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OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE MARZO DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Más democracia electoral

Norma fundamental del Estado democrático, la Ley Orgánica del Régimen Electoral General de 1985 nació con el propósito de “lograr un marco estable para que las decisiones políticas en las que se refleja el derecho de sufragio se realicen en plena libertad”, objetivo “esencial” señalado en su articulado, en el que se subraya que en en la búsqueda de ese objetivo es “en el que se debe enmarcar toda Ley Electoral de una democracia”.

Sin embargo, la evolución política nacional ha dejado aparentemente trastocado ese propósito. Partidos nacionales como Izquierda Unida (IU) o, ahora, Unión, Progreso y Democracia (UPyD), no se han cansado de reclamar una reforma de esta ley para evitar que los votos que van a parar a formaciones nacionalistas lleguen a valir hasta seis veces más que los que reciben ellos. O lo que es lo mismo, que conseguir un escaño en el Congreso de los Diputados cueste a esas formaciones seis veces más que a las nacionalistas.

Precisamente estos últimos partidos han sido hasta la fecha los que se han enfrentado con mayor virulencia a una reforma del actual sistema electoral, del que son los principales beneficiarios. Enfrente suyo, IU, que es quien más ha trabajado hasta ahora en argumentar esta reforma, entiende que el actual sistema que recoge la Ley Electoral origina un gran número de votos perdidos, tiene un índice de proporcionalidad muy bajo y sobrerrepresenta a las provincias con menor número de población sobre el resto.

Un asunto tan delicado como este precisa no sólo del consenso de los dos grandes partidos de implantación nacional, PP y PSOE, sino de todas las fuerzas del arco parlamentario, ya que el sistema actual, de circunscripción múltiple, pensado para garantizar peso específico en el parlamento de las regiones menos pobladas, ha acabado propiciando una sobrerepresentación de los partidos nacionalistas difícilmente justificable. Los partidos deben ponerse a pensar sobre este asunto durante la legislatura a punto de comenzar.
 

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