Ayer, por el viernes, en la
tertulia improvisada en una sala anónima de un hospital
también anónimo de una ciudad no tan anónima pero casi, se
habló de múltiples temas que afectan a todo el amplio
espectro de una sociedad lejana de la perfección.
Uno de los temas, que tratamos en la mencionada tertulia,
hablaba de Ceuta y el Ejército, de las noticias y
declaraciones de los políticos ceutíes sobre la reducción de
tropas asentadas en la ciudad española ubicada en el
continente africano.
Sabido es que el Ministerio de Defensa está reconsiderando
la distribución de tropas y demás estamento del Ejército
español y en ello estoy de acuerdo por muchos conceptos.
Primero, el ejército está para defender el país de ataques
foráneos en plan de guerra o invasión ¿no?, pero hoy en día
al estar plenamente integrado el país en Europa y en la
OTAN, aparte de la ONU, cualquier incidencia que ocurra
estará defendida por los ejércitos que componen todo el
conglomerado internacional de Defensa, no sólo por el
Ejército español.
Segundo, es sobradamente conocido el miedo al país vecino de
la ciudad que ¿tienen? o quieren seguir implantando nuestras
autoridades entre la población para no sé qué oscuras
intenciones políticas y por ello salen a la palestras con
declaraciones fuera de todo contexto lógico.
Tercero, nuestros políticos ven también al Ejército como una
fuente de ingresos cómodos además de seguir manteniendo un
“status quo” impropio de nuestro tiempo, nuestra experiencia
y nuestra situación socio-política actual.
Cuarto, en caso de guerra o invasión no bastan las tropas
residentes en la ciudad para contener la supuesta
incidencia. Bien es sabido que desde la península reaccionan
con tiempo suficiente ante la alteración de cualquier orden
establecido internacionalmente (caso Perejil), con lo que el
establecimiento de numerosa tropa en la ciudad estaría de
más, además de estorbar el desarrollo de una supuesta
defensa del territorio.
¿Por qué?, porque Ceuta carece, a estas alturas del siglo
XXI, de infraestructura necesaria para desplegar, siquiera,
un pequeño ejército con el que hacer frente a cualquier
incidencia que altere la paz. Carece de pistas
aeroportuarias para permitir salidas repetidas de aviones de
combates… además de que no es necesario disponer de ellas
por cuanto al salir pitando un avión llegaría antes a las
Azores que al país vecino.
Carece de salidas rápidas, por tierra, en caso de urgencias
defensivas y por mar no es viable por cuanto carece de la
suficiente infraestructura de mantenimiento de naves de
carácter militar, por no hablar de las civiles, además de
que por su situación no es viable, tampoco, hacer un almacén
de armamento de peso.
El Gobierno local sólo puede usar el derecho al pataleo en
este caso, por cuanto las competencias de Defensa sólo
dependen del Ministerio del ramo a nivel nacional y el
interés que despliega actualmente nuestro Gobierno carece de
base o fundamentos claros y rotundos para exigir la
permanencia de un exagerado número de tropas en el
territorio ceutí.
Es para reír que declaren que tienen connotaciones
sentimentales y afectivas la permanencia o incremento de
tropas, si cuando participan en escaramuzas o batallas en
territorios invadidos, los sentimientos no cuentan
absolutamente para nada. Sólo sirve el único sentimiento no
reconocido como tal: matar o morir.
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