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OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE MARZO DE 2008

 
OPINIÓN

La huelga de los funcionarios de justicia

Por Ramón Ros


No son muy conocidas las reivindicaciones de los funcionarios de justicia, pero en esencia parece que van en la dirección de equiparar sus salarios a los de los compañeros que están transferidos a las Comunidades Autónomas y por esta razón llevan ya varias semanas de huelga y de manifestaciones en las que han intentado dar la tabarra a Zapatero en sus mítines electorales y hacer llegar sus quejas al conjunto de los ciudadanos.

Quizás, hasta ahí, bien. Parece igualmente razonable que todos los funcionarios que se dedican a lo mismo, quieran igualmente cobrar lo mismo, tocándole ahora al Estado hacer el esfuerzo que durante años han realizado Comunidades Autónomas y Ayuntamientos en cuanto a la dignificación de sus funcionarios, dejando ya de racanear, a unas personas que tienen unos sueldos para sobrevivir, uno o dos puntos de subida tras varios años ya de pérdidas constantes de poder adquisitivo de los empleados públicos, a los que se les han fijado sistemáticamente subidas salariales del dos por ciento, mientras el coste de la vida se duplicaba o más.

Pero a partir de la situación actual, los peros van a surgir en contra de los huelguistas cada vez con mayor intensidad. Y es que sus legítimas reivindicaciones, llevadas en cuanto a método hasta el extremo de una huelga que no tiene fin, está empezando a perjudicar a quien les paga: los ciudadanos, que están viendo como sus cuestiones se retrasan, se eternizan, con los considerables perjuicios que esto les puede ocasionar.

Son muchos asuntos los que los ciudadanos requerimos a diario de los juzgados y que tienen que ver con nuestra vida personal, profesional, etc., etc. Y los retrasos en la resolución de conflictos que sólo se pueden resolver por la vía jurisdiccional, pueden causar graves perjuicios económicos, profesionales e incluso morales a muchísimas personas, que a partir de ese momento ya no va a percibir con simpatía la huelga de los funcionarios de justicia.

En cualquier conflicto sectorial, se hace casi imprescindible la complicidad del conjunto de la sociedad, de tal modo que los ciudadanos entiendan y simpaticen con la causa, aunque no vaya directamente con ellos e incluso, aunque indirectamente les pueda molestar, perjudicar o incomodar en algo.

Pero el aviso dado por el Colegio de Abogados de Ceuta, que no será exclusivo de nuestra ciudad, respecto de las consecuencias de una huelga tan larga, que están empezando a alcanzar al funcionamiento de los despachos privados, no debe tomarse a la ligera por los huelguistas, que más pronto que tarde acabarán perdiendo apoyo social y se encontrarán solos ante el gigante.

Y es que la intensidad de los conflictos hay que calibrarla no sólo en relación con la propia capacidad de resistencia, respecto de la cual ya han demostrado los funcionarios de justicia que es inmensa, sino también tomando en consideración el resto de colectivos afectados, que en el caso de la justicia son todos.

Parece que llega el momento, una vez demostradas las fuerzas, de pensar en los demás y plantear una nueva estrategia aunque sea de modo temporal, para no seguir asfixiando a la sociedad y no terminar perdiendo ese apoyo popular con el que el conflicto nació, no vaya a ser que al final salga reforzado el Gobierno.
 

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