El Cristo del Resucitado puso fin en la mañana de ayer a la
Semana Santa en Ceuta. Mucho público salió a la calle para
disfrutar de la última procesión, que deja un aroma
nostálgico entre los cofrades y amantes de esta fiesta, que
tendrán que esperar, a partir de ahora, un año entero para
afrontar la Semana Santa de 2009. La Banda de Música de
Santa María Magdalena del Aral acompañó a la imagen por
quinto año consecutivo, los mismos que tiene de vida el
Resucitado caminando por las calles de Ceuta, que usó
nuevamente el paso de la Humildad y Paciencia para hacer su
salida procesional.
Aquel fenómeno meteorológico que ocurrió durante los días de Jueves y
Viernes Santo, donde primero fue la lluvia y después el sol,
ha vuelto a suceder con el Sábado de Gloria y el Domingo de
Resurreción: primero lluvia y después sol, aunque eso sí, un
poco de frío para sazonar la mañana de claridad de ayer.
El recorrido del Santísimo Cristo del Triunfo en su Sagrada
Resurrección fue muy lucido gracias a la iluminación natural
y a la elegancia de los ceutíes en las calles. El público
acompañó al paso con mucho respeto. Fue el típico día de
Resurrección, ése que invita a ‘tapear’ nada más terminar el
Señor su recorrido por las calles.
En su salida, la imagen del Cristo quedaba tamizada a través
del ramaje de los árboles de la plaza de África.
Seguidamente, hizo su entrada en la Carrera Oficial, donde
le esperaba un palco de autoridades compuesto por el
presidente de la Ciudad, Juan Vivas, el presidente del
Consejo de Hermandades, Jesús Bollit, el vicario de Ceuta,
Francisco Correro Tocón, y una representación de la Asamblea
de la Ciudad. Javier Pérez y Rafa Vinuesa, capataces del
paso de misterio, saludaron al presidente Vivas y
seguramente le desearon suerte horas antes de que
emprendiera viaje con destino a Kosovo junto al comandante
general, Enrique Vidal de Loño.
El Resucitado volvió a destacar sobre un manto de flores
blanco, el color del día ayer; Cristo en las alturas, con
las llagas en las manos después de tanto sufrimiento durante
la Semana de Pasión.
La calle estaba repleta, eran los mismos los que se
arremolinaban para ver la estampa de Jesucristo durante todo
el recorrido. Estaba tan bonito todo que merecía la pena
seguirlo durante las tres horas que duró la procesión.
Especialmente concurrida fue la recogida, cuando el sol
había conseguido templar el frío de poniente. Muchas
personas quisieron observar en directo ‘la revirá’ última
del Resucitado, cuando a paso de Saeta giró sobre sí mismo
para regresar a la Catedral de espaldas y de un tirón.
El manto de flores blanco llegó como manchado de pasión por
el rojo de los pétalos con el que le recibieron en Jáudenes.
Ayudó mucho la Banda de Música de Santa María Magdalena del
Aral (Sevilla), que no dejó de tocar ni un solo momento.
En cuanto al grupo de costaleros, pertenecían en su mayoría
a la hermandad de ‘Las Penas’, muy protagonista en la mañana
de ayer en muchos sentidos. Javier Pérez, hermano mayor de
la cofradía, fue uno de los capataces y pudo así matar al
gusanillo que le amargó el Jueves Santo. El paso de misterio
es propiedad de la Humildad y Paciencia y se utilizó ayer
por quinta vez consecutiva, las mismas que lleva
procesionando el Resucitado. Por cierto, el patrimonio
sufrió un leve revés, cuando en una de las primeras
‘levantá’ el llamador se rompía de cuajo, por lo que
rápidamente tuvieron que proveerse de un martillo (como
antiguamente) para comunicarse con los costaleros. También
llamó la atención ver como uno de los angelitos que adornan
el costero derecho estaba ‘volando’ sin alas.
En cuanto al cortejo del paso, todas las hermandades
participaron, tanto las de penitencia como las de gloria.
Procesionaron en orden de menor a mayor antigüedad. La más
veterana, la cofradía de Nuestra Señora de África.
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