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sociedad - DOMINGO, 23 DE MARZO DE 2008


restos arqueológicos. cedida.

REPORTAJES / ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA
 

Legados en el fondo del mar

La empresa de arqueología subacuática
Nerea está a punto de finalizar la carta
que documenta los diversos puntos
del litoral español, Ceuta incluida,
con pecios u otros restos hundidos
 

CEUTA
Sergio Cobos

local
@elpueblodeceuta.com

Recientes hallazgos arqueológicos del siglo I después de Cristo en el interior de habitación del Parador La Muralla hablan sobre la importancia de la ciudad en cuanto a las riquezas del pasado que aún se encuentran ocultas en el interior de sus entrañas. Sin embargo, estos testimonios de la Antigüedad no se encuentran únicamente bajo tierra, sino que muchos de ellos se asientan en los fondos de las aguas del Estrecho, cerca del litoral ceutí, restos que delatan a la ciudad como una factoría de salazón y pescado remontada al siglo I antes de Cristo. Estas riquezas están esperando aún, en la confluencia del Mediterráneo y del Atlántico, a ser rescatadas por los organismos institucionales para su posterior recuperación como legado histórico. Pero en muchas ocasiones terminan siendo fruto de la codicia de los piratas internacionales, que recolectan libremente amparados por la condescendencia de la legislación internacional: en el caso de Inglaterra, la ley dicta que el 50 por ciento de lo encontrado en un pecio queda en manos del buceador, mientras que la otra mitad es para el armador del barco hundido. En el caso de Estados Unidos, las leyes permiten que el monto total de objetos encontrados vaya a parar al bolsillo del que barre.

“Los arqueólogos españoles no vemos en los pecios los cofres del tesoro del que lucrarnos a título individual”, comenta Javier Noriega, uno de los jóvenes emprendedores de la empresa de arqueología submarina Nerea. “A nosotros nos interesa aquello que los hallazgos nos cuentan, y por eso no hablamos de tesoros, sino de legados”, sentenció. El trabajo de este grupo de jóvenes se centra en la creación de una serie de cartas subacuáticas sobre los restos arqueológicos del litoral. Se trata de llevar a cabo una prospección de los fondos marinos para identificar y poder señalar en el mapa el patrimonio hundido.

De esta forma “se puede luchar contra la piratería en el mar”, expresó Noriega. Para ello, están dotados de avanzadas técnicas de teledetección y “documentación cartográfica de aquellos yacimentos de las aguas cercanas a la costa ceutí, además de la ribera andaluza y de la ciudad de Melilla. De esta forma, “cada localidad tendrá su propia base de datos, así como el acceso a un registro a nivel nacional, que estará en manos del Ministerio de Cultura”, informó Noriega.

La Ciudad ya participó en esta iniciativa en septiembre del año pasado, momento en que optó por invertir el equivalente a unos 45.000 euros en este proyecto de tasación submarina, que se encuentra a piques de sacar a la luz sus resultados. El citado estudio no sólo permitirá situar en el mapa los restos del patrimonio ceutí que descansa en el fondo del mar, sino los fragmentos de los pecios hundidos, que antaño entraban en el Mediterráneo desde el Atlántico, atravesando el Estrecho de Gibraltar.

De hecho, una prueba de la gran cantidad de barcos que pasaban por este enclave era la intensa actividad comercial que tuvo la Septem Frates romana, información que se puede encontrar en los numerosos hallazgos arqueológicos submarinos que se han llevado a cabo en las costas ceutíes. La mayor parte de estos objetos fueron recuperados en los años 50 y 60 por parte de un equipo de buceadores, gracias a los cuales el Museo de Ceuta cuenta con una de las mejores colecciones de ánforas y anclas romanas del Mediterráneo occidental.

El potencial de nuestro patrimonio arqueológico submarino es destacado, como demuestra lo recuperado hasta la fecha. Sin embargo, los prometedores inicios de los estudios arqueológicos de nuestros fondos marinos no alcanzaron la suficiente madurez “por falta de medios técnicos y humanos”, según afirma el arquitecto de la Ciudad, Fernando Villada, que considera que los métodos que se utilizaban antaño era “poco escrupulosos”, por lo que celebra que “actualmente se ponga más interés en remover el paso con el máximo cuidad, presenvando los restos encontrados”.

