se ha
recreado en el patio del colegio con la puesta en escena de
corsarios y piratas, o ha interpretado, de pequeño, algún
capítulo de su serie preferida de dibujos animados.
Evolución en el juego
En sus comienzos, este juego “no precisaba de fichas ni de
tablero, pero ha ido evolucionando” desde la publicación del
libro ‘Dungeons & Dragons’ a mediados de los 70, con la
adquisición de cartas y dados, y fue tomando forma hasta lo
que actualmente se conoce como rol de mesa. Ahora puede
verse “hasta trajes confeccionados por los propios
intérpretes” y las conocidas partidas de ‘rol en vivo’, que
se interpretan en la calle o en recintos al aire lbre, con
la caracterización típica de cada uno de los personajes
encarnados, “desde vampiros, hasta mutantes, pasando por
caballeros del Medievo o investigadores privados”. Sobre
esta última modalidad, Carabante comenta que no debe
compararse el rol como juego con la dramática escena del
‘asesino del rol’ que aconteció en Madrid en el año 94. “Si
una persona está enferma o tiene problemas mentales para
discernir entre realidad y ficción, llevará a cabo acciones
violentas en todos los aspectos de su vida cotidiana”. Y es
que lo visto en la segunda planta de la Casa de la Juventud
fue un sano ejemplo de diversión y buen rollo entre
muchachos de todas las edades. “Puedes ver a niños de ocho
años jugando con veinteañeros”, comentó Carabante, que hizo
de guía para este medio, puesto que el presidente de la
asociación, Juan Miguel Alcántara, se encontraba inmerso en
una partida de superhéroes y mutantes con muñecos de
reducido tamaño que emulan a diversos los personajes de la
saga Marvel.
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