En verdad que mi intención hoy era
ir dándoles un “a bientôt” (hasta pronto), ya que mi
intención -aunque nunca se sabe- es, después de un
paréntesis, volver a primeros del mes que viene, pero
todavía queda la columna del domingo que no quiero que se
pierdan. Pensaba inicialmente abordar en estas líneas el
tema de los “bagaudas”, intentando buscar paralelismos con
la situación actual y la crisis (con mayúscula) que se
avecina, sin duda de carácter global pero que en España
puede verse acentuada tanto por el cainita espíritu
balcánico que nos envuelve como por los parámetros
ideológicos de los próximos cuatro años. Al tiempo. Pero ya
ven: acabo otra vez escribiendo de nuestros vecinos del sur
y de estos dos trozos de España en África: Ceuta y Melilla.
Las Canarias, ¡ay las Afortunadas!, encaran su destino de
otra forma.
Es lo que toca porque, sin duda con esa oportunidad tan
característica, el diario “Assabahia” del jueves 13 se
despachaba en su portada con la siguiente noticia:
“Marroquíes en Ceuta y Melilla se niegan a votar para acabar
con la colonización”. Después resulta que el contenido no es
tan tremendista, pues se menciona la felicitación de Mohamed
VI a Zapatero por su reciente victoria electoral junto a
unas ridículas declaraciones del polémico Yahya Yahya dando
las gracias a los marroquíes de Ceuta y Melilla “por no
votar”… Sin duda “Assabahia” se basa en el bajo voto de
ambas ciudades, las últimos en porcentaje de España. A
continuación, el diario del vecino país afirma que los
marroquíes residentes en España (se supone que en la
Península) están contentos de la victoria del partido
político de Zapatero (PSOE), pues si queda éste en La
Moncloa va a reducir muchos problemas que Rajoy (el PP)
provocaría. Es muy curioso y tiene su enjundia la cosa,
ofreciendo el análisis varias lecturas que dejo a imagen del
amable lector. Y ahí va un detalle: un conocido personaje
pro marroquí, al que en su contexto le tengo cierto aprecio,
fue el primero en ir a votar (para ser exactos a las 10.30
de la mañana) en uno de los dos centros habilitados en el
barrio de “El Príncipe”… ¿Qué coña es esa de que los
marroquíes no votan…? Porque este ciudadano goza,
ciertamente, de ambas nacionalidades y ejerció su derecho al
voto, puedo asegurárselo, encantado. Hombre, tan ilusionado
estaba que tuvo a bien telefonarme, tal y como habíamos
quedado, bien avanzada la tarde a ver como iban las cosas….
Mañana, cuando lean estas líneas, me encontraré pasando el
día en Tetuán desde donde les remitiré, a última hora del
día, mi última columna durante un buen tiempo. Ha sido un
placer escribir para ustedes y, créanme, si les digo que es
mi intención continuar con la misma a primeros de abril.
Pero no depende solo de mí. “Primum vivere delinde
filosofare”, o como decía un gran amor andaluz con su
gracejo, cuyo cinturón de cuero ciñe todavía mi cintura:
“Mucho te quiero perrito, pero pan poquito”. Eso le digo yo
a mi editor. ¡Ay, qué presto se va el placer!. Disfruté
apasionadamente por estas tierras de una segunda juventud y,
ahora, preparando el equipaje para escaparme unos días al
norte de España, me encuentro mirando al espejo moruno de la
habitación con que la nieve ha ido, “chuia chuia”, poblando
calladamente mi barba.
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