Una parte de la letra de una
canción que hizo popular “El Niño de Castillejos” decía; “No
te fíes del amigo / que te alaba y te sonríe / porque detrás
de esa sonrisa se esconde una traición”. Por supuesto la
letra, como se pueden imaginar, era mucho más larga, ya que
se trataba de una canción y, como es de esperar, no iba a
tener sólo la parte que nosotros hemos escogido.
Ustedes se preguntarán, con razón, cuál ha sido el motivo de
escoger sólo esa parte de la canción. Bueno, en esta vida,
todo tiene su explicación y, por tanto, el escoger esa parte
de la letra, también la tiene. Es una frase corta, sencilla,
pero que encierra una verdad como la catedral de Burgos, que
es como se decía en mis tiempos, cuando alguien quería
magnificar algo.
Nunca me he fiado de todos aquellos, que han venido a darme
golpecitos en las espaldas, a decirme que soy el mejor entre
los mejores, poniendo una sonrisa, totalmente, falsa en
todas y cada una de sus palabras.
Esas personas, todas las que de esa forma actúan, son tus
peores enemigos y los que, más tarde o más temprano, te
darán la puñalada por las espaldas manteniendo, esos sí, la
falsedad de su sonrisas mientras te clavan el puñal que
acabará contigo.
Si eso pasa en la vida de las personas normales, no me
cuesta trabajo alguno imaginar lo que será en la política,
donde existen luchas intestinas por aquello, de quítate tú
para poner yo.
La envidia es mala consejera para todos aquellos inútiles
que aspiran a ocupar el puesto que otros tienen y, para
ello, echan mano de cuantos recursos están al alcance de sus
escasos conocimientos. Se alaba al contrario, se le dice
constantemente que es el mejor entre los mejores y todo
ello, sin olvidarse de esa sonrisa de falsedad e hipocresía
que ha de iluminar su cara mientras hace todas esas
alabanzas del que quiere defenestrar.
Por todas estas cosas y por otras que estoy viendo y
comprobando que se están efectuando, es por las que me
agarro a esa parte de la canción que tan magníficamente
cantaba ”El Niño de Castilejos”: “no te fíes del amigo / que
te alaba y te sonríe / porque detrás de esa sonrisa se
esconde una traición”. Es más, esa parte de la canción, como
todas las frases y los consejos que me dio la sabia de mí
abuela, los llevo como una máxima de mí vida.
La única posibilidad que se tiene de acabar con todos estos
envidiosos, tremendamente inútiles que viven soñando con el
día que pasen a ocupar el puesto que ostenta aquel a quien,
como dice la frase de la canción, tanto alaban y sonríen, es
que al que tratan de defenestrar se dé cuenta a tiempo y
ponga punto final a los golpecitos en las espaldas, las
alabanzas y las sonrisas de hipócritas que iluminan sus
caras, cada vez que hablan con él, haciéndoles ver que son
sus mejores amigos. Ya lo dijo aquel: “con amigos como esos,
no hacen falta enemigos”.
Son fáciles de descubrir, no sólo por lo apuntado en la
frase de la canción, sino porque son tan torpes que,
siempre, realizan la trama de la misma forma,. No varían
nada, porque nada saben hacer sino es, siempre lo mismo. Te
lo estoy poniendo, amigo mío, como dicen que le ponían las
carambolas a aquel. Más claro, te lo pongo a…
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