Los datos oficiales aportados por la Ciudad Autónoma no
dejan lugar a dudas y confirman la tendencia de los
naturales de Ceuta a abandonar la ciudad para establecer
nuevos horizontes profesionales fundamentalmente en la
España peninsular.
La población natural de Ceuta, dada de baja por cambio de
residencia desde 1996 hasta hoy en día, confirma esa
tendencia. Un total de 9.916 caballas han decidido abandonar
la ciudad por muy diversos motivos, pero fundamentalmente
por “falta de oportunidades, crisis económica, carencia de
servicios o por reunificación familiar”, han analizado para
EL PUEBLO expertos sociológicos.
Tenemos ceutíes prácticamente en las 51 provincias españolas
restantes de nuestra organización territorial y, por tanto,
en todas las comunidades autónomas. Fundamentalmente
Andalucía, comunidad en la que se han diseminado 5.667
caballas a lo largo de los últimos 10 años. Las provincias
de Cádiz (2.494) y Málaga (2.056) son las receptoras
principales por ser las elegidas mayoritariamente por los
ceutíes que deciden reinstalarse en la península.
Madrid, Cataluña, Valencia y Canarias son las que le siguen
en números de ceutíes inscritos en los respectivos registros
con 758, 631, 590 y 398 respectivamente. En el mapa que
reproducimos se aprecia el número de ciudadanos ceutíes
repartidos por la geografía española.
Ceutíes de segunda generación
Han sido casi 10.000 los caballas que marcharon de Ceuta en
la última década. Es decir, casi una media cercana al millar
por año, lo que ha provocado un descenso de caballas
naturales y, por tanto, el tan famoso desarraigo que se
produce y que afecta fundamentalmente a la cada vez más
complicada tarea de mantener las tradiciones que han marcado
el devenir histórico de una ciudad que sociológicamente se
encuentra actualmente en un evidente proceso de
transformación inducido desde que el Estado hace 25 años
‘manipulara’ para siempre su realidad social.
Actualmente ya hay ceutíes de segunda generación en la
península. Son los hijos de cuantos han tenido que emigrar
por diferentes causas. Vástagos que han visto la luz en las
provincias de nueva residencia de estos ceutíes del éxodo.
Sólo en Barcelona, la Casa Regional calcula que entre sus
socios, al menos un centenar de ‘catalanes-ceutíes’ son
nuevos valores incorporados a la población con ascendentes
caballas. Algo que se repite sistemáticamente en todas y
cada una de las provincias del país donde se han afincado
ceutíes
Causas del éxodo
Principalmente, aunque otros factores también han influido,
la causa es la falta de oportunidades. Los jóvenes
universitarios que acaban la licenciatura de cualquier
especialidad no hayan la forma de incorporarse al mundo
laboral en su lugar de nacimiento. Son muy pocos [niveles
casi imperceptibles] los que consiguen estabilidad laboral
en su ciudad.
Por otro lado, los ceutíes jubilados [que han logrado
obtener una segunda vivienda en la costa] acaban por cruzar
el Estrecho definitivamente, o bien reunirse con sus hijos
previamente instalados en cualquier punto de la geografía
peninsular o insular.
Mención aparte para los empresarios. A nadie le ha pasado
desapercibido el cierre de de comercios históricos de la
ciudad en los últimos dos lustros. El capital, siempre
temeroso, no soporta los vaivenes y las inseguridades
políticas que se han producido en la última década. La falta
de competitividad, el notable descenso de la economía ceutí
donde el Bazar dejó [desde finales de los 90] de ser el
motor, ha sido causa de éxodo empresarial [principalmente
Canarias] hacia lugares de mayor estabilidad administrativa.
En la pérdida de población ceutí se evidencia unos niveles
amplios en el trienio 2000 -2003 donde se concentra el mayor
número de abandono de la ciudad. Sin desdeñar otros motivos
a considerar, la ‘persecución’ del Ministerio de Hacienda
hacia la histórica forma de importar de los empresarios
ceutíes con un modelo fiscal en claro ‘Off Side’ por la
incapacidad de implantar mejores métodos operativos,
implicaron una lluvia de denuncias administrativas por, nada
menos, que “contrabando”. La exención en el territorio del
abono del Impuesto sobre el Valor Añadido y las constantes
peticiones de devolución de IVA fue, según analistas
económicos, el motivo de la intervención de Hacienda. Hecho
que culminó con la acusación sobre varios empresarios
ceutíes de un delito de contrabando y con la intervención de
la Cámara de Comercio y de la Ciudad Autónoma ante las
instancias del Estado [esta situación aún colea en los
tribunales]. Por tanto, la huida de algunos inversores a
territorios más “seguros”, fue una constante en los tres
primeros años del nuevo siglo.
