Llevo, llevamos la familia entera,
unos días con el estómago haciendo cosas extrañas desde que
un virus desconocido ha osado invadir nuestros cuerpos. A la
intranquilidad que nos conduce la situación de nuestra salud
se suma la sospecha de que pudimos ser envenenados por algún
alimento en malas condiciones que pudimos tomar durante
nuestra estancia en Marbella, el pasado fin de semana. No
puedo asegurar que sea, precisamente, por culpa de esos
alimentos supuestamente en mal estado, no he solicitado la
ayuda del CSI para que investiguen las causas, pero ya es
bastante sospechoso que la otra familia que nos acompañó en
el viaje también sufriera trastornos estomacales…
Estamos entrando en una era en que los servicios
informativos del mundo no dejan de soltar noticias que
levantan la atención de cualquiera.
Viene esto a cuento porque aún no entiendo el por qué de
existir seres que gozan del pato y de la pata pese a
encontrarse en encrucijadas difíciles de eludir.
Si en EE.UU salta la libre a causa de una investigación del
FBI sobre el ex gobernador de Nueva York por sus relaciones
con una prostituta de lujo, ¿cómo saltará esa misma liebre
en nuestro país? Ahora, por si fuera poco, a un político del
PP ex teniente de alcalde del Ayuntamiento de Palma de
Mallorca, lo han pillado por pagarse los taca-taca en clubes
de alterne con cargo a la tarjeta de crédito perteneciente
al Ayuntamiento.
En el caso de los norteamericanos, ya es demasiada fijación
en las virtudes de sus políticos y la falsa hipocresía del
Estado, en referencia al puterío, rompen los esquemas que el
puritanismo norteamericano quiere imponer en el mundo entero
cuando se trata, con mucho, de la nación que tiene la
primera industria de películas, y derivados, pornográficos.
Si en los EE.UU existe una red denominada “Emperor’s Club”
en el que registran a los clientes que acuden a los reclamos
de las bellezas, cientos de veces usadas y manoseadas, y
merced a ese registro los federales del FBI descubren al ex
gobernador de la ciudad de los rascacielos, Eliot Spitzer,
citándose con una de las meretrices de lujo… lo dan a
conocer enseguida provocando la salida de la escena política
al gobernador lujurioso; ¿cómo es que aquí, en España, se
guardan la noticia hasta después de las elecciones?
Estamos asistiendo a una rutina: los peperos mienten y
seguirán mintiendo siempre. Al menos ocultan las verdades a
su entera conveniencia y ello conduce a un detrimento de la
fe de sus votantes y de quienes no los somos.
Que el ex edil del Ayuntamiento de Palma se haya gastado
45.000 euros del erario público en mantener su “alter ego”
firme y en plan manguera intermitente es de escándalo de
primera magnitud y sin embargo los peperos lo han mantenido
oculto para que no interfiriera en las elecciones.
Y eso que ya se sabía que se había gastado ese dinero entre
las 04:00 y las 07:00 horas desde finales de 2005 hasta
finales de mayo de 2007 en locales de alterne homosexuales.
¡Hostia! ¡Con putos! Las fechas coinciden con la ocupación
del cargo de teniente de alcalde.
Si bien aquí en nuestro país tenemos un profundo respeto por
la inviolabilidad de la intimidad de cada uno, el uso de
bienes públicos para fines privados en un asunto demasiado
grave como para soslayarlo y tratar de convertirlo en un
desliz, que no lo es. Un descontrol total de los mecanismos
municipales que llevan a la malversación de fondos públicos,
eso es lo que es y lo que hay.
Ahora le toca a los jueces y fiscales dilucidar la magnitud
del asunto y el PP se ha visto en la tesitura de suspender
al magón de militancia. Aunque por ahora es un presunto.
¡La de orgías que se podrían montar con 45.000 euros!
¿Cuantos polvetes significan esa cantidad malversada? No lo
quiero ni pensar, sólo quedarme con la boca abierta cual
imbécil sorprendido porque aún pasen cosas como estas.
Pase que cualquier político se vaya de putas o de putos, es
muy libre de hacerlo, pase que de vez en cuando echen unas
canas al aire, ocultándoselo a su señora desde luego si es
que está casado, siempre que paguen de su propio bolsillo… y
al día siguiente a comulgar. Sin duda los obispos los
bendicen. Siempre ocurrió, ocurre y ocurrirá desde que
conocemos la piel de toro como la nación de la escopeta
nacional. ¡Qué país! Mientras tanto yo sigo con mi estómago
maltrecho.
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