Acudo, por esta sola vez, al Camp
Nou invitado expresamente. No me cabe duda de que el equipo
que representa al F.C. Barcelona no merece este formidable y
magnífico estadio. Lo de menos es el empate ante el Getafe.
El público, como yo, está harto de las patochadas de unos
jugadores millonarios y la pañolada que estalló al finalizar
el partido fue de registro histórico.
Del Ceuta no puedo opinar, desde que alguien me dijo que
traía el gafe conmigo y cuando asistía a los partidos en el
“Alfonso Murube”, o bien empataba o bien perdía. Si no
asisto entonces el Ceuta gana… por ello mejor no asistir, a
ver si se hace el sueño de la entidad y asciende de una puta
vez a la División de Plata. Engrandecería el nombre de la
ciudad. Para gafes estoy yo, que utilizo gafas.
El “Madrí” está de suerte, vuelve a tocarle árbitros
indigeribles que pitan cosas fantasmales y dejan de pitar
cosas tangibles y reales que hasta un trabajador de la ONCE
vería sencillamente como un apoyo descarado y directo al
equipo blanco de la capital.
No me negarán que el gol anulado al Mallorca era un gol como
una casa, o al menos un clamoroso penalti del chulo Sergio
Ramos sobre el jugador mallorquín. Eso de venir como un
tornado desde atrás y asaltar por la espalda con los pies
por delante en tremenda plancha revertida es de tarjeta roja
y penalti como una catedral… más penalti aún el ocasionado
por Cannavaro con una clamorosa mano en jugada torera de
pase de capea tocando de lleno al balón en vez de las astas.
Lo que digo siempre: el árbitro es el jugador número 12 del
“Madrí”. Nos toca sufrir lo mismo de siempre.
Tal vez se extrañen Vds. de que mi incursión en temas
deportivos sea ahora, en contra de mi postura de siempre,
pero es que desde que estoy enterándome de otras clases de
patochadas de nuestros políticos, casi me da vergüenza ajena
escribir opiniones sobre ellos.
Por lo que hoy sigo con el deporte. Terrible resulta la
actual situación de la familia olímpica internacional, ¿no
creen?, con la incursión de la política en el olimpismo nos
recuerda aquellos tiempos hitlerianos y soviéticos de
boicots y plantones.
Lo primero que me choca, en esas posturas de los mandamases
olímpicos, es la decisión de conceder la organización de los
Juegos Olímpicos a un país donde no existen los derechos
humanos, ni siquiera en papel de wáter, y donde se permiten
ocupar otros países invadiéndolos a gusto de los chinos.
Aquellos tiempos idílicos del Tibet, Birmania, Cachemira,
Laos, etc. desaparecieron bajo el mantón rojo del comunismo
chino, invadiendo esos países de manera artera con el envío
de miles de inmigrantes que fueron tomando posiciones hasta
que llega el momento de enviar el ejército… no quiero pensar
si ese sistema lo están utilizando los miles de chinos que
vienen a nuestro país, comprando o alquilando miles de pisos
y locales, cuando en su propio país no tienen ni un mísero
renmimbi (yuan, moneda china conocida como “moneda del
pueblo” puesta en circulación cuando triunfaron los
comunistas en la Guerra Civil China en 1949) con el que
comprar una cañita de bambú.
Cabe destacar que hubo un momento en la historia del
olimpismo en que descolló la postura de la gran familia
olímpica ante la candidatura del país del “apartheid”,
Sudáfrica, y ese momento se contradice con la actual postura
respecto a China. Ya vemos que un país de 1.313.973.713
habitantes (parece la cifra de un premio de euromillones)
está controlado por unas pocas manos con total desprecio de
los derechos humanos aquí y en Pekín.
¿Aquí?, porque vemos cómo trabajan… como chinos.
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