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OPINIÓN - DOMINGO, 16 DE MARZO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Julián Domínguez
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Ha comparecido ante los medios y no se ha mordido la lengua. De ahí que le haya salido un discurso amargo sobre la campaña electoral. El coordinador territorial de la UpyD-Ceuta no ha dejado títeres con cabeza. Su enfado era evidente. A pesar de haber conseguido cuatrocientos votos en su primera aparición como cabeza de cartel de un partido organizado deprisa y corriendo y sin recursos económicos.

Se lamenta Julián Domínguez de la poca atención que le han prestado los medios públicos a las formaciones minoritarias como la suya. Favoreciendo descaradamente al bipartidismo reinante. La verdad es que su denuncia demuestra su bisoñez en estas lides electorales. Lo sorprendente, sin duda, hubiera sido lo contrario. Es decir, que tales medios se hubieran volcado con el proyecto de Rosa Díez.

De cualquier manera, me gustaría saber a qué medios públicos se refiere Domínguez. Ya que aquí, salvo Radio Televisión Ceuta y Radio Nacional de España, los demás son medios privados. Y los privados necesitan del aliento de la publicidad para mantener la empresa en estado de buena salud. Así es el juego. Por más que los partidos perjudicados se sientan discriminados. Pero es bien sabido que un partido tieso tiene pocas probabilidades de competir con los que tienen a los bancos detrás insuflándoles los mejores ánimos.

Aun así, creo conveniente recordarle al candidato de la UpyD-Ceuta, que los españoles han sido siempre muy amantes del bipartidismo arrollador. Y cuando las dictaduras no les han permitido a los ciudadanos votar, éstos han hecho sus prácticas por medio de esa dicotomía que nos es tan familiar. En España se ha sido siempre de Joselito o de Belmonte, de Manolete o de Arruza, de Aparicio o del Litri, de Tomás o de Ponce. Del Madrid o del Barcelona, del Betis o del Sevilla... Y aún quedan rescoldos del bipartidismo que rigió la competencia taurina iniciada por sevillanos y rondeños. Y qué decirle de cuando la gente se pegaba por Cánovas o por Sagasta.

Por lo tanto, mucho me temo que Domínguez perderá el tiempo si sigue obsesionado con combatir las muchas ventajas con que cuentan el PP y el PSOE. Porque a estas alturas, tanto Génova como Ferraz son dos empresas enormes y difíciles de ser superadas por cualquier otra. Aunque al frente de ella esté Rosa Díez: una mujer valiente, con don de gentes, y que ha sabido ganarse la voluntad de varios intelectuales prestigiosos. Y que ha sido usada, no lo olvidemos, por una derecha que ha visto en ella el mejor ejemplo para denigrar, todavía más, las conversaciones del Gobierno con la ETA.

A Domínguez, y perdón por atreverme con el consejo, lo que más le conviene es imitar a Aróstegui. Vamos, que a partir de ahora le será de mucho beneficio si decide dar una conferencia de prensa todos los días para asegurarle a los periodistas una página, como mínimo. Meterle a Vivas cada dos por tres un dedo en el ojo. Y poner como chupa de dómine al delegado del Gobierno. Y, sobre todo, hacer buenas migas con Manolo González Bolorino.

Eso sí, para ganarse mi modesta voluntad, yo le pediría que no use más la palabra deleznable de manera equivocada. El que se haya pedido el voto en las mezquitas, según él, sería reprobable.
 

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