Cuando van pasando los años, y con
ellos los cambios de gobierno dependiendo, esos cambios, de
qué partido gane las elecciones, vamos comprobando como
muchos de los grandes políticos, de esos de los llamados, en
el buen sentido de la palabra, animales políticos, van
desapareciendo de la política dándole paso a unos nuevos
que, en la mayoría de los casos, no les llegan ni a la suela
de los zapatos a los que se fueron.
Estas cosas pasan no sólo en los partidos políticos sino
incluso en empresas privadas. Es más, yo diría que pasa en
todos los órdenes de la vida, tanto en cuanto, al frente de
algo haya un personajillo de medio pelo, sin tener
conocimiento de nada, pero al que le han regalado la gorra y
el pito con mando, por esas bromas pesadas que tiene la
vida.
Por pura lógica y ante el temor de que personas más
inteligentes le puedan hacer sombra e incluso arrebatarle el
puesto luchan, con todas sus fuerzas, por deshacerse de
ellos en el menor tiempo posible.
Con esta actitud, de los de la gorra y el pito, cometen el
más grande de los errores al deshacerse de los que más
saben, cuando lo que deberían hacer es rodearse de todos los
más inteligentes, porque, al fin de cuentas, los éxitos
siempre serían del manda que es el cabeza de serie. Pues,
nada, no se enteran porque su escasa inteligencia, en el
supuesto que tengan alguna, y su incapacidad para ocupar el
puesto de manda sólo ven, en todos esos inteligentes de
verdad, enemigos a los hay que batir por todos los medios a
su alcance, Y ya se sabe lo que dice el refrán, al enemigo
ni agua.
Es fácil de comprobar como han ido desapareciendo, del mapa
político, todos esos considerados en sus partidos y, sobre
todo, por la gente de la calle, auténticos animales
políticos. Y que conste, en acta, que esas desapariciones,
del mapa político, no sólo se han dado a nivel nacional,
sino también en cualquier pueblo de España, incluso en los
de menos habitantes.
Y todo ello se ha dado desde la llegada a mandas de los que,
en su día, sin saber las causas o motivos, recibieron la
gorra y el pito con mando. Una pena, pero así es el mundo de
la política, donde quien consigue un sillón sin mérito
alguno, lo primero que tienen en mente es acabar con todos
aquellos que estén más preparados que ellos, les vayan a
quitar el sillón del poder. Y eso, el quitarles el pito y la
gorra con mando o el sillón donde ponen sus posaderas, no lo
van a permitir bajo ningún concepto.
Haciendo un poco de memoria, tampoco hay que forzarla mucho,
irán apareciendo en sus mentes, nombres de personajes,
auténticos animales políticos, que fueron mandados al
ostracismo por los de la gorra y el pito, apartándolos de lo
que hubiese sido, sin duda alguna, una brillante carrera
política como habían venido demostrando desde los puesto que
ocuparon en la vida publica, donde tenían algo de mando en
una parcela determinada.
Sí, lo sé, pero no voy a dar nombre alguno, porque si doy
nombres, además de haberlos mandados al ostracismo político,
serían declarados enemigos públicos de su propio partido.
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