Los nervios con los que cada temporada se afronta la recta
final de Liga han provocado que tanto Mérida como Alcalá
decidieran prescindir de sus técnicos en busca de un último
revulsivo. La primera entidad en tomar la decisión fue la
extremeña que, al margen de otros motivos como las últimas
derrotas ante Ceuta y Linares, cesó a Fabri por decir que
deportivamente el equipo había cumplido con creces las
expectativas. Algo que no gustó a la directiva, nombrando al
yugoslavo Goran Milojevic, que antaño defendiera los colores
emeritenses como futbolista.
Por su parte, ayer martes, fue el Alcalá el que tras los
últimos resultados negativos decidió despedir a Antonio Gil.
Una medida con la que “se pretende buscar un revulsivo
dentro de la plantilla, para salir de la situación tan
complicada por la que estamos atravesando en estos
momentos”. Reconociendo que “es muy importante contar con el
apoyo de nuestros aficionados, sin los cuales nunca
podríamos haber conseguido los éxitos deportivos de nuestra
historia más reciente”, concluyó el comunicado. Movimiento
en los banquillos de los dos últimos rivales del Ceuta.
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