Pasadas ya las elecciones generales, con su resaca y sus
efectos y tras el lógico parón en la actividad política
durante los prolegómenos de las mismas, había que transmitir
la sensación de que todo el mundo debía volver a ponerse las
pilas y a trabajar, sobre todo tras comprobarse que nada
había cambiado sustancialmente: el PSOE seguiría gobernando
en España y el PP seguía contando con un amplio respaldo en
Ceuta.
Vivas, que participó en la campaña de los populares de estas
elecciones generales en aquello que le pidieron, que si fue
poco o mucho fue el papel que le asignaron desde Teniente
Arrabal, es más bien poco aficionado a la política
partidista en favor de la política de gestión. Y es que esta
última trasciende a las cuatro paredes la sede de un partido
político y llega al conjunto de la ciudadanía y los impases,
inevitables por otra parte, derivados de procesos
electorales, no le gustan demasiado al no sentirse en su
medio natural y relajan en exceso a sus colaboradores a los
que luego cuesta espolear, teniendo que volver a una
realidad que a algunos no hace felices: que la confianza
otorgada a Vivas es fruto del trabajo y de la dedicación al
servicio de los demás y no del hedonismo intelectual al que
tanto se han aficionado algunos acompañantes.
Vivas, durante años, ha mantenido una actitud ante sus
conciudadanos que les cautivó y les llevó a otorgarle una
confianza inusitada anteriormente. Y es que el Presidente ha
sido un hombre dedicado a los demás, omnipresente en todas
las barriadas, inagotable ante los problemas que le
planteaba cualquier colectivo y tenaz hasta la resolución de
los mismos, a pie de calle, en el tajo y moviendo a todos
sus colaboradores a cualquier hora y cualquier día.
No es fácil seguir ese paso, ni siquiera para él, tal vez
algo cansado y con algún que otro deseo de escapar de tanto
esfuerzo y más aún de tanto discurso estéril y, quizás
necesite Vivas un poco de aire fresco que le permita
regenerarse. Pero al margen de esto, lo cierto es que no ha
dado mucha tregua a lo onírico y ha vuelto a fijar el rumbo
de su gobierno en los últimos días marcando con claridad las
prioridades de su acción de gobierno.
Su visita a la barriada del Príncipe, acompañado de
numerosos colaboradores, para concretar las actuaciones que
se van a realizar allí, así como la próxima presentación del
III Plan de dotaciones en barrios y distritos, son dos ejes
esenciales en los que Vivas va a poner a trabajar a su
gobierno, además de la continuación de los trabajos del Plan
General de Ordenación Urbana, en el que ya se definen
posibilidades nuevas para Ceuta, así como las obras
previstas para la zona centro de la ciudad, cuya
redefinición se concretará tras los acuerdos que se alcancen
con la administración general del Estado, la cual ya ha
manifestado su intención de cerrar pronto los asuntos de
cesiones de suelo que a ambas administraciones interesan.
Todo un paquete de actuaciones que van a seguir mejorando
sustancialmente las posibilidades de colocar a Ceuta entre
las ciudades más atractivas de su entorno.
Se le ve a Vivas empujando otra vez con fuerza del carro de
la ciudad y lo deseable sería que al mismo tiempo se viese
el mismo empuje entre quienes tienen la responsabilidad de
dirigir la administración general del Estado, que tienen que
dar respuesta y pronto, si no quieren decepcionar otra vez,
a una ciudad cansada de esperar que las promesas se
conviertan en realidad. Respuesta cierta a cuestiones que
afectan directamente al desarrollo económico sostenible de
Ceuta y a las que la Ciudad Autónoma en solitario no puede
enfrentarse. La vivienda, la potenciación del puerto como
complemento a los servicios que ofrecen otros de nuestro
entorno, la educación, la sanidad y sobre todo el transporte
marítimo, verdadera muralla infranqueable en la actualidad
para una ciudad que aspira a integrarse en su entorno y a
interrelacionarse en todos los ámbitos con su Andalucía. Una
ciudad, nuestra Ceuta, que también aspira, puede y debe ser
referente económico y de servicios para el norte de
Marruecos, zona en fuerte expansión con una importante
presencia de capital y personas de origen europeo y que para
cumplir estos objetivo necesita mejorar sustancialmente su
oferta de servicios de ocio y de cultura. Una ciudad, que
tiene una deuda con sus jóvenes en materia de formación y
capacitación para competir en un mundo moderno y
tecnológico, para lo que el Estado debe retratarse
definitivamente.
Los tres años que restan de legislatura autonómica van a ser
importantes si todos son capaces de desplegar esa fuerza con
la que el Presidente Vivas ha reiniciado el nuevo curso
político.
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