Los sueños, esos sueños que, a
veces, ejecutas despierto dejando volar tu imaginación,
viendo el reportaje que mí compañero, Fernando Caracena, le
ha realizado a Carlos Chocrón para nuestro periódico, ha
hecho volar esos sueños despiertos, esa imaginación a hace
muchos años cuando tuve la oportunidad de conocer a un
auténtico caballero en toda la extensión de la palabra,
Carlos Chocrón.
Fue en un lugar mágico, la caseta del Rebellín que el Centro
de Hijos de Ceuta tenía instalada de forma permanente en el
Muelle Cañonero Dato, y la que cuidaba con todo el cariño
del mundo, María Miajas.
Fue una noche en esa magnifica caseta de feria de forma
semicircular y con olor a jazmines, cuando el presidente de
la entidad, mi buen amigo, Pepe Cosio, hizo las
presentaciones. Desde aquel mismo instante comprendí que
había conocido a un gran señor con un cariño desmedido a
todo lo ceutí.
Los años han ido pasando y nuestra amistad se ha ido
cimentando, a pesar de no tener el contacto directo desde
que desapareció el Centro de Hijos de Ceuta, donde ambos
solíamos coincidir en algunas ocasiones. Tengo que decir,
porque es de justicia decirlo que, siempre, me he sentido
orgulloso de que Carlos, me hubiese concedido su amistad.
Algo, en verdad, de lo que me siento orgulloso, de que este
auténtico, caballero intachable en todos sus
comportamientos, amigo de sus amigos, enamorado de esta
tierra y presto a hacer por ella todo cuanto esté en su
mano, me considere entre sus amigos.
Por todo ello, nada me ha extrañado esos seis mil árboles
para los bosques de Ceuta y que la presentación del reloj se
haya realizado en nuestra tierra. Era un homenaje que,
Carlos, quería hacer a la tierra que ama y que tenía en
mente desde que llegó a la presidencia del Rotary Club. El
2l de noviembre del 2007 se inició la campaña “un árbol,
legado para la generación futura”.
Este proyecto ha sido financiado por Joyería Chocrón y la
manufactura suiza de relojes Petek Phillippe, con la
colaboración del Rortary Club y la Ciudad a través de las
empresas municipales Obimasa y Obimace.
El proyecto se había plantado de forma que su finalización
se realizara en año y medio, pero las labores han ido más
rápidas de lo previsto y se va a acabar este domingo,
teniendo una duración de cuatro meses. Obras son amores y no
buenas razones.
Los hombres pasamos, pero la obras que realizamos, pensando
en beneficiar, con ellas, a las futuras generaciones, se
quedan. Esa es la grandeza de poder plantar un árbol o
escribir un libro.
Estas obras siempre quedarán para beneficio de los que nos
sucedan, para esas otras generaciones que nos precederán y
que, sin duda alguna, reconocerán el beneficio que aportamos
para una mejor calidad de sus vidas.
Dicen que para que un hombre deje huellas, a su paso por
este mundo, debe tener un hijo, escribir un libro y plantar
un árbol. Creo que, Carlos Chocrón, no sólo va ha dejar
huella por este árbol, sino por ser un caballero intachable
y un gran señor.
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