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cultura - JUEVES, 3 DE ABRIL DE 2008


jovenes musicos. nicol's.

musica
 

Las cornetas suenan ya
a instrumento musical

Una de las aulas de la federación de vecinos se ha convertido cada tarde de la semana en un encuetro con el arte para muchos chicos de las barriadas ceutíes, que han aprendido a ocupar su tiempo libre al son de las notas
 

CEUTA
Luis Parodi

local
@elpueblodeceuta.com

Decía Friedrich Nietzsche que “gracias a la música, las pasiones hallan goce en sí mismas”. Después de seis meses continuados en la escuela de música de la Federación Provincial de Asociaciones Vecinales (FPAV), los alumnos han aprendido el arte de la paciencia y la virtud de la prudencia. Los profesores que imparten música en este centro han enseñado a sus alumnos los peldaños del pentagrama para escalar a través de él y poder dominar con todo su cuerpo el escondite que anida en la música.

La historia de la banda de música de la FPAV no es demasiado larga, pero sí intensa. Fue creada por deseo de la junta directiva de esta institución vecinal en 2005; tras sucesivos convenios se mantuvo, pero el año pasado, la etapa de los primeros alumnos terminó, “por causas ajenas a la Federación”, tal y como indicó el presidente de FPAV, José Ramos, ya que se produjeron una serie de acontecimientos que desde la organización prefieren olvidar. En noviembre, la historia musical tomó un nuevo rumbo. Accedieron al centro tres profesores y se renovó toda la plantilla de alumnos, reduciendo sustancialmente la edad media de ellos. Parece que la claridad y la alegría han regresado a la sala de ensayos de la sede vecinal. Inmaculada Ortiz ‘Macu’ es profesora de viento metal, aunque es encargada, principalmente, de impartir la teoría. “A los niños les gusta tanto lo que hacen que después de las clases suben a mi casa con algunos instrumentos para seguir ensayando”, dice Macu, como le conocen en su entorno.

Javier Heredia es también profesor de viento metal y experto en instrumentos como la tuba, la trompeta, el trombón y la trompa. Por su parte, Santiago Chamorro, profesional de la Música es especialista en instrumentos de madera como el saxofón alto, el saxofón tenor y del oboe -aunque aún no cuentan con este instrumento. “Hay que ver cómo los pequeños tocan los instrumentos ya”, dice Ramos, cuyo despacho colinda con la sala de ensayos.

Actualmente están apuntados 29 chicos, cuyas edades comprenden desde los 8 a los 16 años principalmente, aunque también hay chicos más pequeños y una soldado de Caballería de 33 años, Isabel Prieto. El amor a la música no tiene edad.

La paciencia que han invertido los profesores en sus alumnos y el premio al mérito han provocado que los chicos estén aprehendiendo de una manera más pura. Para ello, primero se les ha explicado la teoría, “llegar a tocar el instrumento es un premio”, comenta Macu. Ya han superado el primero de los dos libros de solfeo y ahora van por el segundo. “Cuando hayan superado las lecciones de la 20 a la 25 -según la edad y la capacidad de cada alumno- se les permite acceder al instrumento”, dice Macu. Antes, esta banda de música solamente tocaba la corneta, “pero para eso no hace falta conocer la música”. Sin embargo, desde noviembre se tomó la decisión de abarcar más e implantar una coral de instrumentos que enrriqueciera el sonido y que permitiera colorear más y mejor un grupo de aprendices de la música. Estos alumnos no van a ser licenciados en Música a través del conservatorio, pero sí van a poder interpretar partituras o sumergirse en la música de manera autónoma. “Para ellos el lenguaje musical es como el abecedario que les permite tocar el instrumento; una vez que saben las notas comienzan a solfear y, por último, se inician en el intrumento”, detalla Macu.

La FPAV cuenta con una subvención anual de 18.000 euros para pagar las herramientas musicales, el sueldo de los profesores y las excursiones esporádicas de los alumnos. A este curso se puede apuntar cualquiera, “es bueno ir renovando la banda”. Los aprendices suelen durar dentro del grupo no más de dos años, por lo que es conveniente una continua reforma de los alumnos. Las clases comienzan a las 19.15 de la tarde y finalizan una hora y media después. Esto sucede de lunes a miércoles, a pesar de que por si ellos fuera “estarían más tiempo dentro”.
 

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