Y al tercer día se hizo la luz. Una fina lluvia impidió el
Miércoles Santo que Flagelación y Caído salieran de su Casa
de Hermandad y Parroquia, respectivamente. El Jueves fue una
precipitación permanente la que suspendió las salidas
procesionales de la Encrucijada, Las Penas y Mecinaceli.
La ‘madrugá’ trajo consigo la reanudación procesional de las
hermandades en la calle, con las salidas de Descendimiento y
Vera Cruz. El Viernes todo fue claridad, a pesar de que las
cofradías estuviesen pendientes del tiempo. Nadie se fiaba.
Al final, el cielo se abrió por completo y permitió a los
ceutíes salir a ver procesiones. Hubo más cantidad de
personas que otros años, esa era la sensación de los
cofrades.
La primera en pisar la calle fue la Cofradía del Santísimo
Cristo de la Paz y María Santísima de la Piedad, conocida
como ‘‘El Valle’. Antes de que dieran las 19.00 horas, la
hermandad salía de la Iglesia Nuestra Señora del Valle para
enfilar el Brull y la calle Real hasta llegar a Jáudenes. La
hermandad destacó que por el paseo del Revellín encontraron
más público que nunca. Dos días sin salir procesiones
doblaron las ganas de los ciudadanos por encontrarse con el
Señor y la Virgen en la calle.
Las banderas del Palacio Autonómico ondeaban a media asta
porque era día de luto. Jesucristo moría en el Monte del
Calvario y también moría la Semana Santa, poco a poco, tras
un manto de lluvia que ha incapacitado el Miércoles y el
Jueves Santo. El Valle estrenó además las túnicas. Se ha
pasado del blanco al negro y a la capa. Sin acompañamiento
musical, en respetuoso silencio, la hermandad tomó la
determinación de cambiar el color. También estrenó
incensario, la presencia del muñidor (persona situada
delante de la Cruz de guía que llama con una campana la
atención del público) y la restauración de las imágenes.
La Expiración, única cofradía que procesiona sobre ruedas
lució en su salida en la Iglesia de África y provocó el
sentimiento de los fieles. La nueva Junta de Gobierno espera
sacar en pocos años el paso sin ruedas.
Por su parte, la Buena Muerte volvió a encandilar en la
iglesia de Los Remedios. Una aglomeración de gente le
acompañó en su salida. Con más de 100 nazarenos
procesionando y 70 costaleros repartidos entre el paso de
misterio y el de palio de Nuestra Señora del Mayor Dolor, la
cofradía también notó más personas en la calle. Durante la
recogida, como suele ser tradicional antes de entrar en la
parroquia de los Remedios, el Cristo se despidió de su
Madre.
La cofradía del Santo Entierro se encargó de poner el punto
y final a la Semana Mayor pasadas las 2.30 de la madrugada.
La anécdota de la jornada se produjo en la Iglesia de
África, cuando la nueva parihuela del paso de palio de María
Santísima de la Soledad obligó a los costaleros a sacarlo a
la calle de rodillas. Lo mismo sucedió en la recogida, algo
que provocó muchos nervios y emoción a la vez entre los
hermanos. El comandante general hizo de representante Real y
un piquete de Artillería acompañó musicalmente al misterio
con cornetas y tambores; la Banda Municipal fue la encargada
de tocar las marchas en la Virgen.
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