Estaba tan cantado que, en realidad, el traspaso formal de
poderes mediáticos entre Salvador de la Encina y José
Antonio Carracao en beneficio de este último que ayer
realizó el diputado por Cádiz en la sede socialista ante los
medios fue menos noticia que la decisión, se supone
compartida, que han tomado ambos de pisar el acelerador en
lo que a la refundación del PSOE de Ceuta se refiere, que
según todas las fuentes consultadas se concretará en un
Congreso “oportuno” antes del próximo verano, probablemente
en junio, que De la Encina eludió tildar ayer de Ordinario o
Extraordinario para no revivir cuitas pasadas.
Haber crecido en votos más de un 10% en los seis distritos
de la ciudad con respecto a los resultados de 2004 y haber
logrado el mejor resultado electoral de la historia
democrática en Ceuta para el PSOE son dos motivos
suficientes para no dilatar más la estancia en la UVI del
partido y, sin prisa pero sin pausa, empezar a pensar en
trasladarlo a planta y, cuando antes, ponerlo “a correr”. A
correr porque Salvador de la Encina, el doctor House del
PSOE ceutí, no quiere un partido reconstituido que
simplemente camine. Cinco meses y un día después de que la
Federal echase el cerrojazo ante el desbarajuste interno en
que se vio sumido el partido, al que será por cuarta vez de
aquí a 2012 diputado en las Cortes por Cádiz encargado de
seguir los asuntos de Ceuta desde el Grupo Parlamentario
Socialista en el Congreso le parece que al enfermo “le ha
bajado la fiebre”. Y sin fiebre, cree él, que tiene “carta
blanca” de la Federal para hacerlo, ya no hace falta esperar
a octubre para organizar el necesario Congreso que sirva
para reactivar el PSOE ceutí. Será antes de verano si no hay
contratiempos, muy probablemente en junio, pero sin
adjetivos: agarrado a una argucia lingüística vino a decir
que un partido y una federación que no existe no tiene
Congresos Ordinarios o Extraordinarios, motivo central de la
trifulca que partió en dos a su militancia el verano pasado,
sino “oportunos”.
Por ello, espoleado por el apoyo cosechado el domingo entre
el 40,2% del electorado ceutí, 14.429 almas a las que De la
Encina volvió a “agradecer su confianza”, el presidente de
la Comisión Delegada del PSOE para Ceuta inició ayer la
retirada a sus cuarteles peninsulares. Durante las últimas
veinte semanas y hasta la disolución de las Cortes el
diputado se ha visto sometido a un trajín infumable: de
lunes a jueves en Madrid; los viernes, a Ceuta, generalmente
a desfacer entuertos, a tragar quina, a declarar en los
juzgados incluso. Tras tantos malos ratos, ayer, por primera
vez, sacó pecho.
“Tenemos un partido vivo y fortalecido, preparado para ganar
las próximas generales”, dijo De la Encina, que se aventuró
incluso a decir que ve al PSOE “en el camino para ser el
primer partido de la ciudad”. “Estamos felices y satisfechos
por la victoria de Zapatero; por nuestro triunfo, aunque no
victoria, en Ceuta; y por la alegría del PP, por la que
también nos alegramos, aunque esta tarde tal vez no sea
tanta”, ironizó con la comparecencia de Rajoy.
“Desde esta fortaleza, ahora que tenemos los mimbres, ha
llegado el momento de relanzar y reforzar este proyecto”,
anunció después de subrayar que lo ocurrido el último mes
“no ha sido fruto de la casualidad sino de un programa bien
preparado” y de congratularse vivamente por haber escogido
(“una decisión personal”, dijo) a José Antonio Carracao,
Milagros García y compañía para ponerle cara a las
candidaturas al Congreso y al Senado primero y, ayer, a
Carracao, para ser el portavoz de la Comisión Delegada en
Ceuta que él seguirá presidiendo.
