Ayer se cumplió un mes desde que Juanfran se lesionara en
Linarejos, quedando la defensa bajo mínimos, y de que José
Enrique Díaz emprendiera la búsqueda del sustituto ideal. Un
mes buscando un defensa, que serían seis si añadimos los
cinco que tuvo el sevillano para encontrar el zaguero que se
pensaba firmar en el mercado de invernal.
Muchas han sido las negociaciones abiertas, varios los
nombres, los frentes, pero las jornadas siguen pasando y al
vestuario sigue sin recalar un recambio que asegure la zaga
ante posibles inconvenientes.
Futuribles ha habido unos cuantos. Que si Emiliano, que si
Debrís, que si Juanjo Hervías... ahora Abel, también
Héctor... muchas negociaciones abiertas, pero nada de nada.
´Despacito y buena letra´, como diría alguno, pero como en
los despachos del club se descuiden se les va a cerrar el
plazo y con ello la posibilidad de reforzar un equipo que
ante el Melilla ya tuvo que hacer auténtico encaje de
bolillos para alinear una defensa de garantías.
Para el que no lo sepa, y él debe saberlo, a José Enrique
Díaz le queda otro mes para que se cierre el plazo que desde
la Real Federación Española de Fútbol se le da a los equipos
con lesionados de larga duración para que cubran dichas
bajas. Porque en las últimas cinco jornadas será imposible
que pueda llegar nadie, habida cuenta de la legislación
vigente.
La cuestión está en que, a falta de nueve jornadas para el
final de liga, desde la dirección deportiva del conjunto
caballa se siguen dando palos de ciego. Que le quiten la
máscara.
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