Es el año 1694. Muley Ismail, el Rey de Fez, ha conseguido
sojuzgar a las tribus del Atlas Medio y consolidar su
posición. Ahora debe buscar a un enemigo exterior que
atraiga la atención y su mirada se dirige a las plazas
europeas instauradas en el norte de África. Toma Mamola en
1681 y Tánger en 1684. Ceuta ha pasado a la Corona española
oficialmente desde hace sólo 26 años por el Tratado de
Lisboa de 1668, aunque ya lo era de hecho de sde mucho
antes. El gobernador Francisco de Almeida permaneció
obediente a Felipe IV tras la sublevación portuguesa de
1640. Muley proyecta la conquista de Ceuta por su situación
estrátegica entre el Atlántico y el Mediterráneo. Hay dudas
del interés de una Corona con las arcas vacías de conservar
la ciudad.
La primera acometida se espera para 1692 pero Muley debe
retrasar el asedio por su lucha con los turcos de Argel. En
septiembre de 1694 envía al caíd Aliben Abud Allah al-Riff a
asediar la plaza. Por entonces la ciudad ha crecido y se
extendía más allá de las Puertas del Campo. Con la llegada
del caíd, se debe replagar las posiciones a los límites
antiguos de las épocas romana y califal. La noticia llega a
Ceuta el 4 de octubre y se pone la plaza en estado de
alerta. Cuenta con una guarnición exánime, unos cien
caballos y entre seiscientos y mil infantes. El 23 de ese
mismo mes las tropas de Aliben Abud están a las puertas de
la ciudad y comienzan a construir las fortificaciones desde
las que emprender el asedio y defenderse de los intentos de
ruptura del cerco. El primer ataque es el 14 de enero de
1695 y dura dos noches. El sitio iba a durar treinta y tres
años.
El frente se desarrolla de forma monótona: los musulmanes no
pueden superar las fortificaciones de la Muralla Real, que
se amplía constantemente, y las gentes de la ciudad, muchos
de ellos soldados improvisados, realizan escaramuzas para
debilitar las posiciones del ejército del caíd pero sin
conseguir romper el cerco. Es entonces cuando comienza una
guerra subterránea de minas y contraminas que surcarán el
subsuelo ceutí desde entonces.
Las ratas
Cuando una plaza fortificada no cedía al bombardeo de la
artillería, se construían galerías subterráneas, se llenaba
de pólvora el subsuelo de los cimientos de la fortificación
y se hacía explosionar la pólvora. El resultado era el
hundimiento de la tierra donde se sostenía la construcción.
En el asedio de Ceuta se producen dos hechos destacados de
minas. El primero es a las seis de la mañana del 25 de julio
de 1699, Márquez de Prado detalla lo acontecido esa mañana:
“Mandó el Marqués dar fuego a la mina, y en breve tiempo
efectuóse la voladura con un estruendo aterrador”. La acción
es un éxito pero Márquez de Prado no puede dejar de
estremecerse: “Su explosión hizo conmover la tierra en los
puntos comarcanos desapareciendo el gran reducto que los
mauritanos tenían más próximo a la plaza , volando por los
aires entre las piedras los mutilados cuerpos de los
agarenos que lo defendían”.
La segunda voladura se hace en enero de 1706. Los minadores
avisan a su Capitán, Don Felipe Tortosa, que los asediadores
están muy cerca de la mina. Don Felipe se cerciora por sí
mismo del avance de los picadores musulmanes que iban a
robar los barriles de pólvora y avisó de la contigencia a
sus mandos. Éstos decidieron esperar a su llegada y que la
pólvora actuara de cebo, así la explosión causaría más
bajas. Un destacamento espera en la mina con el Capitán Don
Manuel Mora por si hay que proteger la pólvora esperando a
la orden de la explosión. Los musulmanes ya llegan y el
Capitán Tortosa manda encender la espoleta. Correa de
Franca, un soldado que guarnecía la mina vio en primera
persona el efecto de la explosión: “(los) Vi volar, y
algunos tan elevados que me parecía distaban de la tierra
que poco antes pisaban más de treinta varas”.
La guerra continuó durante todo el principio del siglo XVIII.
En 1720 hubo un cambio de la política de la Corona hacia
Ceuta y se decidió mandar un contingente lo suficientemente
pertrechado como para poder romper el cerco. Definitivamente
se hace en el año 1721, aunque las escaramuzas continuaron
hasta 1727.
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Las galerías subterráneas que dejó
el gran asedio de Ceuta alcanzan los 660 metros
Antes se podían visitar a través
de la Sala Arqueológica e incluso se podían ver algunos
accesos al exterior de las galerías de túneles, hoy todos se
encuentran sellados. Muchos de esos túneles se habían
inundado ya en esos años. Al avanzar posiciones durante la
guerra del asedio, algunas de las contraminas creadas por el
ejército invasor para vencer las Murallas Reales fueron
reaprovechadas por los ceutíes para crear corrientes de agua
para el abastecimiento de sus equipos de mineros. Algunas de
las secciones contienen fauna acuática.La mayoría de los
túneles se encuentran entre las Murallas Reales y las
Puertas del Campo que es donde estuvieron centradas las
acciones de los minadores, varias secciones atraviesa la
Plaza del Soldado Güeto.
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