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OPINIÓN - MARTES, 18 DE MARZO DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Atender a lo importante

Muchas veces puede dar la impresión, desde el desconocimiento, que los asuntos que más asiduamente tratan los políticos en sus comparecencias y reuniones no tienen nada que ver con la ciudadanía aunque realmente no sea así. Todo lo que se hace o se deja de hacer en las instituciones (que se firme un convenio con una entidad u otra, que su montante sea más o menos elevado, que se destine más o menos presupuesto a una consejería o a la de al lado...) tiene su repercusión en la vida de los ciudadanos antes o después. Seguramente lo que existe es un defecto de comunicación por parte de los políticos o de los periodistas que hace que sus tareas cotidianas parezcan harina de otro costal. La rueda de prensa que siguió a la reunión del Consejo de Gobierno de ayer fue buen ejemplo. Después de una ristra considerablemente larga de acuerdos relativos a aprobaciones de obras, ratificaciones de convenios y similares la portavoz del Ejecutivo ceutí, Yolanda Bel, abordó uno de esos asuntos que interesan al más pintado: los precios del transporte marítimo, que de un día para otro han dado un brinco y han vuelto a colocarse lejos de muchos bolsillos, tanto de ceutíes como de turistas o visitantes ocasionales. Era hora de que la Ciudad Autónoma, con la contundencia que lo hizo ayer, porque también es verdad que no ha dejado de atender a este asunto nunca dentro de sus muy limitadas competencias, pusiese sobre el tapete su radical disconformidad con la política de las navieras, que por otro lado se mueven dentro de la lógica más estricta de la economía de mercado y de la oferta y la demanda: cuando hay poca demanda, como sucede durante los primeros meses del año, tiraron los precios hasta extremos desconocidos; cuando sube el número de pasajeros, devuelven las tarifas a esas cotas difícilmente aceptables que acostumbraban hasta la relativamente reciente aparición de su política de ofertas. De la Ciudad y el Estado depende encontrar la fórmula intermedia que sea capaz de, respetando las reglas de juego, encontrar un precio (sin subvención incluida) asumible y equilibrado. De ello depende parte del futuro de Ceuta.
 

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