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OPINIÓN - MARTES, 8 DE ABRIL DE 2008

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

Colegio para Leonor
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

La Infanta Leonor es alumna de la Escuela Infantil de El Pardo, una guardería subvencionada por la Comunidad de Madrid, donde acuden hijos de guardias reales y trabajadores de la Zarzuela. Pero, el 31 de Octubre cumple tres años y comenzará la Educación Infantil, por lo que necesita nuevo centro. Muchos colegios madrileños sueñan con tenerla en sus aulas.

Los hijos de la Infanta Elena van al “San Patricio”, el mejor colegio de Madrid, centro citado en mi anterior colaboración cuyas características son: privado, católico y mixto.

La cuestión es: ¿qué tipo de colegio debe acoger a Leonor? ¿A un centro privado, o público, como la mayoría de herederos europeos?

Los príncipes buscan afanosamente la respuesta, puesto que la mayoría de los colegios cierran el plazo de preinscripción. La decisión no es fácil. Han de moverse entre lo que es mejor para la educación de su hija y el ejemplo que se les exigen al tratarse de la futura heredera al trono. Estudian todas las posibilidades y piden opiniones a expertos.

Felipe de Borbón, su padre, comenzó sus estudios, con tres años, en “Santa María de los Rosales”. Una elección rompedora en la España franquista, ya que se trataba de un colegio laico. Un ejemplo de ello es que la asistencia a misa fuese libre. El prestigio de “los Rosales” subió como la espuma, pero tuvo que adaptarse a las peculiaridades del nuevo alumno (Control y vigilancia especiales: una patrulla de la Guardia Civil vigilaba la puerta, quedando de guardia por la noche en el interior).

La etapa escolar de la Princesa Leticia, fue distinta. Cursó la EGB junto a sus hermanas en el Colegio Público “Gesta 1 de Oviedo”. Estudió 1º de BUP en el Instituto “Alfonso II” también público, hasta 1987 que destinaron a su padre a Madrid e ingresó en el “Ramiro Maeztu”. Por escasez de plazas, tuvo que acudir al turno de noche, que acababa a las diez y media. Un problema que no tendrá la Infanta, cuya vida escolar seguirá pautas similares a su padre en cuanto a seguridad y protección de su intimidad.

Personalidades vinculadas a la formación del Príncipe y a la Monarquía, opinan, en su mayoría, que Leonor debe estudiar en un centro público, porque “lejos de vivir en una burbuja, se mezclaría con niños corrientes y conviviría con los ciudadanos que serán su realidad, enseñándole que de sus privilegios derivan obligaciones y su vida ha de ser ejemplar. Debe ir también recibiendo nociones de historia y protocolo”.

Una de las personalidades consultadas dice: “hay elementos de la enseñanza pública en España que no me convencen, como la seguridad, y, sobre todo, la calidad. Por eso entendería que fuese a un colegio privado, ya que, según la OCDE, el nivel de nuestra enseñanza pública está por debajo de otros países de la U.E. Ello explicaría que la mayoría de las monarquías europeas, excepto la inglesa (los príncipes han estudiado en el exclusivo “Eton Collage”) eduque a sus herederos en centros públicos. Así sucede en Holanda, Dinamarca, Noruega, Bélgica y Suecia.

Como dato curioso, muchos de esos colegios son religiosos: luteranos, católicos, confesión anglicana… Para Leonor, se aconseja un colegio “al menos con orientación religiosa”, aunque la mayoría se decanta por una enseñanza laica.

Otro aspecto destacado son los idiomas. Los expertos se inclinan por una enseñanza bilingüe: “es mejor que alterne español e inglés, también en el colegio para que adquiera toda fluidez. Importante es si debería seguir el ejemplo de Bélgica, donde los hijos del heredero aprenden el neerlandés, francés y alemán, que coexisten en el estado federal ¿Debe Leonor saber catalán, gallego y euskera? Lo consideran básico como futura reina; sería un gesto que dominara las lenguas de su patria.

Como hecho curioso, referencial al tema, en el curso 1988-89, en el centro de Profesores de Ceuta, asistí al curso denominado “Aprender Matemáticas jugando”, siendo ponente del mismo el profesor Ricardo García Soriano, conocido por sus alumnos como D. Richi. Había sido tutor-responsable del grupo-clase del Príncipe Felipe, en el Colegio “Santa María de los Rosales”, en las áreas de Matemáticas y Ciencias Naturales, cuando estudiaba 5º de la EGB. También impartió estas materias a sus hermanas Elena y Cristina.

Ricardo Soriano, aseguraba haber dado con el criterio general de divisibilidad de todos los números primos, algo que en Aritmética era impensable. Se consideraba un enamorado de las Matemáticas. Su teoría era la de hacer de esta materia un juego.

Había inventado muchos juegos para conseguir que la materia “entrara” bien a los alumnos y no la consideraran como un “ogro”.

Desde su experiencia como profesor de Matemáticas, Ricardo García Soriano, en aquellos momentos, ejercía como profesor de apoyo en un CEP de Madrid. Había desarrollado parte de sus teorías en libros como “Aplicación práctica de las Matemáticas” y “Las regletas de colores. Los cuerpos lógicos”, ambos editados por la editorial Escuela Española.

Sin duda que, Ricardo, hubiese sido un buen refuerzo para que la Infanta, al menos en Matemáticas, como su padre, las aprendiera jugando. Es difícil que así sea, después de haber transcurrido unos veinte años. Posiblemente el gran descubridor de la divisibilidad de los números primos, ya esté retirado de la actividad docente.
 

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