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OPINIÓN - LUNES, 31 DE MARZO DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

La voz de la calle

Tras la decidida intervención de las instituciones en el conflicto del transporte marítimo generado por el restablecimiento de los precios habituales en el pasaje a Algeciras y a la espera de que se concrete esa mesa que Fomento ha anunciado convocar a través de la Delegación para sentarse junto a las navieras y a la Ciudad Autónoma, ha llegado el momento de que las entidades sociales hagan oír su voz en este conflicto con más contundencia si cabe de lo que ya lo han hecho en otras ocasiones para conseguir que la única vía de entrada y salida accesible para todos a Ceuta tenga de una vez unos precios razonables. Tanto el Consejo Económico y Social (CES), donde están representados patronal y sindicatos, entre otros colectivos, como la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos (FPAV) se encuentran ahora ante un momento más que propicio para visualizar el descontento de la ciudadanía ceutí con la política de precios de las compañías navieras, por otra parte ajustada de pleno a la ley de la oferta y la demanda. Especialmente porque, tras muchos años pagando unas tarifas altas que todo el mundo reconocía como tales, las ofertas de que han disfrutado residentes y no residentes durante los últimos meses les han permitido comprobar, a ellos y a sus bolsillos, que otra realidad es posible. Los datos avalan que es así: con menos rotaciones y, por lo tanto, con menos gastos fijos para las empresas, el tránsito entre Algeciras y Ceuta durante los meses de enero y febrero creció más de un 50%. Seguramente el precio aplicado no era real y respondía a la necesidad de incentivar la demanda de pasajes, pero es más que posible que la tarifa habitual tampoco sea ajustada para obtener un beneficio empresarial legítimo. Las Operaciones Paso del Estrecho y otros ‘picos’ de tráfico de vehículos y pasajeros distorsionan el mercado del transporte máritimo y el reto de las entidades sociales, de las instituciones y de las propias empresas debe ser encontrar un punto medio donde los primeros no se sientan en una situación de abuso y donde las últimas obtengan réditos por el servicio que ofrecen.
 

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