¿Desarraigo?
El éxodo de la población natural de Ceuta, casi 10.000 en la
última década, provoca un preocupante desarraigo que las
administraciones deberían atajar con políticas de futuro
claras y definidas. Más allá de afirmar que “hay más vida al
otro lado del Estrecho” que dijo el delegado del Gobierno,
los analistas informan de que debe propiciarse escenarios en
los que los “mejores” [ceutíes especialistas, profesionales
en cualquier sector] encuentren en su “ciudad natal un lugar
de estabilidad profesional y laboral”. El peligro que se
está corriendo, “ya es una evidencia”, se centra en que para
cubrir puestos de mayor enjundia se acude a la importación
de profesionales que llegan a la ciudad a “cubrir el
expediente”.
Mientras esto ocurre, en Ceuta permanece mayoritariamente
una población que, por causas a analizar con mayor
profusión, se encuentra en unos niveles de preparación,
cuanto menos, limitada afectando como consecuencia de ello a
las tasas de desempleo, que intentan paliarse con planes
específicos que no cuajan ni se relacionan con una mayor
productividad.
Campus universitario, mejores condiciones fiscales y de
apoyo administrativo a la inversión y un trabajo eficaz
sobre el modelo económico de Ceuta, junto con un mejor
servicio pueden ser medidas que unido a la especial
protección de nuestros JASP [jóvenes aunque sobradamente
preparados], pueden ser la base para evitar en el futuro un
desarraigo total de la histórica población ceutí
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Frenar la sangría
El estudio que acomete el diario
El Pueblo de Ceuta, centra la atención sobre un fenómeno
poco investigado, pese a la innegable trascendencia que el
mismo tiene sobre el devenir social y económico de nuestra
ciudad: el éxodo de la población de origen ceutí hacia otras
ciudades del territorio español. Pese a que el trabajo no
despeja algunas incógnitas que ayudarían a comprender mejor
el fenómeno tales como el nivel de estudios; la profesión;
el sexo o el estado civil de los ciudadanos afectados
–ampliación que animamos a que se produzca en sucesivas
ampliaciones del trabajo- los datos suministrados nos
permiten una primera aproximación a dicho fenómeno.
El desarraigo que estos movimientos poblaciones provoca
tiene unas causas inmediatas –falta de oportunidades, crisis
económica, carencia de servicios, reunificación familiar-
como acertadamente señala el articulista, pero creemos que
no son las únicas que impelen a los ceutíes a desgajarse de
la tierra que los ha visto nacer y de su entorno personal.
De hecho muchos profesionales cualificados, médicos por
poner un ejemplo cercano y conocido por todos, se ven
obligados a pedir traslado a otros lugares por carecer en su
lugar de trabajo de los recursos materiales necesarios para
desempeñar con la eficacia y seguridad que la naturaleza de
su función precisa.
Las escasas posibilidades de formarse, en el caso de los
jóvenes que comienzan, o de completar la formación ya
adquirida, que es el caso de los profesionales (médicos,
arquitectos, abogados, ingenieros…), debido a una oferta
universitaria insuficiente y con incipientes
infraestructuras y a una formación de post-grado apenas
existente, coadyuvan al agravamiento del problema.
Cierra este cuadro las dificultades que encuentra el
empresariado ceutí para poder remontar con éxito la crisis
económica, debidas, fundamentalmente, a la poca flexibilidad
del actual régimen fiscal y a la existencia de una
legislación fiscalizadora de las importaciones, a nuestro
juicio, obsoleta y que se desvía de la finalidad a la que
debería servir, circunstancias todas ellas que provocan un
estrangulamiento de la actividad comercial que obliga a
buscar otros horizontes geográficos en los que el empresario
pueda desempeñar su trabajo con una mayor seguridad
jurídica.
Coincidimos con el articulista en que es imprescindible
adoptar, de manera inmediata, políticas que frenen esa
continua sangría de activos humanos porque éste activo es el
fundamental para consolidar una estructura productiva que
–con un nivel profesional adecuado a las necesidades de
nuestra ciudad y una afectividad a la tierra como la que son
capaces de desplegar los oriundos- haga posible alcanzar en
el futuro las cotas de progreso y bienestar de las que
disfrutaba antaño nuestra ciudad.
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