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OPINIÓN - JUEVES, 27 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Sangre en la arena
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

No ha hecho más que comenzar la temporada taurina. Atrás han quedado las ferias de la Magdalena en Castellón y de Fallas en Valencia, además de algunas de esas corridas que se anticipan a las ferias de verdad, como son las del domingo de Ramos o la del domingo de Resurrección en Sevilla o en Madrid.

Todavía es poco para anticiparse a lo que puede ser la temporada y sin embargo ya tenemos la primera cornada grave, en la Monumental de las Ventas en Madrid.

Era un cartel de toreros finos con ganado de confianza del Puerto de San Lorenzo, y abría el cartel Julio Aparicio.

Un terrible atasco, más de dos horas para recorrer 15 kilómetros, en la N 110, antes de llegar a Ávila, me impidió poder llegar a la hora de los toros a Madrid, con lo que me quedé únicamente con imágenes que he podido ver en algunas cadenas de televisión.

Aparicio sufrió lo peor que puede sufrir un torero sobre la arena, una cogida de las graves de 25 centímetros en un muslo, además de la tragedia que se cernía durante unos cuantos segundos que el toro tuvo a su merced al diestro madrileño.

La suerte, por decir algo, para Aparicio estuvo en que era en Madrid y que allí mismo, en la propia plaza, se le pudo intervenir quirúrgicamente. Esa cogida en una plaza de inferior categoría ..., cualquiera sabe las consecuencias que hubiera tenido.

Y si toda cogida es inoportuna, esta lo es mucho más, por cuanto parece que Aparicio quería comenzar con ganas, de verdad, esta temporada, para lograr el sitio que hace años había perdido.

Son muchos, aunque el torero es joven, los años que Julio Aparicio no aparece con regularidad en los carteles de todas las grandes ferias, donde están los grandes de verdad, y se ha quedado como un buen torero, un estilista de pocas corridas y además sin verse las caras con corridas de las denominadas duras.

Así se pueden mantener los que han sido grandes figuras y ya han pasado de los 45 años, pero uno joven que, repito, es un buen torero pero nunca estuvo arriba del escalafón, tenía que hacer otras cosas, y ya es significativo el que comenzara en Madrid, el domingo de Resurrección y en un cartel de lujo, con toreros estilistas, pero no de los guerrilleros.

A partir de ahora, me da la impresión de que va a haber muchos festejos con carteles de este tipo, en los que bien podrían volverse a emparejar Aparicio con Morante, por ejemplo. Ahora, vamos a ver las consecuencias que trae la cogida del domingo, porque puede tirar por tierra una serie de preparativos que para muchas empresas sería un buen reclamo de ferias, especialmente en aquellos lugares en los que se aprecia, más que nada, la figura, el estilo del maestro, sin importar para nada la verdad en la lidia.

La cogida, pronosticada como grave, ha sido a la hora de matar. He visto repetida, en varias ocasiones, la escena y parece que el torero se equivocó en el sitio que había elegido para matar, porque el toro no hizo ningún extraño, el extraño parece que lo hizo la propia muleta del matador, posiblemente por alguna ráfaga de viento, con lo que el torero se quedó totalmente al descubierto.

No es el estilo de Aparicio el que más me gusta a mí, pero no dejo de reconocer que una cogida de este tipo, en un torero como él, significa una pérdida importante para la fiesta, porque hoy que no estamos sobrados de nada en la fiesta de los toros, no podemos permitirnos el perder parte de un cartel muy reclamado en ciertos sectores.
 

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