Cuando llega la Semana Santa, hay
amigos míos que tienen la buena costumbre de dejar de fumar.
Lo peor, de todo ello, es que una vez pasada la misma
vuelven, de nuevo, a pegarle al cigarrillo, con lo bien que
estaría que continuasen la promesa, porque ellos le llaman a
eso promesa, y no volver a fumar que ya se sabe que
perjudica gravemente la salud. Y no está la cosa como para
andar perjudicándose uno, por el asunto de seguir echando
humo.
Y es que, cuando llega la Semana Santa todos, no sé por qué
razón, intentamos ser mejores. Unos se quedan en el intento
y otros, qué quieren qué les diga, se convierten en más
buenos que el pan. Uno dejándose arrastrar por esa tendencia
de que en estas fechas hay que ser bueno va a intentar, por
todos los medios a su alcance, tratar de conseguirlo. Así
que me prometo no escribir, durante siete hermosos días, de
los pelotas, lameculos, politiquillos de medio pelo,
trincones y demás fauna que nos rodea. La cosa me va a
costar un ojo de la cara, pero una promesa, es una promesa,
y el ser bueno durante siete días, no se puede hacer más que
una vez al año, según la teoría de mis amigos los que, en
esa semana dejan de fumar.
O sea, lo tengo decidido, a ver los “pasos” con toda la
tranquilidad del mundo mundial y a pasar una Semana Santa lo
más placida posible. Oiga, no es por nada, a qué va a
resultar hasta bonito y beneficioso para la salud.
Me imagino y siento que el libido de las emociones fuertes
recorre todo mi cuerpo, cuando vea alguno de estos
personajillos, haciendo algo fuera de lo normal o alargando
por esos piquitos, que no se pueden aguantá, todas las
chorradas del mundo y, por el asunto de la promesa, hacerse
el loco, como si no hubiese visto nada o no hubiese
escuchado nada.
Aunque ustedes no lo crean, en Semana Santa, se ven y
escuchan cosas entre toda esta fauna, digna de los mejores
comentarios. Todo es cuestión de ponerse al lado de los
mismos, cuando estén largando, que nos se cortan un pelo, lo
único que cortan es un traje del que están hablando y más
tarde, traducir y pasar todo a esta página. Oigan, se lo
juro, lo íbamos a pasar mejor que presenciando el mejor
espectáculo de humor. ¡De verdad, todos estos fulanos, son
una jartá de simpáticos! ¡Que grandes humoristas se ha
perdido el mundo!.
Pero como las promesas, son las promesas, tendrán que
esperar a que pase la Semana Santa para que volvamos a
contarles cosas de todos ellos. Total sólo son unos pocos de
días.
Me divierto nada más pensando, en tener la oportunidad de
contarles, la solución que da uno de los pertenecientes a
esta fauna, sobre la probable huelga de basura y cómo él,
que sabe más que nadie porque tiene iluminación del más
allá, la arreglara. Y no los quepa duda alguna que la
arreglaría, Ya arregló una y nos costó, a todos los ceutíes,
pagar de nuestros bolsillos cerca de quinientos millones de
la antiguas pesetas. Aquí, abría que decir, como en el
chiste; ”Virgencita, que nos deje como estamos”.
Les pido, contada la humildad del mundo, perdón por estar
rompiendo la promesa. Gracias, por perdonarme.
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