El sonido del clamor y de las melodías de las bandas en
estos días de Semana Santa se amansan ante la sobriedad de
los pasos durante la ‘madrugá’. Las hermandades del Cristo
de la Vera Cruz, de Nuestra Señora del Desamparo y la
Primitiva Hermandad de Nazarenos del Sagrado Descendimiento,
que tienen su salida en el Santuario de Nuestra Señora de
África y en el Oratorio de Santa Cruz, respectivamente.
“Miraremos al cielo hasta el último minuto”. Esta fue la
respuesta del Hermano Mayor de Veracruz, José Rodríguez,
cuando EL PUEBLO le preguntó rozando las diez de la noche:
“¿Salís o no salís?”. Y es que un año de trabajo no se puede
suspender de buenas a primeras, sin ver cómo caen las gotas
rozando la medianoche, momento en que comienza la ‘madrugá’.
La Primitiva Hermandad de los Nazarenos del Sagrado
Descendeimiento, Santa Cruz en Jerusalén, Santísimo Cristo
del Buen Fin en su Traslado al Sepulcro y María Santísima de
la Concepción sale desde su sede canónica, la Iglesia
Catedral de Nuestra Señora de la Asunción; mientras que la
Hermandad de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Vera Cruz
tiene su salida ritual en el Santuario Nuestra Señora de
África.
Antaño, ambas cofradías salían en dos pasos distintos en la
madrugada del Jueves Santo al viernes, actualmente los dos
titulares pasean cogidos de la mano en la misma procesión,
estableciendo un nexo de procesión que reúne cada año a
centenares de fieles y seguidores de ambas hermandades. La
única hermandad que realiza la estación de Penitencia en el
interior del templo catedralicio es la de Veracruz.
En cuanto al porte y tallas de ambas cofradías o
hermandades, Virgen del Desamparo porta una corona creada en
el año 1967, cuyo diseño y ejecución corrió a cargo del
lápiz y el cincel del taller lucentino de Angulo. Su trazo
recuerda a reminiscencias nazarenas en el remate del nimbo,
que presenta 16 estrellas.
El Cristo de Vera Cruz también posee una particularidad y es
que, si bien es la imagen más antigua de todas las que
procesan por las calles ceutíes en estos días con su
construcción en el siglo XIII, el artesano y creador es, en
nuestros días, todavía una incógnita. Fue restaurado en
Sevilla por Francisco Arquillo Torres en 1995. La Virgen del
Desamparo es obra del valenciano José Rabassa Pérez y
embellecida por los sucesores de Castillo Lastrucci en
Sevilla.
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