Estoy de acuerdo con ustedes, el
título es un poco de aquella manera pero, ¿a que ha llamado
su atención?. Perdonen la argucia, pero intentaré no
defraudarles. Vayamos sin más por partes.
Estos días tuvieron lugar dos importantes eventos del mundo
islámico. El primero en Dakar, capital africana de indudable
resonancia que acogió la XI cumbre de Jefes de Estado de la
Organización de la Conferencia Islámica (OCI), fundada en
1969 en Rabat y formalizada dos años más tarde. Con sede
actualmente en Jedda, Arabia Saudí, agrupa a 57 estados
confesionalmente musulmanes incluido Palestina, representado
por su Autoridad Nacional, si bien su resonancia
internacional es menor que la de la más poderosa Liga Árabe.
El motivo es bien simple: la OCI, más heteróclita, agrupa a
toda la “Umma”, más de 1300 millones de personas de todas
razas y colores mientras que la segunda, más selectiva, está
manejada y financiada por los petrodólares de las ricas
monarquías árabes. En Dakar se abordaron fundamentalmente
tres temas: la islamofobia “creciente en Occidente” a juicio
de los asistentes, la concreción financiera (se habló de una
inyección de 10.000 millones de dólares) al Fondo de
Solidaridad Islámica para el Desarrollo (FSID), cuyo
presupuesto anual ronda los 2.600 millones y la explosiva
situación en Palestina, junto a otros problemas (Irak,
Afganistán, Pakistán, Chad y Sudán…) que zarandean el frágil
equilibrio sociopolítico de muchos de los países miembros de
la misma. Dejaron hueco entre los treinta jefes de Estado
presentes las ausencias de cuatro estadistas de tronío (el
rey Abdalá de Arabia Saudí, los presidentes paquistaní
Pervez Musharraf y egipcio Hosni Mubarak, así como el libio
Muamar El Gadafi), mientras que se hicieron notar los
presidentes de la República Islámica de Irán, Ahmadinejad,
el afgano Hamid Karzay, Mahmud Abas, presidente de la
Autoridad Nacional Palestina y, naturalmente, el rey de
Marruecos Mohamed VI. El joven soberano alauí insistió en
impulsar la solidaridad en el seno de la “nación musulmana”
(sic), expresó su sincero deseo para el “establecimiento de
un Estado independiente, soberano y viable a todos los
niveles con su capital en la ciudad santa de Al Qods
(Jerusalén), que viva en paz y armonía con todos sus
vecinos” y llamó a una “estrategia global de lucha contra el
terrorismo”, coordinada internacionalmente y dentro del
respeto a la ley, enfatizando la necesidad de “adoptar un
ilustrado plan mediático y cultural, para concienciar a la
opinión pública de los países musulmanes sobre este
fenómeno”. “El Islam verdadero -recalcó Mohamed VI- no tiene
nada que ver con el terrorismo”.
Por otro lado y en Erbil, Irak, la Unión Interparlamentaria
Árabe (UIPA) reiteró el pasado jueves día 13 en el
transcurso de su cincuenta sesión el apoyo incondicional al
Reino de Marruecos para la “recuperación” (sic) de las
ciudades de Ceuta, Melilla y las islas Chafarinas, “ocupadas
por España”. Como la criatura lleva sabor árabe, pienso que
no estaría de más interrogar al “Grupo Árabe” del PSOE,
animado por el poderoso concejal Zerolo “El de las mercedes”
(¿cuál será su arma secreta para gozar de tanta
influencia?), a que nos ilustrara con su opinión. Digo. ¿No
creen?
|