La entrega formal de la voz socialista supone, de facto, lo
que todos sabían: a) que el PSOE tiene delfín; b) que tiene
todas las bendiciones posibles; y, c) que Carracao se
enfrentará ahora a su verdadero ochomil, el convencer e
ilusionar a los críticos que siguen recelando de una parte
reciente del pasado socialista local para forjar juntos el
PSOE ceutí del futuro, algo a lo que muchos, incluso de los
más beligerantes, reconocen en privado estar dispuestos o
semidispuestos a cambio de poco más que una gota de talante.
“Ya estamos listos”
Mientras afronta la alta montaña, Carracao recibió ayer otro
baño de aplausos. De la Encina le felicitó por el “excelente
resultado cosechado”; le reiteró que ha dado “la talla” y
que ha estado “a la altura de la demanda planteando
propuestas serias y rigurosas e iniciativas propias de
veteranos que han conectado con jóvenes y mayores”.
“Hemos superado el Rubicón y ya estamos listos para ser una
federación constituida como el resto”, alumbró con sus
valoraciones De la Encina el futuro, en el que cederá a
Carracao el papel protagonista para gestionar el censo de
militancia [en el partido hay quien teme que se le eche,
quien prevé que no se le dejará entrar y quien vislumbra que
se verá con una legión de recién llegados afines a la última
Ejecutiva], las conversaciones con los renovadores y otras
espinas hasta conseguir “que el PSOE de Ceuta sea lo que
decidan democráticamente sus militantes y quieran sus
dirigentes” tras una etapa que describió como “anómala,
extraordinaria y dolorosa, pero necesaria”.
Para terminar, De la Encina guardó palabras de
“agradecimiento” y “bienvenida” hacia quienes, como la UDCE
desde hace tiempo y el PSPC ahora, han tendido públicamente
su mano a los socialistas para labrar el futuro político de
la ciudad.
Nada más. Si en los momentos difíciles, en precampaña,
cuando el temor a un fiasco morrocotudo en Ceuta que pudiese
frenar una carrera que ahora parece más cerca del Gobierno
que del mero Parlamento nadie pudo arrancar a De la Encina
un compromiso firme de nada a cambio de su apoyo ahora, en
retirada, Chaves, Ali y compañía tendrán que lidiar con el
nuevo general. Su ventaja es que si Carracao ha pasado, como
dijo De la Encina, el Rubicón, el pequeño río que formaba la
frontera legal entre Italia y la la Galia Cisalpina que
ningún general podía atravesar con su ejército en armas, es
de suponer que llegarán tiempos de paz para la izquierda
ceutí.
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“¿Voto prestado? Aquí hay algunos que no se enteran y
menosprecian los votos de una parte de los ceutíes”
Si Carracao debe ser recordado por
algo tras las elecciones del pasado domingo será, sin duda,
por haberse conseguido erigir, con la inestimable ayuda
incluso de sus más lejanos adversarios políticos del PP, en
el vencedor mediático de estas elecciones y, más difícil
aún, por hacer lo propio con su partido, eje de todas las
polémicas y valoraciones de las últimas 24 horas. Ayer, como
anteayer y el otro, el candidato siguió como quien oye
llover: no entró al trapo de González Pérez sobre que sus
votos son prestados y que los ha cosechado allí, lejos,
cerca de la frontera y tampoco lo hizo cuando se le planteó
que valorara las críticas del candidato Popular al Gobierno
ceutí por su escasa participación en los comicios generales.
Pero De la Encina, que ha escuchado tanto últimamente, sí
replicó: “Hay algunos que no se enteran treinta años después
de que en España hoy el voto de todos es igual de valioso y
se empeñan en insultar a un sector de la población ceutí”,
dijo en alusión a la comunidad musulmana, “dando a entender
que valen menos o pueden estar comprados”. “Sus palabras”,
dijo del diputado electo, “tienen un tinte xenófobo que
parece negar que todos los votos son tan válidos y españoles
como los de quienes están todo el día envueltos en nuestra
bandera”, se explayó antes de exigir a González una
“rectificación inmediata” a “sus insultos, sus desprecios y
sus desconsideraciones”.
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