Me preguntaba un amigo, después de
leer el artículo de opinión que ayer, uno escribía en esta
página, si creía que existían las tramas para derrocar a los
que mandan. Mí repuesta fue un sí rotundo. Un sí, sin la
menor vacilación de poder estar equivocado. Es más llegué a
asegurarle, que una de esas tramas se habían producidos en
esta tierra para derrocar al que mandaba en esos momentos. Y
a fe que lo consiguieron, mandando al ostracismo político al
manda del momento.
No fue difícil porque él, a igual que algunos de los César
que fueron derrocados, puso mucho de su parte para que así
fuera, dejándose engañar por aquellos enemigos que tanto le
querían, y alejándose de los amigos de verdad que le podían
defender. ¡Pobre partida de ilusos!.
Estos pobres ilusos los hubo, los hay y los habrá mientras
el mundo sea mundo. Sus enemigos, que los tienen en sus
propias casas, saben cuanto les gusta el botafumeiro que
alabe, constantemente, su enorme ego. Pobre gente, carente
de personalidad, que jamás pensaron en llegar a donde habían
llegado.
Preparar una trama es sumamente fácil: Primero se pega el
autor de la trama al manda como si fuese una lapa mientras
le dice, constantemente, que es el mejor, que como él no hay
nadie y que con él va a muerte. Esa es la primera parte a la
que ha de dedicar todos sus esfuerzos el que le va a dar la
puñalada por las espaldas. Seguidamente, se empieza a hablar
mal de sus auténticos amigos, para ir alejándoles del manda
y, de esa forma, quitar a los que les pueden cambiar el
pasodoble y dar al traste con la trama que ha puesto en
marcha. Una vez conseguida esta segunda parte de la
operación, se le van poniendo alrededor del manda a todos
los amiguetes fieles al de la trama a los que, por supuesto,
les ha prometido el no va más en cuanto él llegue a donde
tiene que llegar.
Con todo esto atado y bien atado, le toca el turno a la
mejor publicidad que se puede hacer, el boca a boca. Se
busca una frase que vaya minando las fuerzas del manda y
que, a su vez, vaya haciendo mella en el personal afín al
manda.
A uno se lo cargaron haciéndoles creer al personal que le
pegaba al “yodo”, incluso se vio reflejado en una viñeta con
síntomas etílicos. La publicidad del boca a boca, en la
actualidad, se está basando en la siguiente frase: “es
bueno, inteligente y honrado a carta cabal, pero le faltan…
para tomar decisiones”. Una pena.
Por pura lógica, son dos modelos diferentes y no van a
encontrar tantas facilidades para derrocar al manda, pero
insistirán en sus mentiras y en el slogan preparado para ir
minando la confianza que le personal tenga depositada en el
manda de turno.
Cuando el manda al que quieren “cepillarse” se viene a dar
cuenta del juego, es demasiado tarde. Rodeado de enemigos
por todas partes y sin ningún amigo, de los de verdad, con
capacidad para haber acabado con los autores de la trama, se
encuentra sólo e indefenso esperando su final que, por
supuesto no tardará en llegar.
La historia es siempre la misma, está escrita desde hace
siglos. Nadie inventa nada. Todo está inventado, incluso las
tramas y los sistemas de llevarlas a cabo. Ten cuidado,
amigo.
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