No ha hecho más que comenzar la
temporada taurina. Atrás han quedado las ferias de la
Magdalena en Castellón y de Fallas en Valencia, además de
algunas de esas corridas que se anticipan a las ferias de
verdad, como son las del domingo de Ramos o la del domingo
de Resurrección en Sevilla o en Madrid.
Todavía es poco para anticiparse a lo que puede ser la
temporada y sin embargo ya tenemos la primera cornada grave,
en la Monumental de las Ventas en Madrid.
Era un cartel de toreros finos con ganado de confianza del
Puerto de San Lorenzo, y abría el cartel Julio Aparicio.
Un terrible atasco, más de dos horas para recorrer 15
kilómetros, en la N 110, antes de llegar a Ávila, me impidió
poder llegar a la hora de los toros a Madrid, con lo que me
quedé únicamente con imágenes que he podido ver en algunas
cadenas de televisión.
Aparicio sufrió lo peor que puede sufrir un torero sobre la
arena, una cogida de las graves de 25 centímetros en un
muslo, además de la tragedia que se cernía durante unos
cuantos segundos que el toro tuvo a su merced al diestro
madrileño.
La suerte, por decir algo, para Aparicio estuvo en que era
en Madrid y que allí mismo, en la propia plaza, se le pudo
intervenir quirúrgicamente. Esa cogida en una plaza de
inferior categoría ..., cualquiera sabe las consecuencias
que hubiera tenido.
Y si toda cogida es inoportuna, esta lo es mucho más, por
cuanto parece que Aparicio quería comenzar con ganas, de
verdad, esta temporada, para lograr el sitio que hace años
había perdido.
Son muchos, aunque el torero es joven, los años que Julio
Aparicio no aparece con regularidad en los carteles de todas
las grandes ferias, donde están los grandes de verdad, y se
ha quedado como un buen torero, un estilista de pocas
corridas y además sin verse las caras con corridas de las
denominadas duras.
Así se pueden mantener los que han sido grandes figuras y ya
han pasado de los 45 años, pero uno joven que, repito, es un
buen torero pero nunca estuvo arriba del escalafón, tenía
que hacer otras cosas, y ya es significativo el que
comenzara en Madrid, el domingo de Resurrección y en un
cartel de lujo, con toreros estilistas, pero no de los
guerrilleros.
A partir de ahora, me da la impresión de que va a haber
muchos festejos con carteles de este tipo, en los que bien
podrían volverse a emparejar Aparicio con Morante, por
ejemplo. Ahora, vamos a ver las consecuencias que trae la
cogida del domingo, porque puede tirar por tierra una serie
de preparativos que para muchas empresas sería un buen
reclamo de ferias, especialmente en aquellos lugares en los
que se aprecia, más que nada, la figura, el estilo del
maestro, sin importar para nada la verdad en la lidia.
La cogida, pronosticada como grave, ha sido a la hora de
matar. He visto repetida, en varias ocasiones, la escena y
parece que el torero se equivocó en el sitio que había
elegido para matar, porque el toro no hizo ningún extraño,
el extraño parece que lo hizo la propia muleta del matador,
posiblemente por alguna ráfaga de viento, con lo que el
torero se quedó totalmente al descubierto.
No es el estilo de Aparicio el que más me gusta a mí, pero
no dejo de reconocer que una cogida de este tipo, en un
torero como él, significa una pérdida importante para la
fiesta, porque hoy que no estamos sobrados de nada en la
fiesta de los toros, no podemos permitirnos el perder parte
de un cartel muy reclamado en ciertos sectores.
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