El diario digital ‘El Imparcial’ de Luis María Ansón ha
vuelto a poner el dedo en la llaga y se ha aventurado a
afirmar [con lógica analítica añadida] que los pasos que se
dan en Ceuta y Melilla en relación con las actividades
socio-económicas y ahora militares, formarían parte de un
plan preestablecido que se habrían marcado, José Luis
Rodríguez Zapatero y Mohamed VI para llegar finalmente a un
escenario de cosoberanía hispano-marroquí sobre las ciudades
de Ceuta y de Melilla.
El diario digital ‘El Imparcial’ dirigido por Joaquín Vila y
presidido por Luis María Ansón publicó en su estreno en la
red, el pasado 21 de enero, la información exclusiva en la
que se señalaba que, en caso de ganar las elecciones,
Rodríguez Zapatero pretendía negociar con Mohamed VI el
futuro de Ceuta y Melilla.
La estrategia diseñada por La Moncloa se basa en una “hoja
de ruta” con acuerdos políticos, económicos y sociales que
desembocaría en una fórmula de cosoberanía hispano-marroquí
sobre las dos ciudades.
En su edidión de ayer, el subdirector, Enrique Montánchez,
que había llevado la sección de Defensa en La Razón, junto
al corresponsal en Marruecos, Pedro Canales, han
interpretado, no sólo la noticia de la reducción de
militares en ambas ciudades, sino las declaraciones del
delegado del Gobierno, Jenaro García Arreciado a nuestro
diario.
La decisión del Ministerio de Defensa de reducir en más de
la mitad el número de oficiales y suboficiales destinados en
ambas ciudades sería la condición imprescindible exigida por
Marruecos, previa a cualquier negociación sobre el status de
las dos ciudades, según confirman fuentes militares. En una
primera fase, está previsto amortizar los destinos de 600
cuadros de mando, ha afirmado ‘El Imparcial’
El argumentario preparado por los responsables del
ministerio, dirigido hasta la fecha por José Antonio Alonso,
hace mención a las dificultades para reclutar tropa
profesional destinada a ambas plazas y a la desaparición de
cualquier tipo de amenaza militar proveniente de Marruecos.
La reorganización militar en Ceuta y Melilla afecta a
cuadros de mando del Ejército de Tierra, a los que Defensa
buscará acomodo en unidades de la península y archipiélago
canario. En medios militares se señala que el descontento
provocado por el anuncio de esta medida será, junto al
rechazo a la Ley de la Carrera Militar, los dos problemas
graves que deberá afrontar el nuevo o nueva titular de
Defensa.
Misiones a la baja
En los dos últimos años se ha apreciado una reducción
importante de las misiones llevadas a cabo por las
guarniciones ceutí y melillense. Dicho recorte coincidió con
el nombamiento del teniente general Pedro Pitarch (en la
actualidad jefe del Eurocuerpo) como jefe de la Fuerza de
Terrestre del Ejército, de la que dependen las unidades de
Ceuta y Melilla. Pitarch, uno de los generales en sintonía
ideológica con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, fue
nombrado para este puesto clave en sustitución del teniente
general José Mena Aguado, cesado de forma fulminante y
enviado a la reserva con motivo de criticar en su discurso
de la Pascua Militar de 2006 la reforma del Estatuto de
Autonomía de Cataluña, -recuerda el diario digital-
Durante los meses siguientes se comentó en medios militares
cómo el teniente general Pitarch sustituyó al Estado Mayor
de la Fuerza Terrestre así como los cambios introducidos en
las misiones disuasorias planteadas ante eventuales amenazas
procedentes del sur. Se redujeron, sobre todo, las
operaciones de inteligencia electrónica llevadas a cabo
desde el Mando de Artillería de Costa situado en el estrecho
de Gibraltar, una de las que más molestaban a los generales
de Mohamed VI.
Medidas económicas
El delegado del Gobierno en Ceuta, Jenaro García Arreciado,
en una entrevista publicada el domingo 6 de abril en el
periódico “El Pueblo de Ceuta”, desvela unas sorprendentes
medidas que Rodríguez Zapatero pondrá en marcha para
garantizar el futuro económico de los ciudadanos españoles
residentes en ambas ciudades. -Y analiza el contenido de la
entrevista ofreciuda a nuestro diario- García Arreciado
explica que el Ejecutivo articulará un paquete de medidas
económicas que garantizarán también los intereses de los
ciudadanos de origen marroquí.
Por primera vez, se habla claramente de que es necesario
avanzar en el bilingüismo -español y árabe- tanto en la
enseñanza como en la administración. Y acude,
sorprendentemente, al ejemplo de Cataluña.
Hasta ahora, ni la lengua árabe, que se habla en Marruecos,
ni los dialectos beréberes de las poblaciones marroquíes
cercanas a Ceuta y Melilla, eran consideradas como “lenguas
oficiales” en ambas ciudades.
Igualmente el delegado del Gobierno se explaya sobre la
necesidad de que los inversores ceutíes, y por extensión
melillenses, entren en el mercado marroquí; y que hagan lo
mismo las profesiones liberales, como arquitectos, médicos o
abogados.
Para el portavoz gubernamental “hay que dejar de tener miedo
a Marruecos” y “terminar con la obsesión de tener que
defender la identidad permanentemente”, y, en consecuencia,
“superar la desconfianza” a ambos lados de la frontera.
García Arreciado recuerda que la población de origen
musulmán con nacionalidad española ha votado masivamente al
PSOE -de 14.000 votos cosechados por el Partido Socialista
en Ceuta, 5.000 corresponden a musulmanes, y una cifra
similar en Melilla- lo que, a su juicio, es la prueba
evidente del apoyo a Rodríguez Zapatero.
En este sentido -continúa el análisis- conviene recordar que
los españoles de origen marroquí, en la actualidad cerca del
49 por ciento de la población de ambas ciudades, que tienen
como máxima autoridad religiosa y espiritual a Mohamed VI en
calidad de Emir de los Creyentes, son los más interesados en
una fórmula de cosoberanía que les garantizaría sus derechos
como miembros de la Unión Europea sin perder sus vínculos
culturales y familiares con Marruecos.
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Peligrosas coincidencias históricas en torno a unas siglas
políticas
Definitivamente, no parece acertar
el PSOE mucho con Ceuta, pese a que lo intenta. El hecho
histórico de los desaciertos comienza en los inicios de la
Democracia cuando Alfonso Guerra y sus barones andaluces
decidieron prescindir de Ceuta y Melilla como parte
integrante de las provincias de Cádiz y Málaga
respectivamente. Corría el año 1978 durante el proceso
autonómico recién inaugurado en España. Sólo diez años más
tarde, con Felipe instalado en la Moncloa, Ceuta y Melilla
sufrieron la primera regularización masiva de extranjeros
conocida. Se repartieron con exceso de alegría varios miles
de nacionalidades [nunca se pidió que se conociera el
castellano, ni siquiera que se jurara la Constitución].
Medida que cambió absolutamente la realidad social de Ceuta.
No se apostó por el Puerto y sí por el de Algeciras recién
abierta la verja... Vasos de agua aparte, menos mal que, al
menos, nos visitó un presidente del Gobierno y... El Rey.
Está claro que el que no se consuela es porque no quiere.
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