No está siendo el año más feliz
para la Justicia española, bien por los deméritos contraídos
en momentos pasados, o por las circunstancias actuales, con
el personal en huelga, no sabemos hasta cuando.
El primer aldabonazo lo ha dado la muerte de la niña de
Huelva, Mari Luz, a manos de alguien al que se le había
juzgado y condenado, pero esa condena por negligencia del
juez o del personal cercano a él, no se llevó a cabo.
Es este uno de los casos más escandalosos que puede darse en
un departamento que debe ser modélico en todas sus
actuaciones y que debiera haber ocasionado la dimisión en
cadena hasta la cúpula del propio ministerio. Pero aquí
nadie ha dimitido.
Sin embargo, posiblemente el juez en cuestión y todos los
demás, la incompetencia o el abandono que hubo, todos se
irán de rositas, mientras que la niña está ya enterrada y la
familia rota.
Por si esto fuera poco, los funcionarios de Justicia llevan
dos meses con movilizaciones y no parece que estén
dispuestos a que esto termine, a pesar de que los bolsillos
se empiecen a resentir.
Si no se llega muy pronto a un acuerdo, estamos convencidos
de que quedará paralizado, más de lo que viene estando, todo
ese departamento que sin unos funcionarios trabajando a tope
eclipsaría una actividad que debiera estar siempre al día,
pero que en contadas ocasiones lo está, sino que más bien
funciona hoy y ayer a ritmo de caracol. Un país sin una
Justicia en serio es un país de inferior categoría, eso que
nadie lo dude.
Dos meses ya, desde el 4 de febrero, lleva en pie la huelga
en los funcionarios de Justicia, y no están dispuestos a
dejar pasar esta oportunidad para hacer que se les
solucionen sus problemas.
El envite, repito, ha sido valiente y si hay TALANTE en las
altas esferas, sería exigible que se volviera a la
normalidad, aunque con las perspectivas de que seguirá el
mismo, al frente del departamento, es más que dudoso que se
llegue a un acuerdo de inmediato.
Estos son los verdaderos problemas, esto es lo que hay que
atajar desde los organismos competentes y no dejar que las
cosas se vayan emponzoñando cada vez más, sin dar una salida
que sea justa y que satisfaga a todas las partes.
Los sindicatos, aquí, tampoco han hilado muy fino y prueba
de ello es que de los “acuerdos” con el Ministerio de
Justicia no ha salido nada que convenza a los funcionarios.
En las altas esferas, para más INRI, ahora con los
preparativos de tomas de posesión, de composición del nuevo
Gabinete y de los “tratos” o tratados con grupos que puedan
aportar ayuda a la puesta en marcha de la nueva legislatura,
no queda tiempo para dar el carpetazo definitivo y zanjar el
problema.
Si ahora, en la composición del nuevo Gabinete, no hay
cambios en la Justicia, empezando por el ministro, preveo
que tendremos huelga para rato, y no es lo más potable en el
comienzo de una legislatura, en la que, de partida, la
economía va a ser el caballo de batalla, más lo que vaya
surgiendo de temas que quedaron en la anterior, no sólo
inconclusos, sino sin abordar de verdad.
Un país moderno, que quiere estar entre los serios de verdad
no puede permitirse que la Justicia esté en entredicho a
cada instante, porque de ser así este país no funciona. Son
los problemas del momento y ya veremos quien los da la
solución ya.
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