El caballo ha sido el animal que más ha influido en la
historia de la humanidad. Desde siempre, se ha utilizado
para diversos fines, hasta el punto de haber sido el primer
medio de transporte del hombre o uno de los grandes
impulsores de la ganadería. Hoy en día, la utilidad del
caballo casi se limita a las competiciones deportivas o el
ocio de las grandes esferas, aunque desde hace relativamente
poco tiempo cumple una función social que va más allá de
todo esto, ayudando a quienes más lo necesitan.
Aquí se sitúa la hipoterapia o equinoterapia, una actividad
que cada vez ayuda a más personas discapacitadas a recuperar
la habilidad perdida. Esta terapia consiste fundamentalmente
en aprovechar los movimientos tridimensionales del caballo
para estimular los músculos y las articulaciones. Además, el
contacto con el animal aporta facetas terapéuticas a niveles
cognitivos, comunicativos y de personalidad. Por tanto,
después de un tiempo realizando esta actividad, los
discapacitados físicos suelen tener una mejora en su aparato
psicomotriz y los sensoriales aprenden a comunicarse mejor
con el entorno.
A pesar de que no es una terapia muy conocida, los
discapacitados de Ceuta pueden practicarla aquí mismo, ya
que es uno de los servicios ofertados por el Centro Ecuestre
J.P. de la ciudad. Pero no se trata de ninguna novedad, ya
que el centro viene realizando cursos de hipoterapia desde
hace varios años, alcanzando un notable éxito en el
tratamiento con discapacitados. Para acercar la hipoterapia
al gran público, las instalaciones hípicas se ubicaron la
semana pasada en uno de los stands de la I Feria de
Sensibilización y Discapacidad en la plaza de los Reyes.
Desde allí, han mostrado a todos los interesados los
beneficios de esta práctica, cómo se elabora y qué
beneficios tiene. María, una de las monitoras
fisioterapeutas, explica que “nosotros trabajamos con
algunas asociaciones de Ceuta como Síndrome de Down o Salud
Mental”. En total, esta terapia es practicada por medio
centenar de discapacitados tanto físicos como intelectuales,
a razón de grupos de quince personas a las que se le da una
sesión por semana. Estas varían según el paciente, por lo
que pueden durar entre 20 minutos y una hora. Otro aspecto
fundamental en la hipoterapia es la relación entre el
paciente y el caballo con el que trabajará, que se debe
establecer en las primeras sesiones a través de un
acercamiento entre ambos.
Mejora de las habilidades
“Lo que hacemos básicamente son ejercicios pasivos y
activos, es decir, primero nosotros les asistimos a hacer
los movimientos y luego son ellos los que los hacen por sí
mismo sobre el caballo” cuenta María. El curso consta de
cinco meses de terapia en los que los asistentes cuentan con
la ayuda de voluntarios que les enseñan como pueden sentirse
mejor gracias a los beneficios de montar a caballo. Tras
este periodo, “los enfermos experimentan una notable
mejoría”, afirma la monitora del centro ecuestre. Además, es
una terapia abierta a todo el mundo, ya que no requiere de
ningún requisito específico para practicarla, sino que
“todas las personas, independientemente de la discapacidad
que sufran, pueden realizar estos ejercicios” afirma María.
Y es que la hipoterapia no consiste en aprender a montar a
caballo, sino en realizar una serie de ejercicios físicos,
siempre guiados por el fisioterapeuta, para mejorar la
circulación y activar ciertas zonas cerebrales o musculares.
Pero más allá de los beneficios que pueda tener para los
discapacitados, la hipoterapia funciona para otras
afecciones, que incluyen la ansiedad, el estrés o incluso
problemas de conducta a ciertas edades.
Por ello, cada vez son más las asociaciones que se acercan
al Centro Ecuestre J.P. para conocer los beneficios de esta
terapia e intentar que mediante ella los pacientes puedan
mejorar prograsivamente, logrando alcanzar la integración
social.
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