La profesora de la Universidad de Málaga, doctorada con un
estudio sobre El humor gráfico en el diario El País durante
la transición, ahondó en las malas praxis por las que se
vieron lastradas las noticias que se sucedieron a raíz de la
publicación de una docena de viñetas sobre Mahoma en el
suplemento cultural de un diario danés: “El reduccionismo
que impone la mezcla de espectáculo e información”, es
decir, que “las noticias tienen que ser supuestamente
breves, llamativas y amenas”, lo que es “incompatible con la
reflexión”; y la “servidumbre que impone la corrección
política”.
Según explicó Natalia Meléndez, la polémica que se vivió
durante aproximadamente medio año fue “un suceso con las
características de la sociedad de la información global”,
que “lejos de darnos conocimiento, fue lo contrario:
contribuyó al desconocimiento entre mundos”.
La profesora universitaria presentó durante su conferencia
la multitud de imprecisiones de un caso que “ejemplifica las
tendencias más perniciosas del periodismo”.
Meléndez explicó que, al contrario que se nos ofreció en los
medios de comunicación, no se trató simplemente de un choque
entre la libertad de expresión y el respeto a las creencias
religiosas, sino que “se entremezclaron cuestiones
políticas, sociales y religiosas, entre otras”.
La conferenciante documentó que el caso arrancó el 17 de
septiembre de 2005, cuando un escritor que no encontraba un
dibujante para una biografía de Mahoma hizo plantearse al
jefe de Cultura del danés Politiken ilustrar un artículo con
dibujos de varios ilustradores del país. El 30 de septiembre
se publicaron bajo el título de La cara de Mahoma una docena
de viñetas en el que nueve eran viñetas de humor; tres,
caricaturas y una ilustración. Tan sólo en una de ellas
había una visión reduccionista al identificar el Islam con
el terrorismo.
El artículo provocó un cierto debate en Dinamarca, pero es
cuando protestan varios embajadores de países musulmanes
cuando se comienza a desatar la polémica, con una
manifestación en Copenhague organizada por la Sociedad
Islámica Internacional.
Esta asociación realizó una gira por los países de Oriente
Medio ofreciendo un dosier manipulado en el que se dijo que
los musulmanes son perseguidos en Dinamarca y en el que
juntas las 12 viñetas con multitud de otras amateurs.
En la polémica entró también un periódico noruego de
ideología conservadora-católica, que reprodujo las 12
ilustraciones bajo la excusa de apoyar al diario danés.
“De esta forma”, señaló Meléndez, “la idea que se da es que
el diario danés es radical, cuando viene a tener un estilo
cercano a El Mundo”, además de que el Politiken ya se había
disculpado.
A raíz de estos hechos se suceden las amenazas y las
protestas, teniendo “el primer ministro danés que recordar a
los países musulmanes, que pedían un castigo, la libertad de
expresión”.
“Las primeras víctimas mortales se producen en febrero en
Siria, Irán, Libia y Nigeria”, señaló la ponente, que apuntó
a que los fallecidos podrían haber sido 140.
“La visión que trasladaron los medios fue sesgada, dando una
visión catastrofista”, lamentó Meléndez, “y mucha gente ha
opinado sobre los dibujos sin tener mucho conocimiento”.
“La elección de la mirada escandalosa o descontextualizada
evitó una reflexión; y la corrección política juzgó a los
humoristas gráficos como provocadores”, concluyó la doctora,
quien abogó por el “obligado respeto a los códigos
deontológicos y huir del sensacionalismos que, curiosamente,
acaba cercenando la propia libertad de expresión”.
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