Y no es que haya ganado ninguna
copa todavía, pero el hecho de llegar consecutivamente en
dos ocasiones a la final, ya dice mucho a su favor.
Hoy por hoy, el Getafe es el equipo de moda de Madrid y,
además, un referente para los equipos pequeños que aspiran a
llegar a obtener muchos días de gloria.
La eliminatorias que ha tenido que superar, en esta ocasión,
no han sido demasiado complicadas, pero tras ver como al
Madrid, por ejemplo, le apeaba de la competición el
Mallorca, cualquier equipo puede ocasionar estragos a otro
que se crea muy superior.
En la parte contraria, el Getafe va a tener como adversario,
en la final, al Valencia. Son varios los años que hace que
los “ches” no están en una final y podría ser que esa final
sea el punto de inflexión para coger el buen ritmo que los
valencianos han perdido desde hace tres años.
El Valencia, al menos, tiene la posibilidad de hacerse con
la Copa del Rey, con lo que el próximo año, por méritos
propios estaría en Europa, además de que vería compensar a
su clientela, de los muchos disgustos que les viene dando en
las últimas temporadas.
A los valencianos no les cambió la imagen, si acaso para
peor, el que llegara otro entrenador, ya veremos si ahora
con el cambio de presidente varía, para mejor, ese aspecto
cansino y apocado en el que han caído los de la ciudad del
Turia.
Lo más sorprendente de las semifinales del Valencia es que
se ha tenido que medir al super Barça y, por méritos
propios, los catalanes se han tenido que conformar con el
empate del Camp Nou y con la derrota 3-2 en Mestalla.
Mal andan las cosas por Can Barça, con una serie de figuras
que van devaluándose a pasos agigantados y con una serie de
problemas internos que les están haciendo perder ese
potencial real que cada vez más se está convirtiendo en
ficticio.
Y ahora la final, a ambos parece que les gusta el Bernabéu ,
a los unos porque están cerca de casa y podrán llevar a toda
su clientela hasta La Castellana, y a los otros porque el
viaje a Madrid es cómodo y en un campo como Chamartín
tendrán sitio para que sus seguidores, que quieran
desplazarse, puedan adquirir la correspondiente entrada y
ver el partido en directo.
Ahora bien, que en repetidas ocasiones lleguen a la final
equipos como Getafe, Recreativo de Huelva, Mallorca, Betis...,
y otros más de segunda fila nos hace ver, una vez más, que
no hay un interés grande por la Copa en los equipos más
fuertes, tal como puede demostrar el hecho de que, por
ejemplo, el Barcelona lleve diez años sin jugar una final y
el Madrid en esos diez años haya perdido dos finales, con lo
que lleva casi veinte años sin lograr ese trofeo.
Y de todo lo último, antes de llegar a la final, sólo un
hecho desagradable, según se mire, el tanto último del
Getafe, legítimo donde los haya, pero que dejó sabor amargo
en Cantabria, por no haber tirado el balón fuera.
Es el rollo que hay en las caídas, más de una vez fingidas,
si lesión de ningún tipo. Aquí si estaba lesionado Garay, y
lo que nos extraña es que el buen técnico del Racing,
Marcelino, se eche las manos a la cabeza, ahora, cuando él
ha dicho y repetido a sus jugadores que en casos como ese no
tiren el balón fuera.
Aquí cada uno va a lo suyo, y la deportividad se defiende
cuando a uno le favorece, de lo contrario amparamos la
trampa y la mentira.
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