Profesor de Arqueología de la Universidad de Cádiz, Darío
Bernal, es uno de los responsables de la prospección
arqueológica y estudios en la ‘Cabililla de Benzú’. Además,
forma parte de un grupo de investigación que trabaja desde
hace más de 20 años en los hallazgos del Estrecho de
Gibraltar desde el punto de vista marítimo, para tratar de
rastrear toda la información posible con relación a los
grupos humanos asentados en ambas riberas del Mediterráneo,
desde el Paleolítico hasta finales de la Antigüedad, que
alcanza hasta la época visigoda. Ayer ofreció en los salones
de la Uned una conferencia sobre el nexo de comunión que
existió en la época romana entre el sur peninsular y el
norte africano.
Pregunta.- Según los hallazgos arqueológicos y las
prospecciones realizadas por su grupo, ¿hay algún nexo entre
las poblaciones de Ceuta y del sur de la Península?
Respuesta.- Efectivamente, cosa que demuestra la amplia
documentación con que se cuenta de estas zonas. Y cuanto más
reciente sea el período del que hablamos muchas más
evidencias hay. En la época romana, por ejemplo, hay
muchísimas evidencias: en Algeciras había una ciudad,
llamada Iulia Traducta, que es el resultado de un traslado
de población de habitantes de la ciudad de Sibylia, que
actualmente está en el entorno de la ciudad marroquí de
Asilah.
P.- ¿Cómo se ha llegado a esta determinación?
R.- Tenemos constancia de que la cerámica producida en la
terraza hispánica era precisamente la misma cerámica de mesa
que utilizaban los romanos en todo el norte de África, como
en Lixus y en Tamuda, así como en todas las factorías de
salazón que funcionaban en el litoral marroquí. Esto se
repite en el caso de las ánforas de transporte o envases
utilizados para el comercio de ultramarinos, del vino, del
aceite y delo salazón de pescados, que también se encuentran
con mucha frecuencia en las ánforas producidas en la
Penibética marroquí y viceversa.
P.- ¿A qué época se remonta este movimiento de personas
entre ambas riberas?
P.- Nosotros hablamos del ‘Círculo del Estrecho’, que no es
un epíteto nuevo, sino que ya durante la época del
protectorado el profesor Miguel Tarrader se dio cuenta de
estas profundas relaciones arrancan, al menos, de época
fenicia, en el siglo VIII antes de Cristo.
P.- ¿De qué zonas hablamos?
P.- Estas localizaciones relacionadas en la Antigüedad eran
dos provincias, la malacitana -sur peninsular- y astigitana
-norte de la actual África Occidental. Piense que, cuando a
principios del siglo III se lleva a cabo una
reestructuración administrativa del Imperio Romano, tanto la
parte astigitana como la malacitana quedaron bajo ese
cinturón, donde también está la Península Ibérica y además,
se encuentran las Baleares. A esta unión administrativa se
le llamó Diócesis Hispaniarum, incluidas siete provincias.
Esto está apuntalado con muchísima documentación literaria,
epigráfica y monetal.
P.- ¿Existen pruebas sobre la producción de monedas entre
ambas orillas?
R.-Hay muchísimas ciudades en el Marruecos actual que emiten
monedas que son muy similares a las monedas que se acuñan en
el litoral peninsular. Esto nos permite confirmar las
profundas relaciones entre ambas riberas.
P.- Para afirmar que existe una relación entre el sur
peninsular y el norte de África, se supone que habrá
prospecciones en esta zona, ¿no?
R.- Desde hace algunos años estamos trabajando en algunos
yacimientos del norte de Marruecos más próximo a Ceuta, para
tratar de aunar la perspectiva de lo que llamamos el
‘Círculo del Estrecho’, que se trata de un antigua región
histórica, hoy en día separada por la geopolítca
internacional, por la delimitación de las fronteras entre
países y ciudades. Por eso no tiene mucho sentido tratar de
descubrir lo que ocurrió en la costa africana, en Tánger por
ejemplo, sin asomarnos a la otra orilla.
P.- Hablando de las inmediaciones de Ceuta, ¿cómo van los
trabajos en la Cabililla de Benzú?
R.- En el yacimiento de Benzú se ha trabajo de forma muy
intensa desde el pasado 2001, momento en que se descubrió.
Volveremos este año en septiembre. Este proyecto presenta
una peculiaridad notable, ya que el lugar tiene dos partes:
un abrigo de época paleolítica, y una cueva de época
neolítica, que forman las zonas de épocas más antiguas del
yacimiento. Además, los niveles paleolíticos, que son los
más antiguos, presentan una conservación verdaderamente
excepcionales.
P.- ¿Goza, entonces, de buena salud este hallazgo?
R.- Eso es. El depósito no es sedimentario, sino que está
muy endurecido, en forma de brechas carbonatadas, de manera
que todos los materiales y restos de industrias que
utilizaban los cazadores y recolectores en esta época. Están
depositados en sus estratos correspondientes, así como
segmentados, asociados a restos orgánicos de sus
correspodientes épocas y muy pocos yacimientos en el entorno
son los que presentan esta particularidad, estando de una
forma tan ordenada. De ahí, la importancia de la cueva y del
abrigo de Benzú.
P.- ¿Cuál es la metodología de trabajo en la Cabililla?
R.- La cronología del yacimiento es muy ambigua, por eso se
han llevado a cabo una serie de dataciones cruzadas, usando
métodos relativos y absolutos. Hoy en día sabemos que el
origen de la ocupación humana en Benzú está en torno al
250.000 antes de la Actualidad. En los restos arqueológicos
que aparecen esta zona y que se vinculan con la cultura
musteriense, presentan una antigüedad mayor que la atribuida
a este horizonte cultural en otros ambientes. Por otro lado,
en el abrigo se ha establecido una fecha del 70.000 antes de
la Actualidad.
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