Han transcurrido varios días desde la llegada a nuestra
Ciudad de la selecciones Sub-14 y Sub-18 de tierras
tinerfeñas, dónde han participado en la 2ª Fase del Nacional
de Selecciones de Fútbol. Una vez más, han demostrado con
los resultados obtenidos que seguimos a la cola de las demás
Selecciones del Territorio Nacional incluida la melillense.
Las derrotas sumadas por nuestros representantes manifiestan
que algo falla arduamente, tanto en las que han participado
ahora como en las de antaño. Una pésima herencia que
llevamos arrastrando desde hace años y que han perjudicado
seriamente nuestro fútbol local, dirigidos como “siempre”
por los responsables deportivos “más adecuados”, que han
continuado como el “banco pintado” aunque con ello se hunda
este extraordinario deporte. Ceuta se ha convertido por
defecto en la cenicienta de cualquier grupo, ya que jugar
contra ella solo tiene un claro pensamiento del contrario.
¿Por cuánto vamos a ganar a los caballas?. Las derrotas se
han convertido en el noventa por ciento de los casos en
goleadas abultadas, que rozan el escándalo deportivo y, lo
más sangrante es la indiferencia de sus responsables a la
hora de reconocer los errores propios. Han llevado y llevan
años sin buscar soluciones a estos fracasos competitivos y
lo penoso de todo que existen soluciones a corto plazo.
Cierto es, que durante años, la única luz que ha brillado
después de las derrotas y con motivo de cerrar las bocas del
sector más critico, es compensar con traer a nuestra Ciudad
el “premio a la deportividad”, pero a estas alturas, quedar
siempre último, goleado y que te den un premio como este,
consuela bastante poco y, aburre a los que quieren
participar en años sucesivos. Es bastante expresivo leer o
escuchar en los medios escritos y hablados de nuestra Ciudad
que nuestras selecciones tienen limitaciones deportivas,
explicaciones expresadas por los que después de perder se
quieren escudar detrás de una malograda competición peor que
la del año anterior. Pero hay que hacer memoria y pensar en
todos aquellos deportes que han conseguido con menos
participantes locales y escasas competiciones, grandes
hazañas para nuestro deporte caballa (fútbol sala,
piragüismo, atletismo, etc., etc.), aunque la diferencia de
metas radica en el generoso trabajo de su cuerpo técnico y
en los preliminares del objetivo a batir. Por tanto, el
escudo de las limitaciones no es admisible para un deporte
mayoritario como el fútbol en nuestra Ciudad, dónde el
ochenta por ciento de los jóvenes lo practican diariamente.
Entonces, nos preguntamos: ¿dónde radica el problema para
que todos los años tengamos derrotas tan claras y abultadas
con el fútbol? Pues bien, el secreto en mi opinión lo
encontramos en las deplorables proyecciones de los jugadores
desde temprana edad, el escaso seguimiento y preparación de
los jugadores seleccionados en los equipos por el personal
responsable de las selecciones y una improcedente
planificación y organización de la competición a disputar.
Pero, que ocurre en la actualidad, para que sigamos año tras
año cosechando duras derrotas. Una de las principales causas
a determinar es la proyección de estos jugadores
seleccionados, los cuales se encuentran en la mayoría de los
casos en manos de la figura de su
“padre-entrenador-delegado” o persona que lleva el equipo
sin más, siendo esto, bastante permisible actualmente por
los responsables federativos y sino sigamos el ejemplo del
“juvenil” recientemente descendido de categoría. Estas
aptitudes provocan graves consecuencias deportivas al
jugador durante su progresión deportiva al no poder
evolucionar por falta de una preparación adecuada y por ende
repercute en nuestra capacidad de competición. Una situación
que se viene observando semana tras semana en cualquier
terreno de juego de esta ciudad, dando lugar a una pésima
calidad de los jugadores y a una competición de insuficiente
nivel. Otro aspecto que contribuye a no alcanzar un
resultado favorable es el seguimiento de los jugadores, nulo
en la temporada, ya que los grupos de trabajo están
definidos antes que comience la competición, dando lugar a
un bajo rendimiento de los jugadores antes y durante la
competición, por entender que ya son seleccionados y aptos
antes de jugar el primer partido de su liga local.
Como conclusión a todo lo anterior, decir que una causa
prioritaria para alcanzar el objetivo es el trabajo
realizado anteriormente a la competición, actualmente, no
garantiza ni el treinta por ciento de aciertos de la
competición a disputar. Asimismo se observa una
planificación muy inmediata y una inadecuada preparación de
las selecciones, situación que repercute en el grado de
dificultad para aumentar la competitividad de la competición
a lidiar, dando lugar casi siempre a enfrentamientos de
preparación con equipos con pocos recursos técnicos y
tácticos. En definitiva, mucho tiene que cambiar la
situación del fútbol en nuestra ciudad para llegar a
codearnos algún día con los mejores o en su defecto con los
mediocres. El lograr estar “ahí” no es inaccesible y sino
tengamos como ejemplo a algunas selecciones de África o
Asia, las cuales se han codeado con lo mejor de Europa o del
mundo. Pero para llegar a ello, deben cambiar muchas
situaciones deportivas que hoy en día parecen intocables en
esta ciudad. Nuevas generaciones vienen empujando desde
prebenjamines. La puerta sigue con el candado pero también
más oxidado, y nuestro fútbol con más tristeza.
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