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OPINIÓN - VIERNES, 21 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Fechas para dirimir discusiones
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La Semana Santa, más que Semana de Pasión y de recogimiento, se ha convertido en unas fechas esperadas siempre por quienes necesitan dirimir problemas enconados bajo la máxima de la amenaza que siempre perjudicará a terceros (Ojo: el derecho a la huelga es inalienable. Por si acaso).

Cuando se celebra precisamente el período sagrado del cristianismo, tradición cumbre, es ya costumbre también que surjan las discusiones encarnizadas entre patrones y obreros; ya sean los concernientes al gremio de Hostelería; ya al de Transportes en cualesquiera de sus modalidades; ya a los de la recogida de basuras... Es el momento preferido por los trabajadores para defender sus intereses. Por razones obvias. Y de ahí que asistamos a ese juego donde “los patrones no quieren dar nada y los obreros quieren tomarlo todo”.

En Ceuta, las conversaciones entre las empresas que gestionan la limpieza de la ciudad y sus operarios han concluido felizmente. Al final, ha sido la Ciudad (?), para evitar la hediondez que se hubiera apoderado de las calles, la que ha tenido que tirar de faltriquera. Leo que las reuniones se han mantenido en un salón perteneciente a Comisiones Obreras. Y los recuerdos, de épocas pasadas, relacionados con los chanchullos de la basura, me han venido a la mente. Y es que la recogida de basura ha sido, en Ceuta, motivo de discordia permanente y de anécdotas vergonzosas, tipos patio de Monipodio; gracias a las denuncias que se hacían de concejales que trincaban por favorecer la contratación de cierta empresa, perjudicando a otras.

Me da la risa, todavía, cuando recuerdo a aquel concejal, que estando reunido en un salón de los bajos del entonces Hotel La Muralla, con un delegado de la empresa a la cual se le había adjudicado la gestión de la limpieza, salió corriendo, como alma que lleva al diablo, al verme a mí con una cámara en ristre para inmortalizar el momento. Testigo de aquella escena, esperpéntica, fue Jesús Cordero. Y es que el hombre, el concejal, estaba pactando una suma de dinero para poder ayudarse a comprar un piso en sitio céntrico. Y lo hacía sin saber que el delegado de la empresa, que se había echado ya dos chivas al coleto, nos había puesto al tanto de lo que se iba a tratar en aquella cita.

También esta semana, como no podía ser menos, hemos vuelto a presenciar los llantos de cofrades por mor de la lluvia y el consiguiente disgusto porque sus imágenes no habían podido transitar la calle. Aunque en este caso, no cabe echarle la culpa a patrones y trabajadores. Si bien la cosa tiene arreglo: dado que en marzo suele hacer mal tiempo, por qué no cambiar las fechas para que las imágenes luzcan con todo su esplendor.

En cuanto a la subida de los billetes de los barcos, me parece un debate que está ya muy visto en esta ciudad. Cuántas palabras vanas se gastan en estas fechas, desde tiempo inmemorial, para luego seguir dejando el camino expedito a los grupos de presión que tienen la llamada “autopista” del Estrecho como un negocio donde ganan pasta a tutiplén y que les permite, emboscados en lo que llaman liberalismo económico (aunque Acciona esté subvencionada), repartir prebendas entre quienes deberían, según Ramón Ros, adoptar ya una postura firme al respecto. La Semana Santa es Semana de Pasión. Pero por todo lo dicho.
 

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