Paulatinamente se han ido mejorando los métodos y técnicas de la investigación arqueológica submarina. Estas mejoras no sólo han afectado a las propias excavaciones arqueológicas, sino que también han llegado a la localización de los yacimientos bajo las aguas. La aplicación de tecnologías de prospección geológica, tales como el sonar de barrido lateral o el penetrador de fangos, han permitido identificar yacimientos ocultos bajo las arenas o en profundidades inaccesibles para el hombre. Estas novedosas técnicas se han aplicado en la elaboración de la carta arqueológica submarina de Ceuta, que por primera vez en España se ha hecho conjuntamente a un equipo de biólogos marinos, que ha confeccionado la carta bionómica.

El proyecto que Nerea está llevando a cabo, y para el que se prevé un final feliz en las próximas semanas, consta de varias fases de estudio: por un lado, se creará una carta arqueológica en la que se detallen “todas y cada una de las zonas de yacimiento dentro del mar”. Por otro, un cuidado trabajo de restauración y recuperación “de la memoria del lugar, que lleva ahí abajo centenares de años”. Así, se podrá llevar a cabo un profundo estudio documental y bibliográfico en archivos, así como en bibliotecas especializadas, que permitirán obtener información sobre los puntos de encuentro y piezas halladas en pocos minutos. Con ello se conseguirá, además, proteger el patrimonio local “y mantenerlo a salvo” aseveró Noriega.

Vigilancia vía satélite

Sin duda, el reto más llamativo de la empresa es la participación junto a la firma Decasat en el proyecto ‘Vigilancia de Yacimientos Arqueológicos Subacuáticos Mediante Satélite’, apoyado por la Consejería de Innovación y Empresa de Málaga, y que servirá para vigilar desde el cielo con satélites espaciales los tesoros que yacen en las profundidades del mar, ocultos en más de 700 galeones y barcos hundidos, para evitar que los piratas los expolien. Estos yacimientos pueden estar valorados en 600 millones de euros por barco y, en el 35% de los casos, ya han sufrido algún ataque de buceadores sin escrúpulos.

Según Nerea, este sistema hará imposible que se repitan de nuevo acontecimientos trágicos como el expolio llevado a cabo por la compañía Odyssey, que “se hizo propietaria” hace unos meses de un cargamento de monedas de oro y plata de un pecio hundido a tan sólo 20 millas de la localidad de Estepona. Según los expertos, las empresas dedicadas al saqueo de los fondos marinos no suelen ser españolas.

Sin embargo, eligen las costas nacionales debido a su riqueza en yacimientos, sobre todo, la zona mediterránea. «Las costas andaluzas, por su rico pasado y su situación geográfica, han sido testigo de numerosos naufragios, muchos de ellos de calidad científica», señala Javier Noriega, piezas que se cargaban impúdicamente en barcos rumbo a Inglaterra, engrosando la lista de existencias en museos como el Británico, de gran riqueza y prestigio. Así, la configuración de esta carta de existencias en el litoral ceutí será la salvaguarda de que no vengan por aquí barcos internacionales para hacer el agosto de manera ilícita.
 


Nerea es la segunda empresa española en el mundo de la arqueología submarina

Nerea es una empresa compuesta por profesionales de la arqueología nacida en el seno de la Universidad de Málaga, premiada con el distintivo de Empresa de investigación Spin-Off en 2003. Está formada por un equipo de seis personas que se reparten en diversos departamentos multidisciplinares de gestión e intervención, desde los cuales se lleva a cabo un trabajo de protección y restauración del patrimonio arqueológico submarino, así como la intervención en obras civiles marítimas y urbanas. La firma malagueña, que colabora habitualmente con instituciones como los ministerios de Defensa, Industria o Fomento, o el Ayuntamiento de Málaga, se encarga también de informar sobre los restos cuando pueden ser afectados por obras de remodelación de espacios portuarios, por ejemplo.
 

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