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OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE MARZO DE 2008

 
ANÁLISIS

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


Lunes. 17

Resulta desolador, por más que ello sea habitual, ver a los políticos enzarzados en discusiones absurdas y atentatorias contra la inteligencia de los ciudadanos. Causa grima comprobar cómo se atreven a denunciar hechos sin aportar pruebas consistentes de lo que divulgan. Propicia vergüenza ajena leer u oír lo que se dicen unos a otros con el único fin de denigrarse. Y con la insistencia consiguen aburrir al personal hasta límites insospechados. Con el consiguiente peligro no sólo de seguir aumentando el desdén manifiesto que por la política tienen los jóvenes, sino de incrementar el menosprecio que ya ha cundido entre los mayores. Hartos de soportar los discursos hueros, partidistas, y faltos de interés para la ciudadanía, con los cuales nos obsequian a cada paso. Sin darse cuenta de que en esta vida, y perdonen por una comparación que no es de mi agrado, hasta los más tontos hacen relojes. Mucho me temo que si Pedro Gordillo no cesa de provocar a Mohamed Alí, recordándole que se ha vendido a los socialistas por un plato de lentejas, y si el segundo no deja de entrar al trapo para poner al primero a parir, estarán atentando contra el bien de la ciudad. Y para qué contarles si nos tenemos que acostumbrar a que a esa pelea de gallos asistan, como invitados especiales, Milagros García y José Antonio Carracao, exultantes tras obtener una derrota victoriosa en las últimas elecciones. Un ejemplo claro de oxímoron. Ante semejante panorama -conviene recordar el papel que interpreta Aróstegui como actor invitado-, sería conveniente ir pensando en darle vida a una sociedad que podría llamarse los amigos de Juan Vivas. Con el único objetivo de ayudar a éste a mantener el tipo frente a tanta debilidad intelectual y deseos manifiestos de entorpecer el desarrollo de la ciudad.

Martes. 18

Nunca he ocultado mi afecto y estima por la familia Cerdeira. Reconozco que siento un enorme respeto por Clemente Cerdeira y García de la Torre. Debido a esa singularidad suya mostrada ante los infortunios que le han tocado vivir, y de todos conocidos. Momentos duros, muy duros, donde le he visto comportarse con la grandeza de los hombres templados. Quienes son capaces de tragarse el dolor, en público, aunque éste les esté corroyendo las entrañas. Jamás, en las muchas ocasiones que hemos conversado, le dije nada al respecto. Para qué, bastaba con saberlo yo... Ahora hablamos menos, porque ya no coincidimos en nuestras caminatas mañaneras. Sin embargo, con quien suelo echar alguna que otra parrafada, en ocasiones, es con Clemente Cerdeira Morterero. Jefe de Gabinete de la Delegación. A quien tuve como abogado de oficio, hace ya bastantes años, en un asunto donde me querían buscar las cosquillas los de siempre. Y debo confesar que su defensa fue mejor que si me hubiera pasado una minuta de dos pares de sustos. Esa actuación suya nunca he dejado de agradecérsela. Y creo que ha llegado el momento de airearla. Clemente es persona seria. Poco dada a regalar ditirambos y que está cumpliendo de manera impecable su cometido en la Delegación del Gobierno. Hoy he leído lo que dice de la actuación de los guardias investigados por la Fiscalía, “La actuación de los guardias civiles fue escrupulosa y humanitaria”. Y lo creo. Razones tengo para ello.

Miércoles. 19

Juan Luis Aróstegui e Iván Chaves están firmemente convencidos de que son las personas más influyentes de Ceuta. Se han tomado tan a pecho lo que dijo de ellos “El Mundo”, meses atrás, que, desde entonces, andan los hombres con aires de perdonavidas. Declaran, engreídos y pedantes, a los medios, oponiéndose a todo lo habido y por haber. No se toman el menor respiro. Lo denuncian todo. Arremeten contra todas las decisiones que toma el Gobierno local. Tampoco el delegado del Gobierno se salva de las imprecaciones de ambos políticos pertenecientes a unas siglas tan desgastadas que debieran cambiarlas por otras de mejor ver. No se dan cuenta los muchachos de que se les ha pasado el arroz de la política. Que la gente, cuando se habla de ellos, lo tiene muy claro:... Sin embargo, son tozudos; tercos como mulas; incapaces de reconocer que no tienen el menor atractivo para encandilar a los votantes. Cada día, sin tomarse el menor respiro, tratan de demostrarle a la gente que están sobrados de conocimientos para arreglar, en un santiamén, todos los problemas de la ciudad. Presumen de ingeniosos y de saber más que nadie en esta ciudad. El iluminado, además, se ha apoderado de la razón y de los sentidos de Iván; y le está obligando a pensar, a sentir, a decir, lo que él piensa. Mucho me temo que si Iván Chaves no es capaz, más pronto que tarde, de despertar de ese estado hipnótico, terminará papando moscas.

