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sociedad - DOMINGO, 23 DE MARZO DE 2008


Rosalía  junto a su vecina Rosa.  s.a.

reportaje / La abuela de Ceuta
 

Una sonrisa con un siglo de historia

A sus casi 102 años, Rosalía Ponce
Muñoz es la persona más mayor censada
en Ceuta, aunque aún conserva la alegría,
la coquetería y una salud de hierro que
ella atribuye a sus hábitos alimenticios
 

CEUTA
Sheila Anaya

local
@elpueblodeceuta.com

Ha pasado el centenario pero tiene la misma alegría que una chiquilla de quince años. Se llama Rosalía Ponce Muñoz y es la persona más mayor censada en la Consejería de Asuntos Sociales, un honor que la convierte en la abuela de Ceuta, un trozo vivo de la historia reciente de la ciudad. El próximo 18 de abril cumplirá 102 años y su estado de salud hace presagiar que soplará las velas muchos años más. Según ella, el secreto de la eterna juventud es “comer mucho”. Entre sus platos favoritos están los de toda la vida, el potaje, el puchero y el pescaíto en blanco. “A ella lo que le gustan son las cosas de cuchara” afirma Rosa, su vecina y la encargada de cuidarla desde hace 15 años.

En cuanto a su estado de salud, Rosalía lo resume afirmando que “tengo mucho años pero estoy muy bien”. Prueba de ellos es su humor, siempre con una sonrisa en los labios o explotando en una risa contagiosa ante las bromas. Según ella, sólo hay una cosa que le impide estar completamente bien, las piernas. Este es el motivo por el que Rosalía no sale de su casa, a pesar de que Rosa intenta casi a diario sacarla a pasear. Según Rosalía “me canso mucho y me da miedo la silla de ruedas”, pero su vecina comenta que “lo que le pasa es que es muy presumida y le da vergüenza que la vean en la sillita”.

Y es que una de las cualidades de Rosalía es la coquetería. “Yo de joven valía mucho pero ya nada de nada”, bromea para añadir que “cuando tenía quince años me salían los tíos a montones”. Le gusta estar guapa y, por eso, aún continúa poniéndose sus joyas y sus polvos en la cara aunque sea para estar en casa. “Todavía me salen novios pero sólo por la televisión” dice riéndose a carcajadas. Otro de sus recuerdos de juventud tiene que ver con su buena voz, ya que “de joven cantaba mucho y la gente venía a verme pero ya no lo hago”. Su canción preferida es ‘María de la O’ y su artista favorita es Lola Flores.

La historia de una vida

Tras una vida de casi 102 años se esconde toda una historia similar a la vivida por muchos españoles a lo largo del siglo XX. Rosalía nació en 1906 en el municipio gaditano de La Línea de la Concepción, donde vivió hasta que “mi madre dijo que se quería venir a Ceuta”. Así, llegó a Ceuta siendo todavía una niña en compañía de su madre y sus tres hermanos. Rosalía recuerda esa época como si la hubiera vivido hace poco y cuenta que “en La Línea tenía muchas amigas y cuando me vine a vivir aquí se pusieron a llorar”. En cuanto a su primera impresión sobre la Ceuta de las primeras décadas del siglo pasado cuenta que “el día que llegué no me gustó mucho pero ahora está todo mejor”. Uno de los lugares que más recuerda es La Marina, “que antes era muy fea y ahora está más bonita”.

Desde muy joven comenzó a trabajar limpiando casas, un trabajo que ahora le enorgullece comentando que “la señora me decía que estaba muy contenta conmigo porque lo dejaba todo perfecto”. Como conclusión, muestra los brazos y dice que “estas manos han trabajado mucho”. Pero dejó de limpiar casas cuando “me eché un novio y me dijo que me iba a quitar de trabajar”. Se casó con casi cincuenta años y esa es la principal razón de que no tenga hijos, tan sólo un sobrino que vive en Barcelona. Por ello, se puede decir que la familia son Rosa, su marido y unas cuantas vecinas más que se preocupan por ella. En cuanto a su boda, dice que “me casé como Dios manda, no como la juventud de ahora que sólo se junta”.

Ahora, tantos años después y tras quedar viuda, vive sola en un pequeño piso con la compañía de sus vecinas. De su casa dice que echa de menos que no tenga patio para poner macetas “porque me gustan las flores a perder”. Otra de las cosas que le gustarían a Rosalía es volver a ver La Línea aunque “no puedo ir por mis piernas”. De todas formas, admite que aunque quisiera ver la casa donde nació en 1906 “sería un momento y al final me querría volver aquí”.
 

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