Para desgracia de los ceutíes, muy
especialmente de los más jóvenes, el capítulo del futuro
campus universitario que la Ciudad pretende habilitar en el
antiguo acuartelamiento del Teniente Ruiz va camino de
convertirse en otro de esos eternos culebrones que, con el
paso de los meses y los años acaba sonando a rancio si no se
encuentra de una vez y a la mayor brevedad posible un camino
que sea capaz de poner de acuerdo a todos los agentes
implicados. Lo más extraño es que todas las partes parecen
estar de acuerdo en el fondo: a la ciudad le vendría muy
bien una infraestructura de estas características, a ser
posible con mayor capacidad y oferta educativa de la
actualmente existente. Cualquiera que haya pasado por un
campus, y aún sin haberlo hecho, por pura lógica, sabe de
las virtudes de concentrar en un espacio servicios similares
o relacionados entre sí como las facultades, un comedor y
residencia universitarios, una gran biblioteca… Duplicar
servicios sólo contribuye a encarecer la prestación en
general y, a veces, a que las partes, sumadas, no lleguen a
dar el nivel de calidad y eficiencia que darían unidas en un
solo cuerpo. El del campus nació viciado porque la Ciudad no
frenó la crítica contundente, de fácil calado y difícil
olvido de que toda la operación no era más que una operación
especulativa con tintes inmobiliarios. Lo peor. Desde
entonces poco se ha avanzado en concretar qué se quiere
hacer allí aparte de lo básico: un campus. Poco se ha
explicado sobre qué carreras se podrían implantar aquí,
sobre cómo se atraería a estudiantes marroquíes, andaluces o
de cualquier parte de España si se sabe especializar la
oferta adecuadamente. La Ciudad ha hecho muy bien esta
semana incluyendo en el debate de esa retahíla de proyectos
pendientes con la Delegación el del campus. Es urgente saber
qué grado de respaldo puede o quiere dar el Ministerio al
proyecto. El Gobierno ceutí debe apretar el paso para no
seguir perdiendo el tiempo. Es imprescindible poner las
bases para dar todos los instrumentos de desarrollo a los
jóvenes que hoy están terminando Primaria porque de ello
depende no saber ya los nombres de los parados de mañana.
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