Las costas ceutíes y la región del Mar de Alborán es una
zona de gran riqueza de especies marinas gracias a los
alimentos que traen las corrientes que intercambian el
Atlántico y el Mediterráneo. Por Ceuta pasan cetáceos
emblemáticos como las orcas, los cachalotes o diferentes
tipos de delfines, y algunos menos conocidos como los zifios.
Un ejemplar de esta peculiar especie, que puede llegar a
alcanzar los seis o siete metros y se nutre de la ingesta de
calamares, fue el último cetáceo en varar en Ceuta el año
pasado y aún hoy se pueden ver sus restos en el cementerio.
Las ballenas que se hallan en Ceuta suelen ser animales que
siguen la migración bordeando las costas del norte de
África. El envaramiento de estos gigantes se produce en esta
época del año, la mayoría de las ballenas emprenden su
extraordinaria migración saliendo del Mediteráneo
coincidiendo con el deshielo de los polos al principio de la
primavera, ya que acuden allí a alimentarse de las grandes
concentraciones de plancton que se forman en la estación. El
periodo de apariciones se vuelve a abrir a su vuelta, cuando
regresan buscando aguas más cálidas en los meses de
septiembre u octubre. Otros cetáceos que poseen poblaciones
residentes en aguas cercanas, como los calderones y el
delfín común, mular y listado, aparecen muertos en las
costas, lógicamente, durante todo el año, aunque aumenta su
número en épocas de mayor presión pesquera. En lo que va de
2008 han aparecido cuatro delfines envarados, un número
bastante elevado, y una ballena muerta recientemente de 30
toneladas.
Los cetáceos suelen aparecer en la bahía norte de Ceuta
mientras las tortugas que envaran lo hacen en la bahía sur,
más resguardada y donde acuden en masa a alimentarse. Entre
éstas destaca la tortuga laúd, una especie realmente rara y
en peligro de extinción que puede llegar a medir los tres
metros. Ceuta es el lugar de Europa donde más aparecen
cadáveres de laúd ya que también cuentan con una mayor
presencia en estas aguas, este año ya han aparecido cinco
ejemplares muertos.
Según el veterinario municipal, Álvaro García De los Ríos,
que prepara un proyecto con la Consejería de Sanidad para el
tratamiento adecuado e institucionalizado de los animales
aparecidos en la costa, el número de envaramientos no ha
aumentado en Ceuta si se toma un periodo de tiempo amplio.
Sin embargo afirmó que sí se ha constatado, en estudios
realizados en el mar, un menor número de ballenas lo que
podría significar que la proporción de animales ha crecido.
Un caso excepcional se dio el año pasado, la enfermedad
provocada por el morbilivirus diezmó a las poblaciones de
cetáceos, como ya lo hiciera de forma dramática en la década
de los 80, y aparecieron en las costas seis calderones y más
de veinte delfines listados. La enfermedad parece haberse
apagado, pero existe todavía preocupación por un posible
rebrote para este verano del virus de la epidemia.
Las causas
Hay tres motivos que se atribuyen al hombre como posibles
factores favorecedores de los envaramientos de animales: el
aumento de la contaminación acústica, determinadas artes de
pesca y los vertidos al mar.
La contaminación acústica se debe principalmente al
incremento del tráfico marítimo y al uso militar de los
sónares, también modernas instalaciones como los parques
eólicos marinos podrían ser una nueva causa. Los zifios son
protagonistas de envaramientos masivos en las costas
españolas atribuidos a la actividad de los sónares
militares, en muchos veranos han aparecido agrupaciones en
Canarias y, en los últimos años, en Almería e incluso en
Melilla. El sónar afecta gravemente al oído de los cetáceos
e interviene en su sentido de ecolocalización por lo que el
animal queda confundido y desorientado. Existe una gran
preocupación en la comunidad científica por los efectos que
podría llegar a producir el nuevo Sonar Activo de Baja
Frecuencia que emplea actualmente la marina estadounidense.
En las aguas próximas a Ceuta se desarrollan varias
actividades pesqueras que inciden en las poblaciones de
cetáceos y tortugas. El empleo de redes provocó, por
ejemplo, que quedara atrapada la última ballena encontrada
el domingo. La palangre, un largo hilo de nailon del que
cuelgan muchos anzuelos, afecta gravemente a las tortugas
marinas, de una línea de 500 anzuelos puede llegar a sacarse
hasta diez ejemplares. La flota pesquera actualmente está
adoptando unos nuevos anzuelos desarrollados en estudios
conservacionistas que permiten que las tortugas puedan
escapar o que el enganche del animal no se produzca dentro
del aparato digestivo, por lo que el daño sería menor.
La otra causa asignada al hombre es la contaminación por
vertidos, tanto industriales como de aguas fecales. La
Universidad de Barcelona ha atribuido la epidemia de
morbilivirus del año pasado a la contaminación, lo que hizo
que descendieran las defensas de los animales afectados y
surgieran posibilidades para la enfermedad.
|