Jueves. 20


Copio unas declaraciones que están recogidas en “Apuntes del Rincón de Ceuta”. “No debe ser la apertura de la Verja motivo para ocultar la dejadez a la que esta ciudad ha estado sometida durante tantos años. Hemos vivido pensando solamente en el bienestar que disfrutábamos, sin mirar hacia delante; y ahora queremos asirnos a lo de Gibraltar, como si fuera la causa de los males que se nos avecinan. No; yo digo que ello no es justo”. Así pensaba Eduardo Hernández, destacado empresario de esta ciudad, en los años ochenta. Y creo que sus declaraciones vienen que ni pintiparada en estos momentos donde parece que la culpa de todos los males actuales se debe a la subida de precios, durante la Semana Santa, de los pasajes de los barcos. Es cierto que arribar a Ceuta, procedente de Algeciras, cuesta muy caro. Y que las navieras hacen y deshacen a su antojo. Pero esa actitud no es nueva, sino que ha existido, de una forma o de otra, siempre. Por consiguiente, y al margen de que se tomen las medidas oportunas por parte de ambas administraciones, con el fin de situar las cosas en su justo punto, sería conveniente que la desafortunada decisión de las compañías no desatara las críticas interesadas de quienes hablan ya de que los movimientos de las navieras están obstaculizando el desarrollo turístico y económico de Ceuta. Con la intención de situarse los tales en primera línea de un movimiento ciudadano que les ofrezca la oportunidad de hacerse campaña de imagen. Y es que los hay que andan siempre figurando en todos los sitios. Ora contra la fumigación llevada a cabo por Ferraz en la sede de la calle de Daoíz; ora contra la Manzana del Revellín; ora contra el poder de las navieras... Lo único que les falta es ponerse al frente de una comisión que pida que no le paguen al editor de este medio, la parte que le corresponde por haber hecho una obra en la sede de “El Pueblo de Ceuta”, acorde con los tiempos que corren. La verdad es que no me extrañaría que se hayan puesto ya manos a la obra.

Viernes. 21


A las siete y algo de la mañana, cuando camino con “Oasis”, que es el labrador que me acompaña bajo una lluvia menuda pero que cala, aún no tengo la certeza de que quien maneja las nubes vaya a mostrarse generoso con cuantos esperan ansiosos la salida de los pasos. Ojalá, me digo, que le dé por ordenar que la lluvia se tome un respiro para que las calles no sean tomadas por penitentes llorosos, motivado por la desilusión que les embarga cuando se quedan sin poder cumplir con un rito tan querido. Para mí, el Viernes Santo transcurre como otras muchas veces: leyendo la prensa, escribiendo, y buscando un poco de tiempo para empaparme de la Biblia. Aún no ha llegado la hora vaga de mediodía cuando suena el teléfono. Es un conocido, que ha leído mi columna de hoy. Y, tras los saludos de rigor, trata de sonsacarme el nombre del concejal del cual digo que estaba reunido, en una dependencia del Hotel La Muralla, con el delegado de una empresa de la limpieza para acordar la cantidad que desea llevarse, por ‘servicios prestados’, y poder comprarse un piso en sitio céntrico. En vista de mi hermetismo, allá que se pone a darme nombres de quienes él piensa que podrían haber sido. Mas yo sigo impenetrable. Sin decir ni mu. Cansado ya de oírle, le invito a que indague acerca de la persona que, siendo concejal allá por los años ochenta, era capaz de poner la mano y ahora pasa por ser el más honrado ciudadano de esta tierra.

Sábado. 22


Echo de menos la prensa escrita. Por más que exista internet, a mí me sigue cautivando el periódico de papel. Y es en internet, por tanto, donde leo cómo el arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, reivindica la dignidad de la muerte de Jesús en la cruz, a la que se refirió como tormentosa, y en la que, según recordó, no recibió ningún tipo de cuidado paliativo. En este sentido, lamentó que en el mundo actual “algunos” confundan la dignidad de la muerte con el miedo al dolor. “Jesús, continúa diciendo, no tuvo cuidados paliativos pero su muerte fue absolutamente digna porque la miró cara a cara, con confianza, porque la aceptó con amor...”. Las palabras del arzobispo podrían ser rebatidas por el hombre más simple: es que no todo el mundo puede ser Dios. Estamos resignados a la muerte, pero lo que queremos es pasar ese trance desconocido, sin sufrimientos innecesarios. Entonces, por qué hacerlo de forma tormentosa. ¿Qué se gana con ello? ¿Acaso muriendo a gritos vivos es la mejor menor manera de conseguir otro mundo mejor? En ocasiones, parece que el diablo es capaz de turbar las mentes de quienes deberían dar muestras de mayor sapiencia. Termino con esta cita: “Dios es todopoderoso. Dios es bueno. Ocurren cosas terribles. El dilema es que puedes casar dos de estas afirmaciones, pero nunca las tres”.
 

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