Ha pasado el centenario pero tiene la misma alegría que una
chiquilla de quince años. Se llama Rosalía Ponce Muñoz y es
la persona más mayor censada en la Consejería de Asuntos
Sociales, un honor que la convierte en la abuela de Ceuta,
un trozo vivo de la historia reciente de la ciudad. El
próximo 18 de abril cumplirá 102 años y su estado de salud
hace presagiar que soplará las velas muchos años más. Según
ella, el secreto de la eterna juventud es “comer mucho”.
Entre sus platos favoritos están los de toda la vida, el
potaje, el puchero y el pescaíto en blanco. “A ella lo que
le gustan son las cosas de cuchara” afirma Rosa, su vecina y
la encargada de cuidarla desde hace 15 años.
En cuanto a su estado de salud, Rosalía lo resume afirmando
que “tengo mucho años pero estoy muy bien”. Prueba de ellos
es su humor, siempre con una sonrisa en los labios o
explotando en una risa contagiosa ante las bromas. Según
ella, sólo hay una cosa que le impide estar completamente
bien, las piernas. Este es el motivo por el que Rosalía no
sale de su casa, a pesar de que Rosa intenta casi a diario
sacarla a pasear. Según Rosalía “me canso mucho y me da
miedo la silla de ruedas”, pero su vecina comenta que “lo
que le pasa es que es muy presumida y le da vergüenza que la
vean en la sillita”.
Y es que una de las cualidades de Rosalía es la coquetería.
“Yo de joven valía mucho pero ya nada de nada”, bromea para
añadir que “cuando tenía quince años me salían los tíos a
montones”. Le gusta estar guapa y, por eso, aún continúa
poniéndose sus joyas y sus polvos en la cara aunque sea para
estar en casa. “Todavía me salen novios pero sólo por la
televisión” dice riéndose a carcajadas. Otro de sus
recuerdos de juventud tiene que ver con su buena voz, ya que
“de joven cantaba mucho y la gente venía a verme pero ya no
lo hago”. Su canción preferida es ‘María de la O’ y su
artista favorita es Lola Flores.
La historia de una vida
Tras una vida de casi 102 años se esconde toda una historia
similar a la vivida por muchos españoles a lo largo del
siglo XX. Rosalía nació en 1906 en el municipio gaditano de
La Línea de la Concepción, donde vivió hasta que “mi madre
dijo que se quería venir a Ceuta”. Así, llegó a Ceuta siendo
todavía una niña en compañía de su madre y sus tres
hermanos. Rosalía recuerda esa época como si la hubiera
vivido hace poco y cuenta que “en La Línea tenía muchas
amigas y cuando me vine a vivir aquí se pusieron a llorar”.
En cuanto a su primera impresión sobre la Ceuta de las
primeras décadas del siglo pasado cuenta que “el día que
llegué no me gustó mucho pero ahora está todo mejor”. Uno de
los lugares que más recuerda es La Marina, “que antes era
muy fea y ahora está más bonita”.
Desde muy joven comenzó a trabajar limpiando casas, un
trabajo que ahora le enorgullece comentando que “la señora
me decía que estaba muy contenta conmigo porque lo dejaba
todo perfecto”. Como conclusión, muestra los brazos y dice
que “estas manos han trabajado mucho”. Pero dejó de limpiar
casas cuando “me eché un novio y me dijo que me iba a quitar
de trabajar”. Se casó con casi cincuenta años y esa es la
principal razón de que no tenga hijos, tan sólo un sobrino
que vive en Barcelona. Por ello, se puede decir que la
familia son Rosa, su marido y unas cuantas vecinas más que
se preocupan por ella. En cuanto a su boda, dice que “me
casé como Dios manda, no como la juventud de ahora que sólo
se junta”.
Ahora, tantos años después y tras quedar viuda, vive sola en
un pequeño piso con la compañía de sus vecinas. De su casa
dice que echa de menos que no tenga patio para poner macetas
“porque me gustan las flores a perder”. Otra de las cosas
que le gustarían a Rosalía es volver a ver La Línea aunque
“no puedo ir por mis piernas”. De todas formas, admite que
aunque quisiera ver la casa donde nació en 1906 “sería un
momento y al final me querría volver aquí”.
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