Estoy visionando el telediario de
la noche. No he tenido tiempo de atender los de la tarde por
razones que no vienen al caso y por ello me enteré tarde del
desastre que la furia del Cantábrico ha ocasionado en toda
la costa norte del país.
Los fuertes vientos del Noroeste que soplan sobre él tienen
su origen en las bajas presiones centradas sobre las Islas
Británicas y el Mar del Norte en combinación con el
anticiclón de las Azores. La distancia recorrida por el
viento y el mantenimiento de su dirección y velocidad
constantes hace que se generen olas enormes lo que origina
un mar muy agitado y los vientos pueden alcanzar magnitudes
de galerna con olas que pueden llegar a superar los 9 metros
de altura.
El Gallicus Oceanus, que aparece en las citas clásicas más
antiguas, en referencia al mar Cantábrico, tiene una fama de
mar bravío que no la queremos para nosotros, para nuestra
Thalassa. Como, por ahora, el “mare nostrum” no se muestra
tan arisco ni colérico como para destruir cosas, casas ni
ciudades.
Imagínense Vds. si a esas galernas se les ocurre pasear por
nuestro litoral: los primeros que sufrirían sus efectos
serían las casas situadas en la misma orilla del mar, con
especial incidencia en la barriada de Benzú, Fuente Caballo
y San Amaro, por no hablar de la Almadraba. El centro de la
ciudad estaría completamente a salvo porque el puerto nos
resguarda sobremanera. Bueno, esto sólo es una manera de ver
los fenómenos que ignoro si son productos del cambio
climático.
Entrando ya en lo que me gusta, o sea opinar sobre política,
tendrán que reconocer Vds., queridos e hipotéticos lectores,
que hasta ahora he tenido razón en mis anteriores opiniones
sobre el PP y sobre los resultados que vendrían.
El temporal se ha instalado en la sede de Génova y, tal como
escribí días pasados, si Mariano Rajoy Brey quería seguir al
frente del PP tendría que cambiar de compañeros de cúpula,
sobre todo de Acebes y Zaplana. Parece que Rajoy leyera mis
opiniones, cosa que no creo, y ahí anda con que quiere
cambiar de equipo. Por el momento Zaplana deja de ser
portavoz del partido en el Congreso y eso es algo. Diputado
raso, buena definición de quién llegó a ser presidente de
una Comunidad y no tenía por qué abandonarla.
Insisto, es hora de que los peperos cambien, de una vez por
todas, el tono con que se dirigen al ciudadano: menos hablar
mal de los otros políticos, sobre todo de los socialistas y
más trabajar en beneficio de la ciudad y del país. No ganan
absolutamente nada atacando como lo vienen haciendo hasta
ahora. Si en la cúpula están decididos a cambiar de
estrategia… ¿por qué no lo hacen aquí?
No les basta a los peperos haber obtenido los escaños en
liza. Escribiendo por los de Melilla, ya son ganas de
entonar el canto del gallo. Acusar a los socialistas de
poner votos en las manos de los votantes o darles dinero
para que les voten ya es rizar el rizo. Si en Ceuta se
enfadan por lo del Príncipe y el voto musulmán… antes de
protestar los peperos deberían pensar en las artes usadas
por ellos mismos que sacan jugo hasta de las piedras, ¿qué
no? que se lo pregunten a los señores obispos.
Y escribiendo de temas de la curia, mucho me ha afectado el
fallecimiento del abad de Montserrat, Cassià M. Just, monje
que tenía como principal virtud su humanidad. Estamos
asistiendo a la paulatina desaparición de personajes que
protagonizaron la transición por razones de edad. Cassià M.
Just alcanzó una notoriedad que ni deseaba ni la buscó. Lo
conocí cuando hice la primera caminata hasta el monasterio
benedictino de Montserrat, una tradición que los
barceloneses acostumbran a desarrollar en los meses de
septiembre u octubre. En Barcelona las asociaciones
organizan una caminata de 60 kms, más o menos, a través de
carreteras secundarias hasta llegar al pie de la montaña de
Montserrat y luego el recorrido se convierte en una
auténtica aventura ya dentro del campo de la escalada.
Al finalizar la caminata el abad del monasterio recibe a los
peregrinos, bendice la bandera de la asociación y coloca la
medalla de la Virgen de Montserrat en la misma. Luego se
ofrece un refrigerio en el restaurante de la montaña. Cinco
veces he conversado con ese personaje que Dios se lo acaba
de llevar. Un personaje que caló hondo en mí y no
precisamente porque hablaba de Dios. Era una auténtica
enciclopedia viviente, aunque siempre hablaba en catalán.
|