El Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Ceuta ha tenido oportunidad más que de sobra esta semana
para echar por los suelos los argumentos con los que, una y
otra vez, los grupos de la oposición insisten en reducir su
crédito ante la opinión pública insinuando, cuando no
gritando abiertamente, escándalos de los que no se aporta
prueba alguna. Por enésima vez, ayer, el portavoz de UDCE-IU
en el Palacio autonómico, Mohamed Ali se equivocó
gravemente, y por ello se mereció el correctivo del
presidente de la Ciudad, al dejar caer en medio de la Sesión
Plenaria que la actitud del Gobierno local con Urbaser podía
estar relacionada con “intereses” de algún miembro del
Ejecutivo en dicha empresa.
Con toda la justificación, Vivas negó al líder de la
oposición cualquier derecho a plantear semejantes
acusaciones. A continuación, se compartan o no, tanto el
presidente de la Ciudad como la consejera de Medio Ambiente
aportaron prolijas explicaciones del por qué, el cómo y el
cuándo se tomó la decisión de actuar como en 2005 y
facilitar la renovación de un sector esencial para la
calidad de vida de los ceutíes: el de la limpieza viaria.
Fue la segunda ocasión en menos de veinticuatro horas en que
Juan Vivas utilizó la expresión “la Ciudad no se casa con
nadie” en público. La primera la pronunció en el Príncipe,
el jueves, cuando se le preguntó por cómo se moverá la
Administración autonómica en sus relaciones con la General
del Estado aún en el caso de que el Ministerio de Hacienda
no accediese a traspasar definitivamente a la institución
local el solar del Mercado Central de Abastos que necesita
para acometer la regeneración del centro que pretende
desarrollar durante esta legislatura. La respuesta del
presidente fue la mejor prueba de cuál es su modelo de
actuación: el interés general de los ceutíes como guía
irrenunciable de comportamiento, sin privilegios ni rencores
que lo lastren, ni con el sector privado ni con el público.
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