A yer tuvimos la ocasión de leer, en ‘EL PUEBLO’, una
extensa entrevista con Jenaro García-Arreciado. Es el
Delegado del Gobierno un hombre singular. De porte señorial,
al estilo de los personajes de las novelas de Galdós,
destila un aroma sureño, como un buen oloroso, con matices
de monte y playa. Lo de monte por que de vez en cuando se
tira a él y de playa por que suele ser suave en sus gestos.
Vamos, un lince ibérico de Doñana, que tan lejos no le
quedan las marismas.
No está claro que se sienta muy a gusto en Ceuta, acuciado
quizás por su soledad que sólo le alivia su inseparable
Cerdeira, que se ha pegado a él como una sombra.
Se le ve a D. García como de vuelta de todo, o sea, poco
dado a pelotear a nadie y con cierta “deslengüez” propia de
esa misma condición de veterano difícil de sorprender. Y ya
se sabe que la teoría oficial es que los Delegados del
Gobierno no pueden expresar opiniones de claro cariz
político, porque en tal caso ensucian la institución que
debe representar a todos. Estupidez esta como otras muchas
que se permiten algunos decir sin rubor, llamando sectario a
quien no lo es más que ellos, negando al Delegado del
Gobierno, por el hecho de serlo, la capacidad de opinar
libremente, ya sea en su nombre o en el del Gobierno. O sea,
que el Delegado del Gobierno no debería meterse en política.
Y de ser así, ¿Por qué los cambian cuando hay cambio de
Gobierno?.
Es refrescante la libertad que se gasta García Arreciado,
incluso cuando mete la gamba (de su Huelva del alma), que lo
hace más a menudo de lo que Cerdeira desearía, ese hombre
que no se quita el traje ni “pa echá la ziesta”, y es
igualmente refrescante divisar esa sonrisa de reojillo que
permanentemente luce ante quienes solemnizan lo obvio más
allá de lo necesario, como si tener un carguillo le hiciese
a alguien más o mejor que a los demás: traje oscuro, corbata
casi nunca a juego y sonrisa profidén, con la frase tópica
copiada de otro, interesándose por tu familia a la que ni
conoce ni le importa un huevo, como si lo de Vivas lo
pudiese hacer cualquiera. Y ante todo ese sin fin de
insoportable catetismo, el Delegado emerge con su sátira
marinera encendiendo a más de uno que, como bien decía
nuestro héroe de hoy, no puede evitar embestir cuando ondea
el trapo rojo delante de su cara. Erkoreka también ha
llamado cabestro a Bono, Presidente del Congreso de los
Diputados y, total, nada.
La sensación de “un poquito vago” que transmite, no le ayuda
consolidar su imagen de estadista para Ceuta, pero ¿para qué
va a esforzarse alguien que con dos aires y medio ademán
consigue sus objetivos?. Piensen ustedes en lo rápido que
patrocinó los resultados de Carracao en las últimas
elecciones generales, al que llegó a denominar Crack, un
crack claro está bajo su dominio, pues asesor suyo es y que
de crack tiene lo justo tras el varapalo que le dio Paco
Antonio, pero García Arreciado comparó rápida e
interesadamente los resultados de Toñi Palomo, en los que él
poco pudo influir (¡naturalmente!) por recién llegado, a los
de un joven por él aupado y dirigido y ya sin el lastre de
una estructura de partido que por rancia hubo que vender a
precio de saldo para cerrar. Y le contó rápidamente a
Zarrías, su mentor, lo bien que le estaban yendo las cosas
por Ceuta y los resultados de su gestión. Y así, sin más
trabajo que una buena finta de última hora, ha salvado su
responsabilidad y ha rentabilizado la visita de ZP y de
S.S.M.M. para su formación política.
Él si que es un crack.
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