Tras la noticia del domingo, cuando la Agencia EFE destapó
la orden dada por la Fiscalía General del Estado a la de
Cádiz y Ceuta para investigar “por sus posibles
repercusiones penales” en forma de delito de homicidio
imprudente la actuación de tres guardias civiles de la
Comandancia ceutí [un sargento y dos sin graduación] la
noche del 25 al 26 de septiembre pasado, cuando
interceptaron a cuatro subsaharianos que pretendían acceder
a Ceuta desde Beliones y uno de ellos acabó falleciendo,
ayer llegó la hora de las reacciones, que casi contribuyeron
más a enredar el asunto que a aclararlo.
Siguiendo la orden secuencial de los hechos de aquella
madrugada, las valoraciones emitidas ayer fueron las
siguientes:
La alerta
Según un comunicado emitido por la Asociación Independiente
de la Guardia Civil (ASIGC) los cuatro inmigrantes fueron
localizados desde el punto de vigilancia ‘Grada 20’, donde
agentes con cámaras términas custodian el espigón que separa
Benzú de Beliones.
La interceptación
Una vez avistados, la patrulla del Servicio Marítimo de la
Benemérita sale a su encuentro. Según ASIGC, como “los
guardias civiles de Ceuta saben que los subsaharianos no
saben nadar” proceden a subirlos a la embarcación. Tanto
esta entidad como la Asociación Unificada de Guardias
Civiles (AUGC), mayoritaria en Ceuta y a nivel nacional,
niegan rotundamente que les pinchen, ni en ese caso ni
nunca, sus flotadores, lanchas o chalecos salvavidas. “Es
una barbaridad decir tal cosa”, rechazó ayer el secretario
general de AUGC-Ceuta, Juan Amado.
El jefe de Gabinete de la Delegación, Clemente Cerdeira,
calificó la intervención de “ajustada a derecho, escrupulosa
y humanitaria”.
Según la denuncia, los agentes detuvieron [según diversas
fuentes, a varios centenares de metros de la costa] a los
inmigrantes, les esposaron y volvieron con ellos a aguas
marroquíes, donde a unos cien metros de la costa les
empujaron al agua y les pincharon con un cuchillo los
salvavidas que llevaban.
El ‘pinchazo’
Aunque varias fuentes de toda solvencia insisten en que sí
es práctica habitual destruir los elementos que utilizan los
inmigrantes para llegar sobre el agua a territorio español,
circunstancia que las autoridades y las asociaciones
profesionales niegan, en este caso instancias oficiales
niegan que el fallecido llevase flotadores o chaleco
salvavidas, asegurando que el traje de neopreno que portaba
“es autoflotante”, aunque no todas las versiones lo son.
El ‘desembarco’
Es el momento donde aparecen más contradicciones. Según el
escrito de la Fiscalía General del Estado los agentes
volvieron con ellos a aguas marroquíes, donde a unos cien
metros de la costa les empujaron al agua y les pincharon con
un cuchillo los salvavidas que llevaban. El senegalés
fallecido, de 29 años “comenzó a pedir auxilio diciendo que
no sabía nadar, lo que, en principio, tomaron a broma los
agentes, que procedieron a reírse de la situación” antes de
que uno de los guardias se lanzase al agua para rescatarle.
La AUGC rechaza también este punto. “Conocemos a los
implicados y son magníficas personas y profesionales que
jamás pondrían en peligro la vida de nadie”, protestó ayer
Amado. “Lo que pudo ocurrir es que el subsahariano perdiera
el equilibrio o el flotador y al no saben nadar se empezar a
ahogar”, aportó ASIGC.
La AUGC destacó que fue este colectivo “el único” que hace
años presentó informes al Defensor del Pueblo para que se
tomasen medidas encaminadas a evitar las frecuentes muertes
de inmigrantes en el mar.
“Fueron dejados cuando el agua les llegaba por la rodilla y
no a cien metros, como se dice”, repitió ayer Clemente
Cerdeira la versión de la Comandancia de la Benemérita,
aunque con tanto acercarse a la costa a miembros de
organizaciones no gubernamentales les surgen aún más dudas:
“¿Cómo puede acercarse tanto a la orilla la embarcación de
la Guardia Civil sin encallar? ¿Cómo se puede ahogar el
inmigrante si el agua le daba por la rodilla?”, se
preguntaba ayer un abogado que prefirió mantenerse en el
anonimato.
La investigación
Tanto la Comandancia, que dice esperar “tranquila” la
citación de los agentes a declarar, como el propio Cerdeira
recordaron ayer que el suceso ya fue investigado en su día y
posteriormente archivado por la autoridad judicial. “La
Fiscalía de Ceuta ordenó el sobreseimiento de las
actuaciones al comprobar que los agentes actuaron de manera
correcta”, insistió el jefe de Gabinete.
Las pruebas
CEAR informó con los testimonios de dos de los tres
inmigrantes que acompañaban al fallecido (la mujer no quiso
hablar) al Defensor del Pueblo del suceso y este, que recabó
más datos, trasladó el tema a la Fiscalía General del
Estado. Según las autoridades el “principal aval” de la
actuación son las imágenes de las cámaras de ‘Grada 20’, que
según la versió oficial grabaron el suceso íntegramente,
cintas que ya estarían en poder de la Justicia, según
destacaron ayer.
La investigación reabierta
Cerdeira y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba,
coincidieron ayer en saludar la reapertura de la
investigación como una forma de aclarar cualquier duda,
aunque el ministro insistió en el respeto a la “presunción
de inocencia” que merecen los guardias.
“La investigación se reinicia al existir una denuncia y es
obligación abrirla, pero estoy convencido de que también se
producirá el sobreseimiento, ya que el dato de la grabación
de la cámara es fundamental”, repitió Cerdeira.
“Si hay que sancionar, se sancionará, penalmente y
disciplinariamente”, advirtió el ministro, quien puntualizó
que “junto a la actuación del fiscal hay una cosa que se
llama presunción de inocencia de los agentes” y reclamó
dejar hacer su trabajo a la autoridad judicial.
Los flecos
Mientras la AUGC, que espera conocer “más datos” sobre el
asunto para emitir una valoración “con mayor rigor”, puso
ayer a disposición de los agentes sus servicios jurídicos,
quedan por resolver otros flecos tan o más importantes del
caso como los anteriores que aún no están “aclarados” según
el responsable de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado
(CEAR) en Andalucía, Ceuta y Melilla, Alberto Revuelta.
Entre otros están la regulación del sistema de ‘devolución
inmediata’ a la costa marroquí de los inmigrantes que se
encuentran en el mar o la asistencia sanitaria que, a uno y
otro lado de la frontera, se puede prestar y con cuánta
inmediatez a los interceptados.
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