Las tres cofradías de Jueves Santo repitieron otro año más
sin salir a la calle. El Medinaceli fue la última de la
tarde en sufrir el varapalo. “Teníamos muchas ganas de
salir, porque dos años consecutivos se hacen muy pesados”,
dijo Francisco Hernández, hermano mayor de la cofradía. Sin
embargo, los hermanos y fieles disfrutaron en la calle el
pasado lunes con el traslado de las imágenes (por primera
vez la Virgen) a la Casa de la Hermandad y con la liberación
de un preso.
Por lo menos ellos sí pudieron ver las imágenes de su Cristo
por las calles de Ceuta; no en carrera oficial, pero sí,
cortejados por miles de ceutíes que rinden devoción al
Medinaceli durante su traslado procesional desde la Iglesia
del Príncipe hasta su casa de la Hermandad en Otero, donde
descansaba ayer junto a su Madre, la Virgen de Los Dolores.
La jornada para la Junta de Gobierno y capataces fue larga y
dura. Desde por la mañana temprano los cofradieros vigilaban
desde las pantallas de internet la climatología. Presagiaban
que habría suerte, pero no fue posible. Alimentaban su
esperanza apelando al siempre temido Levante. Al final no
fue el viento del este, sino las nubes que descargaron por
la mañana en Cádiz las que cruzaron el Estrecho para obligar
a los pasos a esconderse en sus ‘madrigueras’. Manolo Creo,
capataz del paso de misterio, relataba que el miércoles por
la noche quedó todo preparado para la salida procesional.
Inocentemente, Creo, pensando con el fondo de su corazón,
creyó que al final conseguirían salir, y quiso mandar un
saludo a las cofradías del ‘Caído’ y la ‘Flagelación’. “Sé
cómo se encuentran sus hermanos, porque el año pasado nos
pasó a nosotros”, dijo.
Los costaleros estaban citados desde las seis y media de la
tarde, pero apenas pudieron rozar las barras que aúpan al
paso.
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