El juicio por la muerte de Munir Mohamed Tahar continuó ayer
en la Audiencia Provincial con el testimonio de una decena
de testigos. En el banquillo se sientan los hermanos Ali y
Mohamed Ali Ahmed, quienes alegan su inocencia apoyados en
los relatos de varias personas, mientras que dos testigos y
los familiares del fallecido apuntan a su autoría. Tras la
vista oral, se realizó una reconstrucción de los hechos en
la barriada Príncipe Alfonso que podría arrojar luz sobre el
caso.
La Sala VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta
continuó ayer con el juicio por el asesinato de Munir
Mohamed Tahar, ocurrido el 31 de marzo de 2005 en la
barriada Príncipe Alfonso. En el banquillo se sientan los
dos únicos sospechosos de este homicidio, los hermanos
Mohamed y Ali Ali Ahmed, quienes el pasado lunes se
declararon inocentes de los hechos de los que se les acusa,
alegando no tener ningún tipo de relación con el fallecido.
Ayer pasaron por las salas todos los testigos convocados
tanto por la acusación particular, llevada a cabo por el
padre del fallecido, como por el Ministerio Fiscal y la
defensa de los dos procesados. Para dictar la sentencia, se
ha escogido un jurado popular compuesto por una decena de
personas, que escucharán durante tres días los diferentes
testimonios de los testigos para concluir si los hermanos
fueron o no los autores de los disparos que acabaron con la
vida de Munir.
Rumores en los hechos
Los primeros en declarar ante el jurado fueron dos testigos
protegidos a los que los acusados no pudieron ver. Estas dos
personas afirmaron haber visto el suceso y relataron como
fueron los hermanos los que dispararon contra Munir la noche
de los hechos. Seguidamente, declaró un familiar del
acusado, quien testificó que Munir le había contado que
“había tenido problemas” con ambos hermanos. En primer
lugar, el testigo se refirió a un supuesto apuñalamiento que
Mohamed le había dado a Munir tras una disputa cuando ambos
se encontraban internos en la cárcel de la localidad
gaditana de El Puerto de Santa María. A continuación,
comentó como presenció “un encontronazo entre Munir y Ali en
el Zoco” varias horas antes de que se produjera el suceso,
en el que se insultaron “y llegaron a amenazarse de muerte”.
Estas disputas fueron negadas por ambos acusados. Además,
añadió que, tras el homicidio “todos los rumores decían que
había sido Ali”. Sin embargo, el testigo mantuvo en su
declaración posterior a los hechos la autoría de los
hermanos, un cambio que justificó alegando que “dije cosas
que no venían a cuento por ira”.
A continuación, testificó otro familiar de Munir, quien
ratificó la declaración del primer testigo sobre los rumores
que apuntan a uno de los acusados, añadiendo que “me
contaron que Munir estaba con un amigo cuando alguien lo
llamó y se lo llevó hasta un callejón donde lo mataron”.
Además, este testigo afirmó que el fallecido “era una
persona muy nerviosa y conflictiva en algunos momentos”. Por
su parte, el conductor del autobús urbano que en esos
momentos pasaba cerca del lugar del crimen aseguró “escuchar
los disparos”, aunque no pudo asegurar que Ali, quien
trabajaba en las brigadas cívicas de la Ciudad, se
encontrara en ese momento en su puesto de trabajo regulando
el tráfico.
El padre de Munir, Mohamed Tahar Bachir, alegó no tener
conocimiento de la relación entre su hijo y los hermanos Ali
Ahmed, mientras la tía del fallecido, con la que vivía tras
su salida de la cárcel, confirmó que “Munir me dijo que se
sentía amenazado tras pelearse con Ali”. La tía también
contó como los rumores en el Príncipe apuntaban a los
acusados como autores, explicando que “una vecina me dijo
que los hermanos doblaron la esquina del callejón tras los
disparos”, algo que “vio mucha gente aunque nadie ha venido
porque tienen miedo”. Sin embargo, no supo explicar porqué
se detectó pólvora en las manos de su sobrino durante la
autopsia ni la causa que llevó a los vecinos a regar la
calle para limpiar la sangre justo tras el suceso.
Sin conocimiento del arma
Otro testimonio contradictorio fue el de la persona que
supuestamente suministró el arma del crimen a los hermanos.
Este testificó que alegó no tener ninguna relación con ellos
aunque en su declaración previa había manifestado no querer
saber nada de ellos por diversos asuntos. Sin embargo, al
final de la jornada, la defensa presentó varios testigos que
exculpaban del crimen a los acusados. Uno de ellos es el de
un vecino del barrio, que relató cómo vio a Ali en la calle
trabajando, “sonaron los tiros y él se quedó en su puesto de
trabajo”. De la misma forma, un compañero de trabajo del
acusado aseguró que mantuvo comunicación con Ali “hasta las
diez de la noche, cuando dijo que se iba a rezar”, una hora
después del homicidio. No obstante, este testigo afirmó no
ver físicamente al acusado, aunque aquella noche “estuvimos
trabajando hasta las 11 de la noche por el caos que se formó
tras los disparos”. En cuanto a Mohamed Ali Ahmed, un amigo
suyo mantuvo que estaba con él en el momento del suceso
“buscando una farmacia de guardia”. Esta persona declaró
que, estando con el acusado, “vimos a un hombre lleno de
sangre que nos dijo que habían disparado a Munir”, aunque no
le preguntaron nada en ningún momento “y seguimos por
nuestro camino”.
La vista oral continuará hoy con los testimonios aportados
por los policías que intervinieron en el suceso y los
médicos forenses que practicaron la autopsia al cuerpo de
Munir.
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