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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE ABRIL DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Ceuta y el Ejército
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Durante la década de los ochenta, corría con insistencia el rumor de que los socialistas estaban dispuestos a suprimir el servicio militar obligatorio. Lo cual produjo en Ceuta una enorme desazón entre los comerciantes. Pues los soldados gastaban mucho dinero en la ciudad. Comían, cenaban, alternaban en los bares, llenaban lo bazares... De modo que muchos negocios sobrevivían gracias a esa clientela amplia, disciplinada y que pagaba religiosamente. A esos militares se les sumaban, en bastantes ocasiones, la llegada de sus familiares. Quienes también ayudaban a la causa económica, durante sus visitas.

El rumor se convirtió en realidad cuando fue presidente José María Aznar. Y la noticia produjo la consiguiente inquietud entre cuantas personas vivían directa e indirectamente de una tropa que generaba riqueza en esta tierra. El hecho, qué duda cabe, acabó con varios negocios, mermó las ganancias de otros y obligó a varios comerciantes a obtener de sus establecimientos un rendimiento distinto.

La verdad es que, si no recuerdo mal, fue peor el tiempo de incertidumbre; es decir, ese tiempo donde los comerciantes oían hablar de la posible supresión del servicio militar obligatorio -e, inmediatamente, se les encogía el corazón-, que cuando Aznar dijo hasta aquí hemos llegado. La vida siguió y Ceuta fue a más, en todos los aspectos, a pesar de que ya no venían los mozos peninsulares a dejarse sus ahorros aquí o bien hacían que sus padres tuvieran que empeñarse...

Pues bien, ahora se ha desatado la polémica porque ha vuelto a circular otro rumor –antesala de la noticia- acerca de que habrá reducción de tropas. Y los políticos, en vez de hacer las averiguaciones correspondientes y cerciorarse donde deben de si es verdad que ello está previsto, han empezado la casa por el tejado. En una palabra: han comenzado a inquietar a la gente y a los profesionales que pueden verse afectados por traslados y demás cuestiones al respecto, con declaraciones absurdas y destinadas a poner a los pies de los caballos al delegado del Gobierno.

No es de recibo que se le diga mentiroso a Jenaro-García Arreciado. Ni tampoco que se soliviante a la población pregonando que el Gobierno lo que quiere es debilitar a Ceuta militarmente. Puesto que quienes lo proclaman parecen que aún no se han dado cuenta de que la campaña electoral ya acabó.

Ahora bien, Ceuta y el Ejército han marchado siempre en la misma dirección. Una necesidad que terminó siendo costumbre. Y al margen de la cuestión económica y de los puestos de trabajo que proporciona la milicia, hay algo fundamental: el Ejército es el atlante en el cual se sostiene la ciudad. Por ello, las palabras que Juan Vivas dice en su carta al ministro de Defensa en funciones, José Antonio Alonso, pueden ser calificadas, por quienes desconozcan la historia vivida al unísono por la población civil y la militar en esta ciudad, como exageración de un alcalde que ha aprovechado la ocasión para adornarse. Y no es así. Pues “el peso del Ejército en nuestra ciudad es, en comparación con el conjunto de la nación, singular y de naturaleza esencial”.

Lo que traducido significa: que las relaciones son excepcionales y fuera de lo común y absolutamente necesarias.

Nota: digan y escriban efectivos cuando corresponda.
 

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